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SANIDAD

Los estudios de ADN permiten anticipar un cáncer o conocer la evolución de una dolencia a 2.500 aragoneses cada año

En el hospital Miguel Servet, con un simple análisis de sangre, se puede determinar el código genético de una persona y adelantar si un bebé va a nacer con problemas

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto 2.500 aragoneses se benefician cada año de los análisis genéticos para prevenir enfermedades

Cada ser humano porta cerca de 23.000 genes, y a través de un análisis de sangre se puede descifrar de forma cristalina todo ese mapa que lo componen. En Aragón, se analizan los de más de 2.500 personas al año, con tres objetivos: permitir a las embarazadas y madres con hijos recién nacidos prevenir enfermedades y malformaciones de sus pequeños, determina las posibilidades de que un individuo padezca un cáncer a lo largo de su vida y diagnosticar e identificar posibles dolencias causadas por una mutación. 

Su evolución, para los expertos, es fundamental en el futuro de la medicina. Por eso se trata de uno de los campos científicos que más inversión recibe. De todo ellos se benefician un gran número de aragoneses, entre ellas las embarazadas, que ya no tienen que someterse a duras pruebas invasivas, como la miocentesis o la biopsia corial, para conocer como evoluciona su gestación. "¿Qué ocurre con estas pruebas? Que sí, ofrecen mucha información, pero implican un gran riesgo de que se produzca un aborto", reflexiona Diego Lerma, jefe de sección de diagnóstico prenatal y ecografía ostétrica del hospital Clínico de Zaragoza. Algo que desaparece con un análisis de ADN desde la sangre.

Esperanza para curar enfermedades

Detrás de toda evolución en el estudio del ADN está la esperanza de los pacientes con enfermedades degenerativas que, en la actualidad, no tienen cura. Por eso, es fundamental que se desarrollen programas de investigación en los laboratorios. 

A través de la farmacogenética, se ha logrado atajar mutaciones como la Distrofia Muscular de Duchenne. Raquel Manzano, investigadora, reconoce que durante cinco años ha trabajado en una terapia que consiste en desarrollar unas proteínas sintéticas que se fusionan con los fármacos tradicionales y permiten que lleguen de mejor manera al músculo enfermo.

La genética es uno de los campos sobre los que más queda por investigar. Un trabajo que todos los expertos confían en que se aceleren en los próximos años.