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ARAGÓN

Plantas autóctonas desplazadas por otras más oportunistas: así afecta el cambio climático a la flora

El aumento de las temperaturas está provocando que algunas plantas se vean colonizadas por otras más "competentes" en la adquisición de dióxido de carbono y la aclimatación al calor. Algunas podrían llegar a desaparecer

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Pirineo oscense. / Canva
icono foto Pirineo oscense. / Canva

En Aragón existen unas 3.500 especias de plantas, las cuales no son ajenas a los efectos del cambio climático. De hecho, algunas se están viendo desplazadas y colonizadas por otras más "competentes" en la adquisición de dióxido de carbono (CO₂) y la aclimatación al calor. Tanto, que se cree que algunas podrían llegar a desaparecer. 

"Hay plantas de alta montaña que, al incrementarse las temperaturas, compiten con plantas que antes no había y están llegando. Hay plantas autóctonas que se ven desplazadas por otras más oportunistas, lo que genera cambios en la cubierta vegetal, algo que está en relación con el cambio climático", explica Luis Alberto Longares, investigador del grupo de Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Naturales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza. 

Junto a ello, Longares detalla que estas especies también se ven afectadas en la alta montaña al darse una menor nivación. "La nieve funciona como un campo protector, las protege mucho tiempo, y al no haber nieve se ven estas plantas perturbadas por las altas temperaturas", subraya. 

Asimismo, el investigador manifiesta que muchas plantas están acelerando su proceso de floración. "Muchas florecen antes y pierden la flor más tarde, lo que provoca una desincronización, ya que los insectos no están aún preparados, y se produce una polinización tardía. Las plantas no se reproducen y no generan fruto, por lo que la comunidad vegetal no se regenera". 

Los abetales pirenaicos, por ejemplo, son una de las especies que se están viendo afectadas por el cambio climático y la falta de lluvias. "Empiezan a estar en declive", sostiene Longares, quien añade: "Al enfermar y debilitarse algunas especies, les afectan más los parásitos, y son menos competentes frente a otras especies, que las desplazan". 

La sequía de los dos últimos años también está pasando factura a las plantas de la Comunidad. "En 2023 se ha producido un episodio de sequía. Vemos que los pinos y las encinas se marchitan, se ponen las hojas marrones, y esto se produce porque la sequía ha sido muy larga, ya que veníamos sufriéndola desde 2022. Se pueden recuperar si llueve, pero si la situación se prolonga, no tienen capacidad para recuperarse de un año a otro y pueden entrar en colapso", recalca el investigador. 

Distinto efecto según el tipo de planta

El aumento de las temperaturas y la falta de lluvias no afecta a todas las plantas por igual. Begoña García, investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), sostiene que mientras algunas "pierden", otras "ganan". "Algunas especies sufren más el embate del cambio climático, mientras que otras, a las que les gusta el calor, les va muy bien. Aunque hay que decir que no es que estemos perdiendo especies, en el sentido de que se estén extinguiendo, sino que algunas acusan más los periodos de sequía", comenta. 

De esta manera, García resalta que las que viven en "ambientes fríos, cerca de neveros o en recovecos de las caras norte", en años de mucho calor o sequía, "sufren", mientras que aquellas a las que les gusta el calor o son más de clima mediterráneo "se ven beneficiadas". 

En cualquier caso, la investigadora aclara que no se trata de cambios "muy dramáticos", en comparación con lo que está pasando en los glaciares, como el del monte Perdido o las cuevas heladas. "Mis compañeros que llevan los glaciares y las cuevas heladas sí están preocupados. Los que trabajamos con las plantas vemos procesos mucho más lentos. Pero Aragón no se convertirá en un desierto. Las especies se reorganizan, y unas aumentarán y otras disminuirán. Además, tenemos en Aragón más zona verde que hace 40 años, entre otras cosas también porque ya no tenemos tanta ganadería extensiva como antes, y la biodiversidad se va reestructurando. Lo importante es que no perdamos las especies más singulares y vulnerables", matiza. 

Según la experta, una de las plantas que más está notando el cambio climático es la orquídea, y aclara: "No tenemos una bola de cristal. En ciencia solo se registra la realidad, y se ve cómo reaccionan las especies. Podemos ver cuál va a ser el escenario futuro si estas condiciones continúan. Si en un año muy cálido bajan su densidad de población, si se repite mucho, pueden llegar a desaparecer las especies que viven en poblaciones más pequeñas", concluye.