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SOCIEDAD

Vivir con prisa, un círculo vicioso que genera estrés y ansiedad

Los problemas derivados del uso excesivo de las pantallas y las tecnologías están cada vez más relacionados. Según la Organización Mundial de la Salud, son la pandemia del siglo XXI

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La sociedad del siglo XXI es la de la inmediatez. (Objetivo).

La sociedad del siglo XXI es la de la inmediatez. El tiempo es un bien cada vez más escaso y, por eso, cada vez se vive más rápido e intentando desarrollar el mayor número de tareas posibles al mismo tiempo. La consecuencia, problemas de estrés y ansiedad cada vez más generalizados. Frente a esta tendencia global, cada vez más colectivos apuestan por prácticas como la gestión eficiente de los horarios laborales o reducir el uso de las nuevas tecnologías.

Cada día millones de personas arrancan su jornada corriendo, con una agenda programada al segundo porque de lo contrario, es imposible llegar a todo. Hubo un tiempo en el que el sol y la luz marcaban los ritmos de vida, el amanecer y el atardecer condicionaban las horas de trabajo y de descanso. Ahora, en cambio, hay otra luz que nunca se apaga y que abre un mundo entero de posibilidades. Es el imperativo de la elección. "Tenemos mil opciones para cualquier cosa, mil elecciones que hacer. En ese sentido, cuando hay muchas opciones a veces es difícil no querer abarcar todas o llegar a todas. Entonces se vive en esa vorágine de querer cumplir con todas las expectativas y aprovechar al máximo todas esas opciones que se tienen", declara la socióloga Celia Marcén.

Adaptación de las nuevas tecnologías

Para sostener este ritmo de vida, parece que las nuevas tecnologías son el mejor aliado: "Nos han vendido, o se nos quiere vender, que están para facilitarnos la vida y poder dedicar más tiempo a las cosas que realmente nos interesan. Pero realmente, lo que vemos es que a la vez que se incorpora más tecnología a nuestras vidas, con más prisas y corriendo vamos a todas partes, y menos llegamos a las tareas. En muchos casos, se tiene una sensación de vacío por percibir que se hacen muchas cosas y que se vive muy estresado; es correr para nunca llegar", aclara la socióloga.

Y no solo hablamos, comemos y trabajamos más rápido; también lo contamos a gran velocidad. El tiempo es un bien escaso, y por eso, la publicidad se enfrenta a un doble reto: pelear por la atención de los consumidores y gestionar su impaciencia. En Wanatop, una agencia de marketing digital con sede en Zaragoza, por esa atención cada día. Alberto Jiménez, CEO de la compañía, coincide en que hay que ser muy rápido para vender un producto: "Hay que hacerlo en los cinco primeros segundos porque YouTube fuerza a que no se puedan esquivar. En el tiempo que va de los cinco segundos hasta los 15, seguramente no se vaya a ver muy bien. Y lo que hay más allá de esos 15, tiene que ser una gran producción, muy bien hecha, para poder llamar la atención, que no es lo normal".

Jiménez añade que se trata de adaptar el contenido. "Van buscando los trozos exactos que puede que interesen al público", señala. "Además, estamos haciendo videos subtitulados para que la gente pueda verlos en el trabajo, porque está con varias pantallas a la vez", añade. Todo esto ha hecho que las empresas y las marcas "tengan que repensar la forma en que se comunican", desglosa el CEO.

Las nuevas tecnologías también incrementan el ritmo de vida. Fuente: 'Objetivo'.

Entre la dopamina y el estrés

Queremos todo y lo queremos ya. El 'multitasking', o multitarea, es una de las capacidades más apreciadas hoy en día, en un afán constante por abarcar varias actividades al mismo tiempo y, así, exprimir al máximo el reloj. La sociedad del siglo XXI es la de la inmediatez, y la exigimos tanto para comprar cualquier cosa en la otra punta del mundo y que mañana llegue a la puerta de casa, como para conocer a alguien especial y mantener una relación sentimental.

