Publicidad
DÍA DEL RUIDO

Vivir a más de 55 decibelios tiene consecuencias para la salud y causa 12.000 muertes prematuras en Europa

El mal uso de los auriculares también tiene efectos sobre la salud auditiva y afecta especialmente a los más jóvenes, que tienden a elevar el volumen de estos aparatos

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La contaminación acústica está detrás de 48.000 casos anuales de cardiopatía isquémica en Europa. / Canva

El tráfico intenso, aviones a baja altura, maquinaria en el trabajo, etc. Son factores externos que perjudican la audición y provocan la denominada contaminación acústica. Este miércoles se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que según estima la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), causa al año 12.000 muertes prematuras en Europa. 

La mala noticia en cuestión de ruido es que los ciudadanos, a título individual, poco pueden hacer para reducirlo, pero como sociedad sí existen herramientas para demandar soluciones a las instituciones, como señala Francisco Javier Martínez, profesor titular del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Zaragoza: "En Zaragoza, el centro de la ciudad es donde más contaminación acústica hay, sobre todo debido a actividades ocio, pero también existe el ruido secundario producido por industrias, talleres, etc., que suelen estar en bajos de viviendas, aunque cada vez hay menos. También la hostelería, las autovías o los aviones contribuyen al ruido. Por suerte, hay una legislación para controlar todo esto". 

Esas normas a las que alude el experto son, por ejemplo, las directivas europeas que gestionan el ruido ambiental y que establecen que los ciudadanos no pueden vivir con más de 55 decibelios(dB) a su alrededor; una cifra que por la noche se reduce hasta los 50dB. Con todo, la contaminación acústica se produce incluso por debajo de esos umbrales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) marca cifras más bajas y diferencia por tipo de fuente de contaminación.

Una opinión similar comparte la médica del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico María José Lavilla que explica que "el ruido es una enfermedad de la sociedad moderna" y pone el acento en el tráfico: "Nos hemos acostumbrado al claxon, a las sirenas y al ruido de la calle". Ejemplos de ruidos que superan los 90 dB y que, alerta Lavilla, "pueden dañar nuestra audición".

En el caso del ruido ajeno, el provocado, por ejemplo, por vecinos, es más complicada su legislación, aunque los efectos negativos que tiene sobre la salud son los mismos que los anteriores. 

"La contaminación acústica genera problemas de salud auditiva y no auditiva, como puede ser un aumento de la tensión, cambios en la producción de cortisol derivados del estrés, perturbación del sueño con microdespertares, pérdida de rendimiento académico y laboral e incluso aumento de la violencia", indica Martínez, que investiga sobre este tipo de contaminación. 

A esos efectos se suman los que el ruido tiene sobre el sistema cardiovascular. De hecho, cada año, la contaminación acústica está detrás de 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica en Europa y de unos 1.300 en España, según AEMA. 

El volumen elevado en los auriculares, detrás de la sordera prematura

Existe también un ruido autoinfligido que causa sordera y que afecta, sobre todo, a los más jóvenes. Se trata del mal uso de los auriculares, tan presentes en la vida diaria de muchas personas, que no conciben ir por la calle sin ellos puestos, hacer deporte o estar en casa sin escuchar algo a través de esos dispositivos. 

La OMS calcula que al menos 1.100 millones de personas están en riesgo de perder su capacidad de audición por el uso inadecuado de auriculares. "Lo que yo denomino "micro contaminación personal" se produce en gente joven y se nota cuando puedes escuchar desde fuera lo que ellos reproducen en sus auriculares. Eso es terrible", señala el experto, que explica la problemática: "Las células ciliadas -son las que ayudan a amplificar las vibraciones sonoras que entran en el oído interno desde el oído medio- son las encargadas de trasportar el sonido. Se piensa que tenemos un número limitado y que se pierden con la edad, por eso se va perdiendo audición. Eso puede pasar con los auriculares, cuando se usan a mucho volumen. Tenemos jóvenes con los oídos de una persona mayor".

Solucionar ese problema es prácticamente imposible, pero hay una fórmula para utilizar los cascos de una forma correcta. "Basta con mirar las instrucciones de los auriculares, eso que nunca hacemos, donde el fabricante establece los rangos de uso seguro de los mismos", comenta Martínez. "Hay que explicar a los jóvenes que el tiempo de exposición al ruido y la intensidad produce problemas que se adelantan a una edad que no les corresponde", explica la doctora Lavilla. De hecho, cuenta que "las células del oído se desgastan" y es un "problema que se está adelantando 25 años". "Antes veíamos pacientes que perdían las frecuencias agudas con 65 años y ahora está ocurriendo con 40 años", advierte.

Problemas de audición y ruido que pueden causar también otras patologías, porque asegura la doctora Lavilla que el oído afecta a nuestra salud "interviniendo en nuestro bienestar". "El ruido quita el sueño, nos vuelve más irritables, dificulta el aprendizaje y puede provocar la aparición de enfermedades cardiovasculares", insiste. En definitiva, dice la especialista, "puede acortar nuestra vida porque vivimos menos años de forma saludable".

Los especialistas señalan también que es "importante explicar el tiempo de exposición" a un ruido que supera la intensidad normal. Y que existen "funciones y aplicaciones en los teléfonos y reproductores de sonido que permiten ajustar la intensidad del sonido". Otra fórmula, dicen, es "hacer una dieta contra el ruido si se ha estado en bares, conciertos o locales donde se superan los decibelios de forma habitual". Consistiría en no acudir a esos lugares de forma periódica para preservar nuestra audición.

Si tenemos en cuenta las recomendaciones marcadas por la Organización Mundial de la Salud, para mantener unos oídos sanos no se debería escuchar sonidos superiores a los 65 decibelios.