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DÍA PREVENCIÓN SUICIDIO

Hablar y romper estereotipos, claves para evitar que los suicidios en Aragón sigan al alza un año más

114 personas se quitaron la vida en Aragón en 2022, un 10% más que el año anterior. Por cada muerte consumada, hay 20 personas que se lo plantean.

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Por cada persona que se quita la vida, hay 20 personas que se plantean hacerlo. / Aragón TV

Este domingo se conmemora el Día Internacional para la prevención del suicidio. Cada tres días se quita la vida una persona en Aragón. Y por cada una, 20 se lo plantean114 personas murieron por suicidio en 2022 en nuestra comunidad. Un 10% más que en 2021. Son cifras, frías y que suenan lejanas que nos acostumbramos a escuchar con la coletilla de que 'esto va a más'. Pero detrás de cada número hay un nombre, una historia y una familia que se rompe. Prevenirlo es posible y para ello hay que empezar por lo más difícil: hablándolo. Una cuestión que el programa de reportajes 'Objetivo' de Aragón TV, ha abordado este sábado 9.

Araceli Ruiz perdió a su padre en 2013 cuando ella tenía 13 años. Él se llamaba Andrés, tenía 56 años y una tarde de marzo salió de casa con el pretexto de pasear a la perra. Pasadas varias horas, no volvía a casa. Sin opción para dar con él, la Guardia Civil comenzó la búsqueda. Cuando los agentes les plantearon la posibilidad de que se hubiera suicidado, la madre de Araceli, relata, se quedó así: "Andrés no, porque tiene sus tres hijos, tenía buen puesto de trabajo, ganaba un buen sueldo, tenía una vida normal y corriente". Sin embargo, tres días después, encontraron a Andrés sin vida y la sospecha del suicidio se confirmaba.

Para Araceli, fue un golpe de decir: "¿Qué ha pasado?". Diez años después se sigue haciendo la misma pregunta: "¿Qué ha pasado? ¿por qué lo ha hecho? No le tengo en culpa nada de lo que pasó, no le echo la culpa, pero sí que me gustaría saber qué le pasó por la cabeza en ese momento".

Muchas son las preguntas que asaltan a los familiares de una persona que se quita la vida. / Aragón TV

Cada suicidio produce un serio impacto sobre al menos seis personas del entorno. La gestión de este duelo supone un gran reto personal y familiar. Emilio Ferrer perdió a su padre en septiembre de 2020. "Es una parte de ti que te arrancan de cuajo". Estuvo siete meses de baja y no tenía ganas de levantarse: "Era hacerme mil preguntas, por qué no llegué antes? Parte de que te echas la culpa, o sea pasas por una parte emocional muy drástica".

A las preguntas y el sentimiento de culpa unánimes en los supervivientes, se suma el estigma social. Emilio explica cómo se percibe cuando cuenta a alguien cómo perdió a su padre: "Percibes que les dices: 'Mi padre se suicidó', y el rechazo así hacia atrás que dices: 'Uy, me está hablando algo muy complicado, qué le digo?'" A todo ello, el ser conocido por todos los vecinos hace que se imposible no percibir las miradas y comentarios de la gente: "El primer año te conoce tanta gente de vivir toda la vida ahí que te miraban como diciendo: 'Ese es el...', y dicen: 'Uy, este es el que se le suicidó su padre'".

Un proceso de alto estrés

Unas 110 familias más cada año viven esta tragedia en Aragón. La psiquiatra Isabel Irigoyen, del Hospital San Jorge de Huesca, reconoce que "es un duelo muy complicado, es un duelo que se prolonga mucho, es un duelo en el que además aparece ese sentimiento de culpa, aparecen miles de preguntas: '¿Qué podía haber hecho? ¿Por qué no vi esto, por qué no vi lo otro?'. Es un duelo en el que en todos los escenarios de estrés que puede enfrentarse una persona está en lo más alto"

Un duelo que puede desembocar en trastornos de estrés postraumático y otras enfermedades de salud mental. Los expertos recomiendan comunicar la pérdida al médico de cabecera y compartir el duelo en grupos de apoyo. En Zaragoza, la Asociación Paso a Paso se ha convertido en una red de apoyo para familiares de fallecidos por suicidios. Su presidenta, María Pilar Cervera, explica que "lo que se hace en el grupo es acompañar. La persona que está en el grupo, si tiene necesidad de hablar que hable y si no, no pasa nada porque sabes que la persona que tienes al lado te va a entender". 

