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REFUGIADOS

Aragón acoge a 2.304 refugiados, un número que ha bajado debido a la integración de la población ucraniana

Son 137 menos que hace un año. La mayoría de los solicitantes de asilo en España proceden de Ucrania, Colombia y Venezuela. En marzo había 34.725 personas inscritas en el sistema de acogida, 2.265 menos que un año antes

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Los ucranianos son el 46% de los beneficiarios del Sistema de Acogida de Protección Internacional y Temporal.
icono foto Los ucranianos son el 46% de los beneficiarios del Sistema de Acogida de Protección Internacional y Temporal.

Aragón acoge a 2.304 de estos refugiados, 137 menos que hace un año. Según la última actualización realizada por el Ministerio de Migraciones, 34.725 personas en toda España estaban registradas a finales de marzo en el Sistema de Acogida de Protección Internacional y TemporalSon 2.265 menos que en junio de 2022.  El descenso es un efecto, tal y como explican las organizaciones que trabajan con estas personas, de quienes han huido de la guerra en Ucrania. La mayoría de ucranianos se encuentran ya en la última fase del programa, la autonomía. Aun así, suponen casi la mitad de los beneficiarios en el Sistema de Acogida (46%). Les siguen los colombianos (10%) y los venezolanos (9%). Unos piden asilo huyendo de una guerra y otros, de su propios mandatarios. 

"Estaban investigando a las personas que opinábamos diferente"

Entre 2015 y 2017, Carlos Eduardo, refugiado venezolano de 35 años, sufrió tres robos en su país, dos de ellos a mano armada. En uno, relata, estuvo secuestrado durante un día, mientras le amenazaban de muerte. Se lo atribuye a los grupos delincuentes de Venezuela. Lo denunció ante la policía, pero la respuesta que obtuvo -"ya sabes cómo está la situación"- no le sirvió de nada. Sí responsabiliza al Estado de persecuciones y de otro tipo de acciones inmorales: "El Partido Socialista Unión Venezuela hacía manifestaciones en apoyo al gobierno y pedían voluntarios y yo nunca me apuntaba. No quería pertenecer a las organizaciones criminales que hay paralelas a la policía. Mi jefe en Venezuela me dijo que ya no podía trabajar allí porque estaban investigando a las personas que opinábamos diferente".

Carlos llegó a nuestro país huyendo de una Venezuela que sufre un severo y dilatado desabastecimiento y que ha dejado de ser hogar para convertirse en un lugar hostil e inseguro para los que como Carlos, según relata, tienen un pensamiento político diferente. Esas fueron las razones que le llevaron a dejar atrás su país. "Llegué a España el 18 de marzo de este año. Fue un cambio total. Llegas en alerta por todo lo vivido. Me costó un poco adaptarme, ver que el entorno era realmente seguro, que puedes caminar y transitar libremente. Las personas te respetan. Nadie te roba tus pertenencias", explica, agradecido por la acogida que ha tenido en España.  

Solo el 3% de los refugiados está más de 18 meses 

Este programa de acogida tiene una duración máxima de 18 meses. Aunque podría prolongarse hasta los 24, si se trata de un caso de gran vulnerabilidad y siempre y cuando no hayan estado en otro programa similar. De hecho, según el informe del Ministerio de Migraciones, el 41% de los refugiados se quedan hasta seis meses y solo el 3% duran en el sistema entre 18 y 24 meses. 

La trabajadora social de ACCEM en Aragón, Ana Fustero Molina, explica que su objetivo es guiarles y acompañarles para que puedan valerse por sí mismos: "Son muchos los que consiguen trabajo. Aquellos que no hablan español, logran dominar el idioma para poder desenvolverse. Buscamos la autonomía y que sean independientes, y la mayoría lo consiguen." 

Los refugiados encuentran aquí las herramientas y el apoyo necesarios para poder cubrir sus necesidades básicas. Se les ofrece, enumera Ana Belén Vélez, responsable de Migraciones de Cruz Roja en Zaragoza, equipos de psicólogos, asesoramiento legal (para que puedan tramitar la documentación necesaria para poder trabajar), de extranjería, profesores de idiomas, etc. 

Carlos Eduardo narra su experiencia personal con ACCEM Aragón: "La organización me provee de un piso compartido con otras personas donde tenemos todos los servicios: agua, luz, lavadora, etc. Todos los lunes venimos a la organización, cogemos un tique y vamos a un supermercado para comprar los productos básicos de la semana". A pesar de contar con esas facilidades, este refugiado venezolano quiere ser independiente económicamente cuanto antes. Por eso, asegura, ya está buscando trabajo para que esta ayuda la pueda recibir alguien más que la necesite.

La guerra de Ucrania provocó un pico en las peticiones de asilo 

La ocupación del programa está casi al 100%, puntualiza Ana Belén Vélez: "Tenemos 50 plazas en primera acogida, 271 usuarios en acogida temporal y 165 en la fase de autonomía. Las cifras van variando muchísimo".

Por su experiencia como trabajadora social, Molina, trabajadora de ACCEM aclara que ha habido muchos picos, con Ucrania, con Afganistán o, por ejemplo, con el barco 'Aquarius'. Esta profesional explica que la guerra de Ucrania supuso la llegada de un volumen muy grande de refugiados. Y vaticina que seguirá habiendo picos derivados de los conflictos actuales. "Ahora se añaden otras tragedias, como el terremoto de Marruecos o la guerra en la franja de Gaza. Notaremos las repercusiones en los próximos meses, aunque no será con tanto índice de población como Ucrania", vaticina Julia Ortega, responsable territorial de la misma organización. 

"Hay diferencias sociales entre refugiados"

La responsable territorial de ACCEM en Aragón tiene claro que hay diferencias administrativas y jurídicas porque "las tiene que haber", pero asegura que también hay diferencias sociales que no deberían existir. "Hay códigos culturales que nos acercan más a unos que otros. Tenemos más identidad cultural en común con venezolanos, colombianos o marroquíes y, sin embargo, nos vemos más reflejados con una sociedad aria, rubia y que, en realidad -explica Julia Ortega-, poco tiene que ver con nuestra cultura". Para la responsable de Migraciones de Cruz Roja en Zaragoza esta identificación con la población ucraniana tiene que ver con el nivel socioeconómico del país.

"La diferencia con Ucrania es que no se pusieron barreras, pudieron trabajar al día siguiente y eso ha facilitado mucho los procesos", explica Ortega. Pide que ese rápido proceso de integración se active también con otras nacionalidades: "Que esa experiencia nos sirva para mejorar. Esperar un año en la incertidumbre no ayuda, todo lo contrario, genera miedos, mafias y problemas, que el proceso sea más difícil".  

Uno de los objetivos de estas organizaciones es, precisamente, que la sociedad trate a todos los refugiados por igual. Otros retos del futuro pasan, para la responsable territorial de ACCEM en Aragón, por "unificar los servicios que se prestan y ofrecer las mismas garantías y derechos en todos los territorios". Por su parte, la encargada de Migraciones de Cruz Roja en Zaragoza, considera que hay un gran desconocimiento por parte de la sociedad sobre el trabajo que hacen las oenegés. Divulgar su labor y qué consiguen ayudaría, cree, a formar una sociedad más inclusiva.