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PSICOLOGÍA

Por qué a algunas personas no les gusta la Navidad

Los expertos consideran que los sentimientos de pérdida y soledad son los principales causantes de esta sensación, que se puede combatir con "herramientas" que mejoren nuestra salud mental

ARAGÓN NOTICIAS /
Un grupo de cuatro personas brindan con copas de vino. / CANVA
icono foto Un grupo de cuatro personas brindan con copas de vino. / CANVA

La Navidad es para muchos una de las épocas más especiales del año. Comidas familiares, reencuentros con amigos, regalos para los más pequeños… Sin embargo, existe también un pequeño grupo de población al que estas semanas les cuesta algo más de lo normal. Según el Observatorio de la Navidad en España, el 6% de los ciudadanos “odian” la Navidad, mientras que el 27% siente “disgusto” estos días. Pero, ¿por qué se da esta situación?

Los especialistas consideran que los sentimientos de pérdida y soledad son los principales causantes de esta sensación. “Existen pérdidas de muchos tipos, no solo de seres queridos: de oportunidades, la pérdida de un empleo, el paso del tiempo… Los comportamientos típicos de la Navidad activan muchísimo esa experiencia y esos estímulos de pérdida”, explica Elisa Múgica, miembro del Colegio de Psicólogos de Aragón.

Para superar estos sentimientos, Múgica apuesta por emplear distintas herramientas como la ayuda de un profesional, mayor sensibilización con estas personas o introducir nuevas conductas en nuestra rutina. “Desde la psicología hay distintos métodos para superar ese nivel emocional. Los humanos somos seres grupales, necesitamos conexión, atención y compasión”, señala la psicóloga.

“Pensar mucho no es pensar bien”, recuerda Múgica. Por ello, invita a aprender a pensar “de forma adaptativa” sobre las situaciones que nos generan malestar. “Hay que aprender a dar sentido a las experiencias. Si cuando hay una pérdida pensamos: “Esto no lo voy a superar…”, estamos perjudicándonos. El dolor es una parte de la experiencia”, reflexiona.

30% más de consultas por el “duelo pandémico”

La especialista considera que establecer una relación entre Navidad y consumismo “es perjudicial para nuestra salud mental”. “La Navidad es un momento de símbolos, que responde a la necesidad intrínseca del ser humano de relacionarse”, asegura.

Del mismo modo que otros compañeros de profesión, Múgica destaca el “incesante” aumento de pacientes en su consulta, Centro Vitae, y advierte que esta tendencia se podría agravar durante los próximos “dos o tres años”. “Está apareciendo ese desgaste emocional y psicológico del duelo por la situación de la pandemia. Son personas con problemas, con traumas o experiencias difíciles, que no tienen recursos ni saben cómo manejar esas emociones”, lamenta la psicóloga, al mismo tiempo que denuncia el “abandono” que ha sufrido la salud mental en los últimos años.

Comprar regalos, ¿una experiencia estresante?

Otra de las conductas más habituales estos días es realizar las últimas compras navideñas para familiares y amigos. Sin embargo, el hecho de no saber qué regalar puede generar también estrés o ansiedad. "Al ser humano, cuando tiene que tomar una decisión, le gusta tener información de contexto. Si no lo tiene, la corteza prefrontal se ve obligada a hacer un sobresfuerzo para decidir qué hacer, y esto puede generar esta ansiedad", explica Diego Redolar, neurocientífico y profesor de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Para José Ramón Ubieto, profesor colaborador de la misma titulación, un regalo es "un gesto de dar algo". "La ansiedad se da en aquellas personas que están demasiado pendientes del otro, de si lo complacerán o no; y aquí es cuando surge, cuando piensas en el hecho de no haber acertado", remarca Ubieto, que aconseja "arriesgar un poco" para encontrar un regalo que sorprenda a la otra persona. "Podemos regalar una experiencia nueva teniendo presente qué ámbito de intereses tiene. Quizás es una persona que no va al teatro, pero a quien le gusta todo lo relacionado con el arte", explica el psicólogo.

Que a una persona no le guste recibir regalos es menos habitual. En este sentido, Ubieto recomienda que quien lo recibe se ponga en la piel del otro y piense que lo ha hecho con la voluntad de sorprenderlo. "Se tiene que tomar el momento como un reto, como una novedad que puede disfrutar. Si realmente es una cosa que no le gusta, siempre se puede intentar cambiarla. Nos puede gustar el gesto de que nuestro hijo nos ha hecho un regalo, pero no el regalo en sí mismo", concluye.