Hablar es clave tanto para prevenir el suicidio como para afrontar el de un familiar. / Aragón TV

Pero afrontar ese duelo también depende del entorno del superviviente. Irigoyen explica que, en muchos casos, la gente no sabe qué decir. "Y como no saben qué decir, a veces ni aparecen por el tanatorio, para dar el pésame o evitan encontrarse a esas personas por la calle. Los familiares generalmente nos dicen que se sienten solos", reconoce la psiquiatra. En este sentido, María Pilar Cervera señala que "a lo mejor, no hace falta hablar, con ponerle la mano en el brazo que sienta que estás para cuando ella lo necesite, no hace falta más".

Naturalizar el suicidio como ayuda en el duelo y a personas con pensamientos suicidas

Isabel Irigoyen destaca que el problema del suicidio es que, en ocho de cada diez casos, no han estado previamente en ninguna consulta de salud, es decir, con lo que no se les ha podido prestar ayuda. De esta forma, reconoce, la única forma "es que sea la propia población la que sea que esto puede estar ahí, que es responsabilidad de todos, que aprendan a detectarlo y una vez detectado, que traigan a esa persona, que la acompañe para que pueda recibir ayuda". 

Pedir ayuda a tiempo puede evitar el suicidio. / Aragón TV

El psicólogo y presidente la del centro de psicología Psicara de Teruel, Javier Ibáñez, cree que no hay una cultura que favorezca el pedir ayuda. "Parece que pedir ayuda está asociado a debilidad y es una de las principales barreras que nos encontramos a la hora de afrontar la salud mental", explica. Según Ibáñez, "las mujeres llaman más cuando son los hombres los que se suicidan más", por lo que observa una barrera asociada a los roles y los estereotipos de género. "El hecho de pensar que tenemos que poder con todo, que somos 'supermachos' que no nos afecta nada y que por eso no tenemos que pedir ayuda, nos limita y nos puede jugar un flaco favor", indica, por lo que aboga por romper estos estereotipos para que los hombres también puedan pedir esa ayuda.

Mayor sensibilización pero insuficiente 

Javier Ibáñez explica que las personas con ideas suicidas se pueden encontrar  con un gran silencio en su entorno o con una gran barrera. Según el psicólogo, dicen: "'Y a quién le cuento yo que tengo pensamientos de suicidio?' Y eso es lo que dificulta muchas veces pedir ayuda y la gente no sabe cómo reaccionar cuando una persona le está diciendo sus pensamientos". Recuerda, además, que muchas veces, las frases bienintencionadas del tipo 'todo va a salir bien, la vida es maravillosa, sonríe a la vida y la vida te sonreirá', "lo que hacen muchas veces es poner una puerta a la persona". 

Los expertos invitan también eliminar mitos como que el suicidio implica una voluntad de morir cuando, más bien, es un deseo de acabar con un sufrimiento. Otro de ellos, es creer que al preguntar si se tienen pensamientos suicidas, se está incitando a hacerlo. La cuestión es hablarlo, hablarlo bien y preservar la salud mental en etapas tempranas. Isabel Irigoyen cree que en España se ha empezado muy tarde con los planes de prevención de suicidio y cree que son unos planes finalistas: "Hay algunas enfermedades como la esquizofrenia o el trastorno bipolar pero muchos casos tienen que ver con hábitos de vida, con los valores, con los sistemas que tienes a tu alrededor, cómo te hayas cuidado, cómo te hayas protegido, cómo hayas aprendido herramientas de gestión emocional, etc. De todo esto no hay nada". 

Así como para prevenir infartos o diabetes se sabe que hay que hacer ejercicio y comer bien o que una autoexploración puede detectar un cáncer, en
la salud mental, pedir ayuda y aprender a escuchar puede salvar vidas y acompañar a quienes han sufrido una pérdida.

Concentración en Zaragoza

Asociaciones que integran la plataforma Aragón por la Salud Mental se han concentrado este domingo en la Plaza de España de Zaragoza. Han pedido un plan nacional para la prevención del suicidio. Entre los asistentes ha habido muchos familiares y amigos de víctimas, que con actos como este han querido dar visibilidad a las enfermedades mentales. Las plataformas ponen el foco en los adolescentes, uno de los sectores en los que más ha aumentado la idea suicida en los últimos años.

"En España la cifra se sitúa en 11 personas diarias que pierden la vida por esto. Entonces, ¿qué pedimos? Sobre todo profesionales. Porque esto se puede prevenir, con un buen plan nacional para todas las comunidades y sobre todo profesionales, psicólogos, que se aumenten las plazas PIR, que son escasísimas. Porque se podrían salvar vidas", ha indicado María Consuelo Alcalá, presidenta de la asociación de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) de Aragón.