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SANIDAD

Aragón deja atrás una temporada de gripe contenida, pero con el reto de aumentar la vacunación

La prevención tras la pandemia ha frenado la incidencia de la gripe, que ya está casi a la mitad del umbral epidémico. Salud Pública considera mejorable la vacunación entre sanitarios y algunos grupos de riesgo, que no llega al 50%

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Una enfermera vacuna a un hombre contra la gripe y la Covid-19. / Europa Press
icono foto Una enfermera vacuna a un hombre contra la gripe y la Covid-19. / Europa Press

Aunque la temporada de gripe comenzó mucho antes de lo habitual -en octubre ya se superó el umbral epidémico-, su incidencia ha permanecido bastante estable con un pequeño pico en febrero. Seis meses después, en Aragón solo se registran 43,3 casos por cada 100.000 habitantes -en la última actualización, del 2 de abril-, lejos del límite marcado por Sanidad para fijar el nivel epidémico esta temporada, los 71,7 casos.

Esta temporada 2022-2023 ha tenido “sus luces y sombras”, según señala el director general de Salud Pública del Gobierno de Aragón, Francisco Javier Falo. Por un lado, la incidencia ha ido bien, sin grandes picos. A pesar de su llegada temprana, ha permanecido 15 semanas estable y solo ha tenido un pequeño pico “no muy representativo” en febrero, describe Falo. Pero en el debe quedan algunos aspectos de la campaña de vacunación, la baja cobertura entre el personal sanitario, apenas un 40%, y en los grupos de riesgos, que solo llegó a la mitad.

En el gráfico se observa cómo ha sido la evolución de la gripe esta temporada. En la semana 42 del año pasado, a mediados de octubre, la curva de incidencia supera ese umbral epidémico. Se mantiene estable e incluso baja del límite, pero a principios de año, en la sexta semana de 2023, mediados de febrero, vuelve a rebasarlo e inicia una pequeña escalada hasta que a finales de marzo desciende otra vez de ese umbral.

Rebasar tan pronto el umbral epidémico preocupó a los expertos, tal y como reconoce el epidemiólogo Nacho de Blas: “Pese a esa preocupación inicial, los datos se estabilizaron, con pequeñas variaciones arriba y abajo. En febrero subieron un poco, pero han vuelto a caer y están por debajo de lo que se podría esperar, tras dos años en los que la incidencia ha sido casi nula por las medidas de protección contra la pandemia, como la mascarilla, o la menor actividad en el exterior”.

Un balance que comparte el director general de Salud Pública, quien recuerda que habitualmente la campaña arranca en enero, con el reinicio del curso escolar tras las vacaciones de Navidad. "Este año empezó pronto y superó el nivel basal, pero no subió mucho. La incidencia estuvo en una situación plana muchas semanas, unas 15 o 16, y luego ha tenido una especie de pico suave, no muy representativo, y nos ha presentado este dibujo atípico”, señala. 

Mayor concienciación

Los expertos coinciden al afirmar que este año se ha notado la mayor concienciación entre la población en general y se han adoptado muchas medidas que llegaron con la pandemia. "Ha habido mucho autodiagnóstico, gente que se ha quedado en casa con un catarro o porque tenía la COVID-19. Eso ha calado, igual que algunos siguen todavía usando la mascarilla", manifiesta Francisco Javier Falo. Al mismo tiempo considera que se ha interiorizado "un comportamiento de precaución, de cierto miedo y de responsabilidad". 

Por su parte, Nacho de Blas estima que todos esos comportamientos de prevención y los pequeños cambios de actitud son "suficientemente significativos como para modificar la situación epidemiológica”. Cree que también han influido los test de antígenos combinados, que permiten la detección de COVID-19, virus de la gripe A y virus de la gripe B, lo que ha provocado que muchos se queden en casa si han dado positivo. “Ahora la sociedad es consciente de que las enfermedades respiratorias son importantes y que hay que evitar exponerse a grupos de riesgo gratuitamente", asevera el epidemiólogo. 

Mejoras en la campaña de vacunación

La campaña de vacunación es una de esas “sombras” a las que aludía el director general de Salud Pública. En el lado más positivo, se ha logrado una cobertura del 72% en personas mayores de 65 años. El objetivo era llegar al 75% pero, para Francisco Javier Falo, “no es un mal dato”. “Es una cobertura satisfactoria, sobre todo si tenemos en cuenta que en los mayores de 80 años se ha alcanzado el 80%, que está muy bien”, detalla.

Sin embargo, lamenta la baja vacunación entre el personal sanitario, que ha superado ligeramente el 40%. "Hay que tener en cuenta que antes de la pandemia la vacunación en este grupo solía rondar el 20%, pero el dato del 40% requiere una reflexión sobre nuestro compromiso con el calendario de vacunación de adultos", indica Falo, quien también señala como algo a mejorar la baja cobertura en los grupos de riesgo, que apenas pasa del 50% y en algunos grupos concretos es incluso menor.