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MEDIO AMBIENTE

La sequía y el cambio climático amenazan al lúpulo, y podrían afectar a la producción de cerveza

El seguir produciendo cerveza de calidad pasa por saber adaptarse a los efectos del cambio climático

E. N. /
Si la cerveza no llevara lúpulo sería muy dulce. / Pixabay
icono foto Si la cerveza no llevara lúpulo sería muy dulce. / Pixabay

La sequía y el cambio climático son malos aliados para el lúpulo. Se trata de una planta que, además de suelos muy ricos, necesita humedad durante todo el periodo de desarrollo vegetativo. Un reciente estudio publicado por Nature Communications advierte de que la sequía podría reducir entre un 4 y un 18% el rendimiento del lúpulo aromático de aquí a 2050. De la misma forma, esta investigación, encabezada por el Instituto de la Academia checa de Ciencias, apunta que la sequía reduciría del 20 al 31% los ácidos de lúpulo, esenciales para conseguir el sabor amargo de la cerveza. 

Sin embargo, el director general de Cerveceros de España, Jacobo Olalla, asegura que aunque "es fácil o posible" que el contenido de alfa-ácido de lúpulo sea menor, trabajan con lúpulo homogeneizado en formato de pellet con toques más afrutados, más amargos o más aromáticos, entre otros, "en función del maestro cervecero". "Será cuestión de homogeneizar más cantidad de ácidos para que en ningún caso afecte a la calidad de la cerveza", argumenta.

Por su parte, no han notado diferencias en la cantidad de lúpulo en el mercado. Aunque miran el cambio climático como una realidad que afecta a la agricultura y, por lo tanto, también a las compañías cerveceras.  


Lúpulo en formato de pellet.

Daroca, el paraíso del lúpulo en Aragón

Paco Maicas es el único productor de lúpulo en Aragón. Comenzó con el cultivo en Daroca en 2015. Desde entonces, dedica una hectárea y media a esta planta de la que asegura seguir aprendiendo. "No es un cultivo común en España. De hecho, solo hay unas 500 hectáreas en total", indica. "Es muy incierto y todavía requiere mucha mano de obra", añade.   

En los últimos años, Maicas sí que ha notado que el calor afecta en la producción. "Se supone que el lúpulo hace una parada vegetativa a los 35 grados, y de esos ha habido muchos días este verano", asegura.


Finca de Paco Maicas dedicada al cultivo de lúpulo.

"Este año la producción se ha reducido una tercera parte en comparación con campañas anteriores", apunta Maicas, aunque no solo lo achaca al calor. Señala que hay otros parámetros que le están afectando. En su caso, el experimentar con plantas híbridas, con variedades silvestres y autóctonas de la zona. 

Explica que si el calor continúa en aumento, en campañas futuras tendrá que utilizar "nebulizadores y mallas sombreadoras que generen un ambiente más fresco, además de un sistema de riego por goteo casi constante y mantener cubiertas vegetales en todo el terreno para mantener la temperatura". No obstante, indica que  el cambio climático va a ir desplazando los cultivos de lúpulo "hacia zonas más frías".

Pese a esto, el productor no está subiendo los precios aunque la producción haya sido menor. "Como estoy experimentando y aprendiendo, mi política desde el principio es cobrar siempre lo mismo, tanto cuando sube como cuando baja la producción", indica. 

Los cerveceros artesanos, como Cerveza Artillera, sí que han notado un aumento en el precio del lúpulo en los últimos años, aunque su cofundador Héctor Sanz, "no sabría determinar las causas": "Creo que, además del calor, también influyen otros factores como por ejemplo las modas. Hace dos años hubo un boom de cerveza artesana, por lo que a más demanda, aumentan los precios". Además, aunque asegura que los pequeños cerveceros utilizan más lúpulo que en una cerveza industrial, notan menos la escasez porque producen menos cantidad.