Los nabateros del Sobrarbe rinden homenaje a sus antepasados
Este transporte, fundamental en la zona durante el siglo XVI, ha vuelto a navegar por las aguas del río Cinca ante la expectación de cientos de personas
Las nabatas han vuelto a recorrer las aguas del río Cinca entre las localidades oscenses de Laspuña y Ainsa. Un descenso que se ha realizado para recordar un oficio que se perdió hace más de 80 años, el de nabatero. La labor de estos profesionales permitía, por ejemplo, transportar por el agua las maderas con las que se fabricaban los barcos a orillas del mar. La Asociación de Nabateros del Sobrarbe ha recuperado este domingo la exhibición tras el parón de la pandemia y cientos de personas han llenado las orillas del río para no perderse el espectáculo.
En total, 18 nabateros han surcado las aguas bravas del río Cinca en tres nabatas, compuestas de 24 troncos cada una. "Emoción" ha sido la palabra más repetida por nabateros y público. "Teníamos muchas ganas de recuperar la tradición y devolver las nabatas a estas aguas", ha resaltado uno de los participantes.
Un oficio del siglo XVI
Los nabateros fueron fundamentales en esta parte de Aragón. El oficio se remonta al siglo XVI, pero la aparición de nuevos medios de transporte y la construcción de presas y embalses hicieron que el trabajo de las nabatas finalizara y que en 1941 saliera la última embarcación de Sobrarbe. "Era Amazon de la época", lo describen ahora los vecinos de forma divertida. Este transporte fue fundamental para que la madera de la zona saliera a los mercados exteriores y para que a estos valles llegaran textiles y cosas que ahora nos parecen tan básicas como las agujas.
Una labor, la de los nabateros, sacrificada y peligrosa, que ahora se recuerda como un homenaje a la tradición y de la que los habitantes de la zona se sienten "muy orgullosos".
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