Acumular 'likes' o 'matchs' nos gusta, nos hace sentir bien. La explicación está en la ciencia. "Cuanta más dopamina recibimos, más felices nos sentimos. La fabricamos con actividades gratificantes y cuanto más inmediata sea la gratificación, antes recibimos nuestra dosis de dopamina y nuestro cerebro se queda tranquilito, pero rápidamente nos pide más y más. Sería asimilable a una adicción", explica Lola Sobrino, psicóloga de ASAPME.

Hemos aprendido a vivir deprisa, y por eso, hoy en día estamos enseñando a vivir a toda velocidad. Según la socióloga Celia Marcén, es algo que se remonta a la infancia: "Desde muy pequeñitos nos han enseñado, y estamos enseñando, que nos debemos diferenciar de los demás en base a competir, a demostrar nuestras capacidades y habilidades. Y eso, al final, se traslada a todos los ámbitos de la vida". 

Antes de la irrupción pandemia provocada por la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud señaló que el estrés y la ansiedad iban a ser la pandemia del siglo XXI. Pero es importante puntualizar: el estrés, en su justa medida, no tiene por qué ser perjudicial. "Es la respuesta que tiene el organismo cuando una persona se enfrenta a una demanda del medio de la índole que sea, y el individuo siente que no tiene capacidad suficiente para hacerle frente. No tiene nada que ver con la vida rápida o la sobreocupación", apunta Sobrino.

Aunque bien es cierto, añade, que pueden generarla. "Empieza a ser perjudicial cuando crea una tensión interna y cuando afecta a la hora de conciliar el sueño, a nuestro descanso, a no poder disfrutar de las cosas que tenemos". "Una de las cosas que hay que hacer es escuchar a nuestro cuerpo, que eso se ha perdido un poco", recalca la médica Belén Morata, responsable Unidad de Rehabilitación Cardíaca.

Morata indica que "tenemos que escuchar a nuestro cuerpo, eso se ha perdido". Fuente: 'Objetivo'

Planificación y hábitos saludables

Ante un ritmo insostenible, cada vez más personas apuestan por rutinas y hábitos saludables en busca del bienestar personal. Y para eso, la conciliación de la vida personal y profesional es clave. Desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), tienen claro cuál es la clave para reducir estrés. "La optimización del tiempo, y la gestión de los horarios de trabajadores, niños, los abuelos que tienen que cuidar a los niños, debe hacerse para todo el mundo, de forma transversal", explica su vicepresidente, Ángel Largo.

Hace nueve años, Alberto Jiménez decidió que ese era el camino y por eso creó su propia agencia de marketing, Wanatop, en la que hoy trabajan 40 personas. No tienen horario de entrada o salida fijados, sino reuniones en momentos concretos de la semana. "El marketing digital está muy relacionado con horarios que se alargaban durante todo el día, llamadas fuera de horario, jornadas partidas, incluso era normal trabajar un ratito los fines de semana", resume. Y, reconoce que una de las cosas que más presión y estrés le generaba era, "el hecho de tener una tarjeta y tener que fichar con una puntualidad inglesa a la entrada; por supuesto a la salida podías salir todo lo tarde que tú quisieras". 

El cambio lo ha trasladado a todo su equipo y para conseguir ese efecto, además del tiempo, dice, es importante la gestión del espacio, con entornos cómodos, multifuncionales y que generen bienestar. "Después de todo lo que hemos pasado, la oficina y el entorno en el que estás trabajando también es un valor emocional que le da dimensión a tu trabajo. Por eso, constantemente estamos decorando o cambiando la equipación. para que los empleados vengan que venga a trabajar a la oficina se sientan más a gusto", describe Alberto.

Corrientes como el movimiento' slow' llevan años reivindicando un cambio en los estilos de vida. Y defienden que el hecho de trabajar mucho, viajar mucho y llenar la agenda de actividades sin pausa se acaba convirtiendo en un obstáculo para disfrutar de las pequeñas cosas, del placer de una compañía agradable o de saborear una buena comida.