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DÍA DE LA ENFERMERÍA

Las 9.365 enfermeras que trabajan en Aragón piden plantillas más amplias

La proporción de estos profesionales sanitarios por persona es de 4 en Aragón y 8,8 en Europa, lo que motiva reivindicaciones desde sindicatos como SATSE. Por provincias, las enfermeras colegiadas en Zaragoza son 6.800, 1.515 en Huesca y 1.050 en Teruel

ARAGÓN NOTICIAS /
Enfemera y enfemero en un hospital (Canva).
icono foto Enfemera y enfemero en un hospital (Canva).

Las 9.365 enfermeras que trabajan en Aragón celebran este miércoles su día, pidiendo que aumente el ratio de estos profesionales por habitante a niveles europeos. Sindicatos como SATSE reclaman aumentar esa proporción a 8,8 enfermeras por persona, desde los cuatro que se emplean en la Comunidad.

Los datos que maneja el sindicato reflejan que, para alcanzar esta media, Aragón necesitaría 2.657 enfermeras más. Desglosada la cifra total del número de colegiados, Zaragoza cuenta con 6.800, Huesca 1.515 y Teruel 1.050. A pesar de que "cada vez más hay más hombres en la profesión", dicen desde el Colegio de Enfermeros de Zaragoza, "la mayoría siguen siendo mujeres, como ocurre en la provincia zaragozana, con un porcentaje del 92%". Un caso similar es el de la provincia de Huesca, donde el total de mujeres supone un 89% del total.

La falta de personal en Aragón ha sido uno de los puntos que ha destacado la presidenta del Colegio de Enfermeros de Zaragoza, Teresa Tolosana. "Tenemos una de las ratios de plazas de enfermería más bajas de la Unión Europea. La situación de ausencia de profesionales se ve más, cuanto más nos alejamos de los núcleos urbanos más poblados, como Zaragoza, Huesca o Teruel. En Aragón se da la complejidad de que contamos con una población envejecida, y la población con más edad requiere de una mayor atención profesional", dice. "Por eso -añade Tolosana- nuestra ratio debería ser más alta que en otras comunidades, donde la población no está tan envejecida", ha expuesto.

Otro de los condicionantes para reclamar ese aumento de ratios es la dispersión demográfica. En palabras de la presidenta del Colegio de Enfermeros de Teruel, Marian Roca, la disposición poblacional en la Comunidad "hace difícil la atención y requiere más tiempo", lo que repercute en una peor atención al cliente. En todo caso, ha extrapolado el problema a nivel internacional, afirmando que la "falta de profesionales de enfermería se da en todo el mundo", un hecho que se suple con "mucha adaptación y mucho saber hacer".

Enfermeras, al cargo de la vacunación COVID-19

En el Día Internacional de la Enfermera, el colectivo presume de polivalencia. Tal y como detalla Roca, su lista de funciones y tareas es larga y requiere presencialidad. Entre otras cosas, "no se puede pinchar, ni vacunar, ni hacer una PCR por teléfono", por lo que el volumen de trabajo de este colectivo no ha disminuido en ningún momento, "más bien lo contrario". La última actividad en sumarse a la lista es la de prescribir medicamentos, cuyos detalles están pendientes de publicación. Sobre el volumen de trabajo, la presidenta del Colegio de Enfermeros de Huesca, Carmen Tosat, puntualiza que si les hiciesen hacer todas las funciones para las que están capacitadas, necesitarían "doblar la plantilla".

Una de las principales labores que están llevando a cabo es la de administrar las vacunas contra la COVID-19, optimizando el proceso de tal forma que Aragón es en la actualidad una de las comunidades autónomas con la campaña de vacunación más avanzada. "Estamos liderando campaña vacunación y eso no es solamente dar un pinchazo, sino también gestionar las dosis y las citas", subraya Tosat.

La vacunación contra la COVID-19 es “una fuente de ilusión” para Maite Clares, enfermera del centro de Salud Actur Norte de Zaragoza. “Ponemos cara a nuestros pacientes, les conocemos, y ver esa esperanza en ellos nos carga de energía”, cuenta la enfermera.

De los aplausos a las aglomeraciones

Dos imágenes mediáticas han condicionado el estado ánimo del colectivo sanitario. Los aplausos de ánimo durante el confinamiento domiciliario fueron un apoyo para los profesionales que vivían la realidad del coronavirus, pero el pasado domingo, con el fin del estado de alarma, han llegado imágenes de aglomeraciones en muchas ciudades españoles sin respetar la distancia social. Marian Roca y Carmen Tosat coinciden en el "no encontrar calificativos" para describir los hechos. "Estamos a favor de las libertad, pero la libertad no es eso. La libertad es poder salir a la calle sin riesgo de contagiarnos", apunta Roca.

"Respetamos que cada uno haga lo que quiera, pero hemos pasado de los aplausos a que no se acuerden de nosotros. No se dan cuenta de que por culpa del coronavirus se dejan de atender patologías graves", lamenta. En esta misma línea se pronuncia la presidenta del Colegio de Enfermeros de Zaragoza, Teresa Tolosana, para decir que "el equipo de protección te protege del virus, pero no de las emociones. Estar en ciertos puestos requiere una carga emocional que agota, y durante este año ha habido mucho agotamiento emocional. Este agotamiento ha podido conllevar que ciertas compañeras se hayan visto absolutamente desbordadas, y se han cogido un tiempo de respiro", ha denunciado.

Por su parte, Inma Cuesta, secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, también ha remarcado que este cansancio “ya está pasando factura” al personal. “Son muchas horas, tenemos mucha dedicación y nos llevamos los problemas a casa. Eso, al final, llega un momento que te cansa física y psicológicamente”, ha lamentado.

"Vemos fallecer uno detrás de otro, es muy duro no poder hacer nada"

Una de las enfermeras que ha vivido en primera línea el impacto humano de la COVID-19 ha sido Carmen González, una joven de 24 años que ha estado de agosto a octubre en la UCI del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde ha vivido "una ola de las olas más fuertes de contagios en Aragón". Según relata, tenían la "planta llena de infectados COVID, la mayoría mayores de 70 años, con otras patologías previas y cuya evolución fue muy mala".

"Al principio era un descontrol total. En esa planta éramos todos enfermeros muy jóvenes, con poca experiencia y conseguimos sacar la planta adelante con esfuerzo conjunto, porque la supervisión del hospital apenas nos ayudó", ha lamentado. “Hemos visto cosas muy feas, gente muy joven que se ponía malísima en cuestión de horas". "Últimamente vemos fallecer uno detrás de otro, es muy duro no poder hacer nada", asevera.

A pesar de ello, hace una lectura positiva de la experiencia: "He ganado experiencia sobre la marcha, a base de palos y de ayuda de compañeros. No me hubiese imaginado que con medio año de experiencia estuviera en UCI". Además, no duda en reafirmar la decisión profesional que tomó. "Volvería a elegir enfermería, es un trabajo duro, pero estar con los pacientes y tener su gratitud te llena", sostiene.

Los dos campus universitarios aragoneses, el público de Zaragoza y el privado de San Jorge, ofertan el grado de Enfermería, uno de los más demandados y, en consecuencia, con notas de corte más altas. 

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