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Un arnés con sello aragonés para viajar con mascotas en el coche de forma segura

La Universidad de Zaragoza y el Impact Laboratory de Motorland (Alcañiz) han colaborado con una empresa nacional en las pruebas de seguridad de sus productos para transportar perros

M.B. /
icono foto La Universidad de Zaragoza y el Impact Laboratory de Motorland (Alcañiz) colaboran en las pruebas de seguridad de arneses para mascotas. / BabyAutoPets

De los arneses infantiles para niños a los arneses para mascotas. El descenso de los datos de natalidad en la mayoría de países de Europa occidental, incluida España, hizo plantearse su modelo de negocio a BabyAutoPets, una empresa especializada en este tipo de productos ubicada en el País Vasco, y se pusieron manos a la obra. "Se consideró el sector de productos para mascotas como un mercado estratégico para la diversificación y continuidad de la empresa", afirma el director de comunicación, Ibon Maza.

Hace dos años comenzaron un proyecto de economía circular para recuperar los materiales de sillas infantiles que habían terminado su vida útil. Entre los usos que se valoraron para estos materiales se encontraba la utilización de las cintas de arnés para hacer correas de paseo y la creación de arneses de seguridad para mascotas. "En el desarrollo de las pruebas del arnés y probando lo que existe hoy en día en el mercado, se constató el enorme vacío regulatorio y la falta de I+D que hay. No hay normativas y apenas hay bibliografía técnica sobre el tema", explica Maza.

A lo largo de sus 20 años de trayectoria han contado con la colaboración de la Universidad de Zaragoza y el Impact Laboratory de Motorland, en Alcañiz, para llevar a cabo ensayos de I+D+i. "En los dos años de desarrollo del arnés para mascotas se han realizado decenas de ensayos en el Impact Laboratory. Se han utilizado maniquíes desarrollados al efecto y se ha tomado como punto de partida las exigencias de las sillas infantiles", señalan desde la empresa especializada en seguridad para mascotas.

Además del arnés de seguridad para perros, realizan otras pruebas de esfuerzo en componentes como ensayos de impacto de sillas infantiles, I+D o conformidad de la producción. "Hay una sensación generalizada de falsa seguridad con correas que van al cinturón de seguridad y que en muchos casos están fabricadas con componentes que no soportan la virulencia de un impacto o frenazo súbito". 

Maza advierte también que en los ensayos realizados en Motorland todos los dispositivos del mercado sufrieron roturas y los modelos de perros salían proyectados del arnés, lo que provocaría daños en el propio animal y en el resto de ocupantes del vehículo en el mundo real. "Animamos a los dueños de las mascotas a comprobar cómo están viajando con sus peludos y si los elementos de retención que utilizan han sido probados en pruebas de 'crash-test'".

La Ley de protección, derechos y bienestar de los animales establece que en los desplazamientos el dueño debe atender las necesidades "fisiológicas y etológicas de los animales" y asegurarse de que el medio de transporte disponga de espacio y garantice "la seguridad vial y la seguridad de la mascota" durante el trayecto, pero no especifica cómo aplicarlo. "En el resto del mundo la situación es parecida, el transporte de mascotas está regulado de forma muy laxa y no existen normativas", agrega el experto.

Normativa y sanciones

Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), en España hay más de 29 millones de mascotas. En el censo elaborado junto a Veterindustria se contabilizan más de nueve millones de perros, en unos datos que reflejan el incremento de perros y gatos durante la pandemia por coronavirus. 

Uno de los temas a tener en cuenta a la hora de viajar con mascotas en el coche es el Reglamento General de Circulación que obliga a que los animales y objetos que se transporten en un vehículo no interfieran con el conductor. Está prohibido viajar con el perro suelto, ya que podría distraer al conductor y ser muy peligroso. La Dirección General de Tráfico (DGT) señala que uno de cada cinco usuarios lleva a su mascota sin ningún sistema de protección y que, en caso de accidente, un animal suelto multiplica su peso por 35 a una velocidad de 50 kilómetros por hora. La sanción por viajar con un animal suelto se califica como leve y tendría un coste de 80 euros, sin puntos. Sin embargo, podría considerarse una falta grave si, por ejemplo, el perro va en el asiento del copiloto. En este caso, la multa ascendería hasta los 200 euros. 

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) señalan la importancia de la seguridad, habitabilidad para el perro, instalación y facilidad de limpieza como factores clave a la hora de elegir la forma de transportar a la mascota. Las opciones van desde la jaula metálica, diseñada para ponerla en el maletero del coche a los transportines de plástico, a las rejillas divisorias y los arneses. La OCU advierte que es imprescindible adquirir un producto homologado, que haya pasado todas las pruebas de seguridad. "Si lo compramos por internet, en páginas que provienen de fuera de la Unión Europea y que no han pasado los controles pertinentes, no serán del todo seguros. Hay un evidente riesgo, por lo que hay que comparar a través de un vendedor fiable, que tenga las homologaciones y especificaciones técnicas en regla", explica el delegado territorial de la OCU, Alejandro Marín.