Los adultos que dedican parte de su tiempo y dinero a los juguetes suponen el 25% de las ventas del sector

Los 'kidults', es decir, la gente adulta con un poder adquisitivo medio-alto a la que le gusta seguir jugando a actividades o juguetes de su infancia, ya ocupan el 25% de las ventas en el sector juguetero. Se trata de una conducta que, aunque invisible durante años, cada vez es más frecuente mostrar; de hecho, en Aragón hay espacios específicos donde jugar.

“Un 'kidult' no es una persona que se junta con otros a jugar, sino una persona que dedica recursos de tiempo y económicos, también emocionales, a un 'hobby' que prolonga en el tiempo”, explica la socióloga Celia Marcén.

Detrás de este auge están razones como la emancipación tardía, cada vez más común, y el retraso en la decisión de tener hijos.

En España, hay 15 millones de personas de entre 20 y 45 años, un público al que las empresas han sabido sacarle partido a base de nostalgia. A esta tendencia se han sumado marcas de ropa, como Vans, con  la imagen de Los Simpson, o Loewe, con una edición de Mi vecino Totoro, ante las que han caído rendidas este público.

También colecciones como las de los 'Funko Pop', figuras inspiradas en los personajes de las series y películas favoritas de esas generaciones, arrasan a nivel mundial.

Parte del éxito reside en que jugar tiene una función desrutinizadora, lo que es un aliciente para la mayoría de los adultos que quieren recuperar una parte del niño que fueron.