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MÚSICA

Canciones que abren el debate generacional: ¿Son más machistas las letras de los 80 que las del trap?

El programa 'Objetivo', de Aragón TV, reflexiona sobre si las letras de las canciones de los años 80 o, incluso las actuales, deberían revisarse

ARAGÓN NOTICIAS /
Las letras de las canciones de los 80 o las actuales, para algunos son cuestionables. / Pixabay
icono foto Las letras de las canciones de los 80 o las actuales, para algunos son cuestionables. / Pixabay

Lo políticamente correcto no tuvo espacio entre los jóvenes de los años 80. La cultura y sobre todo la música transgredieron y las bandas rebasaron todos los límites. Hoy, en 2022, ¿es ético revisar y criticar aquellas letras? El programa 'Objetivo', de Aragón TV, ha hecho un repaso a aquel pop y rock irreverente y, también, a los sonidos urbanos actuales, salpicados de letras más que cuestionables. La llamada generación Z las canta, como los 'boomers' lo hicieron hace cuatro décadas.

El paso del tiempo no la aguantan ni siquiera unas buenas hombreras. Nada se parece a aquellos locos años 80. D´Artacan es solo un recuerdo animado, al igual que las tribus urbanas. La laca, la carta de ajuste o las relaciones sin pantallas. Sencillamente el de 2022 es un mundo y aquel era otro, con otras reglas. O en ocasiones, sin ellas. 

En los años 80 en Aragón, la sociedad se desperezaba tras décadas de oscuridad y represión. Quería transgredir, gritar lo que hasta entonces había estado prohibido sin filtros y sin censura. "Se notaba que había muchas ganas primero de hacer cosas y segundo con mucha pasión con mucha energía y de romper los límites supuestamente establecidos. Sí que queríamos llamar la atención pero no de una manera para pasar a la historia llamando la atención sino porque en ese momento era lo que queríamos hacer", explica Chema Fernández, organizador de la Muestra Pop Rock y Otros Rollos. "Había muchas cosas que no se podían decir y no se podían hacer y antes tenías un problema si lo hacías, y de repente vimos que no pasaba nada", añade. 

El principal altavoz fue la cultura. En el año 84, la Muestra de Pop Rock y Otros Rollos publicitó aquel "Vamos a quemar Zaragoza". Evidentemente nada iba a arder, sólo pretendían hacer ruido y agitar las conciencias entumecidas. Lo último, valorar si la música de los "Cocadictos" o los "Doctor Simón y los enfermos mentales" herían sensibilidades.

Grandes éxitos del momento

La comunidad se convirtió en un vivero de letras, también irreverentes. "Corazón de Tiza" se convirtió en un éxito rotundo. "Son letras evidentemente machistas, evidentemente venimos de donde venimos y son cosas que al principio se nos escapaban. No te dabas cuenta de los micromachismos que llaman ahora que no existían, pero existían", recalca Fernández.

Existían sí, pero pocos o ninguno le daban más importancia significado literal. Las cantaban y punto. Como habían hecho con los Payasos de la Tele o el negrito del Cola-Cao. También era una generación que cantó aquel "Quédate en Madrid" de Mecano. La banda vendió tres millones de copias de aquel álbum. Alejandro Sierra, de la organización Somos LGTB+, comenta que de forma aislada puede no ser nada pero, en su conjunto, "está en todas partes". Además añade: "No es la palabra más correcta ni mucho menos y que no lo sea ahora no significa que no lo fuera en aquel momento. Hacer ese análisis de cómo hemos evolucionado pues ahora esas letras no se dirían. Se hablaba de otra manera y al final pues sí, te quedas con las intenciones". 

Ana Torroja no permitió cambiar la palabra "mariconez" a quienes pretendía versionar su tema en un programa de televisión. El colectivo gay está presente en decenas de hits de aquellos 80 y 90. También se ponía en valor los temas como la religión, la droga y la mujer. Natalia Morlas, parte de la organización feminista Somos+, comenta que ve "ridículo" sentirse ofendido por eso. "Tengo muy claro que a mí nadie me tiene que devolver a nadie porque no soy un objeto y a mí esa canción te aseguro o canciones parecidas te aseguro que son el mínimo de nuestros problemas". Una cuestión que según Morlas, no entiende de épocas: "Intentar demonizar una o algunas canciones en la época en la que estamos yo creo que no es justo". 

Nuevos gustos

La generación Z ha disfrutado de una educación en igualdad, y libertad religiosa, sexual y también cultural mayor que la de quienes transgredían en los 80. También escuchan música y la corean en pabellones. Han olvidado el pop y bailan trap y sonidos latinos como Maluma, Bad Bunny y C-Tangana. Ese inmenso universo está salpicado de letras más que reprobables. Algunos jóvenes son conscientes de esta realidad, pero acuden a las discotecas para bailar y disfrutar. Otros, en cambio, piensan que las canciones se sacan fuera de contexto. 

Para el sociólogo Pablo Redondo, una persona puede ser crítica y defensora de la igualdad pero en un contexto determinado, puede cambiar: "En nuestro día a día hay diferentes planos y en un momento estamos en un ámbito de diversión, en un ambiente distendido y en otro ámbito en el que podemos ser más críticos, tener discursos diferentes". 

Hay canciones como "Cuatro babys", de Maluma, que acumula 1.035 millones de visualizaciones. Para Morlas, sí que habría que reflexionar sobre las canciones actuales: "Hay letras que relega a meras muñecas sexuales. ¿Por qué no se mete con esa música?". Para el crítico musical Alberto Guardiola, muy pocos artistas se atreven a criticar los discursos de odio sexistas y machistas de gran parte de estas canciones. "Hemos cantado canciones que no son políticamente correctas contexto histórico no había intención de discurso de odio, sino de entretenimiento", añade. 

Los bisabuelos que disfrutaban con los boleros no entendían la locura Beatle. Y quienes vibraron con el pop se les escapa el trap. Los gustos son generacionales, la crítica atemporal. Ahí, dicen está la clave: en discernir entre lo bueno, que existe y mucho. Lo pegadizo. Y unas letras que ayer hoy y mañana estarán fuera de tono.