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SOCIEDAD

El 'síndrome de la tumbona' o por qué solo el 28% de los trabajadores aragoneses desconecta en vacaciones

El 62% de los empleados responde a llamadas y correos electrónicos durante sus días de descanso. El psicólogo José Francisco Mendi explica cómo evitar los efectos perjudiciales de mantener la tensión laboral en época de inactividad

R. R. /
Más de la mitad de los españoles responden a llamadas y correos electrónicos durante su periodo vacacional. / Canva
icono foto Más de la mitad de los españoles responden a llamadas y correos electrónicos durante su periodo vacacional. / Canva

Las deseadas e, incluso, soñadas vacaciones, en contra del fin buscado, se están convirtiendo en una fuente de estrés y ansiedad para algunas personas. Conseguir desconectar del trabajo y de la acelerada rutina, para pasar a gestionar el periodo de descanso estival, supone una difícil tarea solo alcanzable por el 28% de los trabajadores españoles, según el informe anual sobre 'Desconexión digital' realizado por Infojobs y publicado este 2023. La encuesta, que sitúa a Aragón dentro de la media nacional, también recoge que el 60% los empleados responde a llamadas, mensajes y correos electrónicos en sus jornadas de descanso. Se trata de una realidad que, sobre todo durante los primeros días de vacaciones, puede tener consecuencias en la salud mental. Los psicólogos lo califican como el 'síndrome de la tumbona'. 

"Si todos los días estamos conectados, nuestro cuerpo y nuestro cerebro lleva puesta la velocidad de crucero", explica el psicólogo clínico aragonés José Francisco Mendi. Una situación que pasa factura sobre todo en los primeros días de descanso, "al no saber cómo parar", dice. Un ejemplo claro, indica Mendi, puede observarse en el sueño: "Queremos dormir y no podemos, porque, aunque cambiemos a una pantalla más bonita con mar, por ejemplo, no modificamos la conexión".

Según los expertos, cada vez cuesta más relajarse debido a la alta y continua estimulación a la que está expuesta la mente. La principal razón se encuentra en el actual estilo de vida. "Nos mantiene permanentemente conectados, nos hace incapaces de diferenciar el fin de semana del resto de días y una conducta extraordinaria, la estamos convirtiendo en habitual", advierte.

Familias disfrutando de unos días alojadas en un campin. / Canva

El caso de María Vidallet, zaragozana de 41 años y madre de dos niños, podría representar al de muchas familias. "Llega el día tan deseado y toca recoger la casa -para encontrarla bien a la vuelta-, poner lavadoras, llenar las maletas y, como vamos de camping, también tenemos que hacer la compra y comprobar que llevamos todos los utensilios. Cuando por fin me siento en el sofá es el momento de organizar el recorrido turístico", cuenta.

"Una yincana de actividades que, lejos de ayudarte a desconectar, te agota"

Una vez en el destino vacacional, describe Villadet: "Vas a la playa y no puedes tomar el sol ni leer un libro y, en la tranquilidad y oscuridad de la tienda de campaña, pienso que estaría mejor en casa, con mis horarios y buscando un hueco para desconectar tomando algo con mis amigas". Para ella, las vacaciones se han transformado en "una yincana de actividades que, lejos de ayudar a desconectar, cansan, de forma distinta, pero agotan".

Asimismo, las posibilidades de estar hiperconectados se han multiplicado con todo tipo de pantallas y la disponibilidad de acceso a internet. "A mayor amplitud de medios físicos y también personales, ya que de vacaciones tenemos más contacto con los hijos y la pareja, todos nuestros frentes están encendidos y con todas las herramientas posibles", afirma el psicólogo.

Jerónimo Alloza, de 53 años y natural de Teruel, reconoce que intenta desconectar, "aunque no siempre se puede". Sobre todo del móvil, porque "se utiliza para todo, menos para llamar. Para hacer fotos, como guía de viajes, método de pago, etc. Así es difícil despegarse de él", admite. 

Dependencia económica y responsabilidad laboral

El porcentaje de los trabajadores españoles que responde a llamadas, mensajes o correos electrónicos durante su periodo de descanso (el 62%) ha experimentado un leve descenso en los últimos años. El perfil de aquellos que menos se evaden está unido, subraya el psicólogo, a una razón a la que, a su juicio, se le resta importancia: la dependencia económica. "Para los que tienen una situación delicada o están buscando empleo, resulta complicado y lógico estar alerta al teléfono. También para quienes tienen altas responsabilidades laborales y, en algunos casos, no saben delegar o trabajar en equipo", apunta.

"Ese primer día de vacaciones es fantástico sea cómo y dónde sea, luego ya tengo que enfocarme mucho en desconectar. A mí, personalmente me cuesta mucho y sé que es necesario", reconoce Sheila García, trabajadora afincada en Zaragoza. Sin embargo, la preparación de esas fechas ya es motivo de dicha: "Las visualizo en el horizonte y las preparo con tanta alegría y felicidad que cuando llegan creo que he agotado una parte". Sin duda, afirma: "Las mejores vacaciones son esas de las que vienes agotado físicamente, pero no sabes ni en qué día has vivido cada momento”.

"Necesitamos hacer un reseteo"

"Al igual que las máquinas que se utilizan diariamente requieren un mantenimiento y limpieza, el cerebro también, y es necesario hacer un reseteo", recomienda Mendi, para "liberar espacio" y realizar nuevos aprendizajes.

Con el fin de conseguirlo, apunta una serie de recomendaciones, como leer en papel, realizar ejercicio -pequeños paseos- y tener la mente abierta para imprevistos. Respecto al uso del móvil, Mendi aconseja establecer un tiempo acotado al día. "Si marcamos unos plazos y los cumplimos, obtendremos una gran satisfacción por haber descansado, además de interactuar con el resto", matiza.

Otra opción en el caso de vacaciones grupales pasa por que solo algunos de los acompañantes lo lleven encima. Además, propone un reto: tener el teléfono abierto, pero con los datos cerrados. "A ver qué pasa", dice Mendi.