Robos en cultivos y granjas: una constante preocupación para agricultores y ganaderos aragoneses

Los últimos robos cometidos en granjas y cultivos en el medio rural aragonés han puesto en alerta a agricultores y ganaderos, que lamentan también los cuantiosos daños que estos hurtos provocan en sus instalaciones. La Guardia Civil ha esclarecido en los últimos meses el robo de 3.600 kilos de almendras y 12 corderos en varias operaciones en la provincia de Huesca. Las asociaciones agrarias y ganaderas consideran esencial trabajar codo con codo con los equipos ROCA de la Guardia Civil, especializados en resolver los robos perpetrados en el campo. 

"La verdad es que se han incrementado los robos en zonas rurales en general, y hay preocupación. Además, estos grupos que salen a robar en estas zonas se llevan todo lo que se encuentran", indica Óscar Moret, secretario provincial en Huesca de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), quien señala que hace varias semanas fue víctima del robo de un generador de gasolina en su granja. "Me lo robaron un viernes por la tarde, y un amigo me tuvo que dejar uno para poder dar de comer a los animales. Ya lo he repuesto, pero ahora no me van las luces", lamenta. 

Por su parte, Fran Santolaria, responsable de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) destaca que en muchas ocasiones los robos se producen durante la época de recolección, o previamente al comienzo de alguna festividad. "Antes de Navidad son más frecuentes los robos de corderos o almendras, que es cuando más se consumen. Y cuando más robos hay es en la época de recolección, ya que los ladrones aprovechan. También depende de los precios, como las aceitunas, que han subido, y los agricultores están en alerta", comenta. 

Y junto a lo sustraído, agricultores y ganaderos recalcan el daño que muchas veces estas acciones ocasionan en campos y explotaciones. "Para robar almendras a veces emplean barras de hierro y destrozan las ramas, estropeando el fruto de este año y dificultando que salgan los siguientes. Incluso he visto que en algún otro sitio de España han utilizado un coche para tirar abajo los árboles, fastidiándolos para siempre", detalla Santolaria. 

En ese sentido, el secretario provincial de UAGA en Huesca resalta que en ocasiones resulta más gravoso arreglar los desperfectos ocasionados en el campo o en las explotaciones que el valor de lo sustraído. 

Colaboración con la Guardia Civil

El pasado mes de noviembre agentes del Equipo ROCA de la Guardia Civil detuvieron a cuatro personas por el robo de 2.800 kilos de almendras en Ballobar (Huesca), con un valor en el mercado que asciende a unos 3.000 euros. Poco después, en diciembre, nueve vecinos de Huesca fueron investigados por robar 800 kilos de almendra en Esplús (Huesca). También en diciembre, dos hombres fueron detenidos como supuestos autores de un delito de robo de corderos en una granja cerca de la localidad oscense de Loporzano. 

Agricultores y ganaderos consideran primordial trabajar conjuntamente con los equipos ROCA para atajar el problema. "Hemos mantenido contactos con la Guardia Civil y vemos que están poniendo mucha voluntad. Trabajando en común con las asociaciones de agricultores puede ser interesante para paliar la situación", subraya Óscar Moret, quien apunta que en algunas localidades se han instalado cámaras de seguridad para la captación de matrículas, lo que podría permitir el seguimiento y localización de los delincuentes. 

Por su parte, el responsable de UPA también ve necesario poner algún remedio a estos robos, aunque reconoce cierta dificultad. "Dispositivos de seguridad hay, pero no se le pueden poner puertas al campo, y adoptar medidas allí no es tan sencillo", añade.

En ocasiones, los propios agricultores han formado equipos de guardia para turnarse durante la noche, como ha ocurrido este año en zonas de olivares del Bajo Aragón. "En la zona de Alcarràs, en Cataluña, han hecho algo parecido por el robo de generadores. Es una opción cuando la Guardia Civil no tiene medios suficientes para llegar a todos los sitios", concluye Moret.