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SOCIEDAD

La esperanza de vida de las personas sin hogar puede reducirse hasta 30 años

Problemas mentales, infecciones y adicciones son algunas de las enfermedades que más se repiten entre quienes no viven bajo un techo. El programa 'Objetivo', de Aragón TV, ha analizado la salud de quienes no están en el sistema

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Problemas mentales, infecciones y adicciones, y la dificultad de acceso a los servicios sanitarios, reducen la esperanza de vida de las personas sin hogar.

La calle mata, y la esperanza de vida de quienes no tienen hogar puede reducirse entre 20 y 30 años, según diferentes estudios. Problemas mentales, infecciones y adicciones son algunas de las enfermedades que más se repiten entre quienes no viven bajo un techo. A ello hay que añadir la dificultad para mantener tratamientos continuados de quienes no están en el sistema. El programa 'Objetivo', de Aragón TV, ha analizado este asunto. 

Más de 1.100 personas recurrieron el año pasado a alguno de los servicios de alojamiento o comida para quienes no tienen hogar en las ciudades de Aragón. Y un número indeterminado ni siquiera son usuarios de albergues o comedores sociales. Las personas sin domicilio fijo tiene perfiles muy variados: temporeros, gente en proceso de separación, desempleados, jóvenes con problemas con su red familiar... La dureza de sus condiciones de vida potencia problemas de salud física y mental. Y a todo ello se añaden las dificultades para que algunos de ellos accedan a centros sanitarios.

Una de las usuarias del Albergue Municipal de Zaragoza desde hace algunos meses es María González. Tiene 20 años, pero ha tenido problemas de salud mental desde pequeña, relata. "Estuve en Menores, tres años en centros terapéuticos; me diagnosticaron TDH con siete años y tomo mediación desde entonces. He padecido trastornos de la personalidad, depresión constante...", explica.

También cuenta lo duro y difícil que es vivir en la calle. "Cuanto menos sepan de ti, mejor. He tenido que dormir con un ojo abierto, porque tenía mis cosas, mi ropa... En un banco no puesdes dormir como en tu habitación, y con 20 años, me puede pasar cualquier cosa", apunta. 

"Su salud no les importa"

En el albergue de Zaragoza le ayudan a buscar un nuevo trabajo y también velan por su salud, igual que hacen con el resto de usuarios, porque en buena parte de las ocasiones, no lo hacen ellos mismos. "Su mayor preocupación es encontrar habitación, o encontrar trabajo. Si  tienen malestar físico o psicológico no lo manifiestan", explica Flor León, trabajadora social de este centro.

"Muchas personas aquí tienen hepatitis, sida, problemas de hígado o riñón y no acuden a recibir tratamiento, porque su salud no les importa, no son conscientes", añade. Pero una vez diagnosticados y con el tratamiento pautado, tampoco acaban los problemas. "La medicación se la tomarán aquí, mientras estén aquí; luego volverán a la calle y no se la toman", añade.

Desde la pandemia, el albergue cuenta con un médico pagado por el Ayuntamiento que atiende a sus 77 usuarios. Es ese médico quien deriva al centro de salud o al hospital a quien lo necesita. También lo hace Cruz Roja en Zaragoza, que realiza una ruta sanitaria semanal para encontrar y hacer un seguimiento de las personas sin hogar.

Además, ha puesto en marcha un programa específico de detección de hepatitis C, una enfermedad que afecta al 0,5% de la población general, pero cuya incidencia se multiplica hasta por tres en el caso de este grupo de población. Cuando los equipos encuentran un postivo, se les deriva en pocos días a una consulta en el hospital a través de un trabajador social. Una vez examinado el paciente, puede empezar el tratamiento con la supervisión del servicio de farmacia del centro sanitario y del trabajador social, que es una pieza fundamental, explica Miguel Ángel Simón, jefe de Digestivo del Hospital Clínico de Zaragoza.

"Tienen un temor a estar en el hospital muy grande. La fidelización al tratamiento radica en el trabajador social, o en otros acompañantes, muchas veces personas que han estado en esa misma situación y que les ayudan a coger la confianza necesaria", afirma.

Ante esta realiad, Lucía Conde, responsabe de Atención Integral a Personas sin hogar de Cruz Roja Zaragoza, considera que sería interesante, y más efectivo, que los equipos sanitarios salieran a la calle a contactar con estas personas, ya que ellos mismos no toman la iniciativa. "Sería más comodo que el sistema sanitario saliera a la calle. Funciona bastante bien en algunas ciudades", asegura. 

Falta de recursos específicos 

Pero incluso cuando ese contacto y ese tratamiento se ha producido, no acaban los problemas, ya que los albergues y refugios aragoneses no permiten que los usuarios se queden en la cama tras el desayuno, ni su personal puede ayudar a estar pendiente de alguien enfermo.

¿Qué ocurre entonces, cuando una de estas personas está recién operada, o en un tratamiento de qumioterapia? La Coordinadora de Entidades para Personas sin Hogar de Zaragoza demanda que haya camas para convalecientes de corta, media y larga estancia

Su presidente, Ernesto Millán, considera que este tipo de plazas son muy necesarias. Y pone un ejemplo: "Con una simple operación de apendicitis, recibes el alta hospitalaria a los dos días. Pero el resto del tiempo que esa persona necesita cuidados, no sabemos dónde puede ir, porque ninguno de los centros que tenemos está preparado ni cuenta con personal sanitario para atenderlos".

Carecer de vivivenda duplica el riesgo de morir de cáncer

Un estudio de la Universidad Complutense cifra en alrededor de veinte años los que puede perder una persona si vive en la calle. Carecer de vivienda duplica el riesgo de morir de cáncer. El 30% de las personas sin hogar sufre enfermedades graves y la tasa de mortalidad es tres veces más alta que la del resto de la población.

Además, el 30% de quienes participaron en un estudio sobre los sintecho admitieron haber intentado suicidarse. "Pierden el espíritu de lucha y las ganas de vivir, porque creen que de todas formas no podrán encontrar un trabajo o una forma de salir de su situación", señala Flor León, desde su experiencia.

También los equipos sanitarios de Cruz Roja han detectado un gran incremento de problemas de salud mental entre las personas que vivien en la calle, agravados por la falta de atención médica. Otro argumento que apoya la petición de que sea el sistema sanitario el que busque a estos pacientes donde están. Lo que sea neceario para conseguir que a los olvidades no les falte su derecho a ser cuidados.