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DÍA SALUD MENTAL

Salud mental y COVID-19: la otra cara de la pandemia

Desde que comenzó la pandemia, el número de pacientes se ha incrementado hasta un 50% este último mes de septiembre

ARAGÓN NOTICIAS /

La próxima ola sanitaria será mental. Es, al menos, lo que consideran los expertos. Desde que comenzó la pandemia y sus medidas restrictivas de reunión, movilidad, horarios y un largo etcétera han afectado a nuestro estilo de vida y relaciones con los demás. Con la irrupción de la COVID-19 llegó un aluvión de datos, de contagios, de hospitalizados, de fallecidos... Y una vez que se han frenado las olas de contagios, los hospitalizados descienden y los fallecidos no se cuentan por cientos, se comienzan a percibir las secuelas de todo lo ocurrido en la salud mental.

El programa Objetivo de Aragón TV analiza este domingo las consecuencias psicológicas que quedan tras estos meses de pandemia y lo que, según los psicólogos, está por venir.

La Asociación Aragonesa Pro Salud Mental, ASAPME, alerta de que las consultas psicológicas han aumentado un 9% desde que comenzó la pandemia de COVID-19. Entre la población joven el aumento se dispara hasta el 20% y solo este mes de septiembre el incremento ha sido del 50%. Muchos de ellos aseguran sentirse a menudo ansiosos, nerviosos y preocupados. Estos síntomas, explican los expertos, derivan en depresiones, trastornos de conducta alimentaria, cuadros severos de estrés o rebeldía violenta. 

Aumento de las consultas psicológicas

"Las consultas de psicología y de psiquiatría están a rebosar de personas que necesitan ayuda", explica la psicóloga Elisa Múgica. "Bajamos un poquito esa guardia psicológica y emocional y todo el padecimiento aparece", añade.

"El trauma psicológico es una herida invisible que el cerebro la padece", explica Elisa. "Y al cabo de unos años cuando el sistema ya no puede contener más trauma psicológico de repente se desequilibra su balanza y aparece un trastorno terrible", añade.

Es lo que le ocurrió a Rosana, una joven para quién el deporte fue la válvula de escape de la realidad que le rodeaba durante los meses de confinamiento domiciliario hasta el punto de obsesionarse. "Me quedé en 39 kilos -continúa-. Yo realmente no me di cuenta de mi aspecto físico hasta que después de la pandemia pude ver a mis padres y mi madre la primera vez que me vio no se atrevía a mirarme". Rosana tuvo que ser ingresada y todavía continúa con tratamiento. 

Síndrome de la Cabaña

En este contexto, muchas personas están experimentando lo que se ha denominado "síndrome de la cabaña". Lola Sobrino, psicóloga de ASAPME, explica que este concepto va mucho más allá del miedo a salir de casa: "Se extiende hasta el miedo a la interacción, a la comunicación, a volver a relacionarnos o volver al lugar de trabajo. Lo que sucede es que no todo el mundo es capaz de atribuir su malestar a que tienen que normalizar su vida y no están preparados".

Un suicidio cada tres días

En los últimos meses, el Sistema de Salud aragonés ha registrado el doble de urgencias psiquiátricas infantiles. Desde ASAPME indican que el número de casos entre menores de edad ha aumentado, pero además también la gravedad de las consultas, con un incremento significativo en trastornos depresivos que, en algunos casos extremos, han ido acompañados de ideas suicidas.

De hecho, en Aragón cada tres días se produce un suicidio y, por cada uno de ellos, hay 20 intentos de quitarse la vida. "Hay que hablar de suicidio y sobre todo de recursos para las personas", explica Lola Sobrino. "Es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 25 años", explica Pilar Cuntando, también psicóloga de ASAPME. "Si vamos sumando cada vez más factores de riesgo y no añadimos factores protectores, lo que puede derivar es en esto, principalmente por el aislamiento social o el no saber expresar un problema emocional, un desajuste emocional. Todo ello va sumando y puede acabar en una ideas suicidas o autolíticas". 

Para hacer frente a estas situaciones, los expertos recomiendan eliminar estereotipos con rigor y sin alarmismo. Y pedir ayuda: acudir al psicólogo con la misma naturalidad que a cualquier otro especialista.