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NUEVA LEY DEL TABACO

Los fumadores diarios se reducen casi un 2% desde 2017 y desciende el número de nuevos adictos

Esta tendencia podría verse favorecida en los próximos meses con la nueva legislación. Los datos del Ministerio de Sanidad muestran que en 2019-2020 se registró la cifra más baja de consumo de tabaco de toda la serie histórica

LETICIA BUENDÍA /
El porcentaje de fumadores ha descendido notablemente desde 2017, pasando del 34,0% al 32,3%. / Pixabay
icono foto El porcentaje de fumadores ha descendido notablemente desde 2017, pasando del 34,0% al 32,3%. / Pixabay

Según los resultados de la última encuesta sobre alcohol y drogas en España (Edades) realizada por el Ministerio de Sanidad, en el periodo 2019-2020 se registró el dato más bajo de consumo de tabaco de toda la serie histórica, que comienza en 1995. Entre quienes fuman a diario, el porcentaje ha descendido notablemente desde 2017, pasando del 34,0% al 32,3%. Esta tendencia a la baja podría verse favorecida en los próximos meses por la nueva ley del Tabaco, cuyo texto definitivo pretende ser aprobado por el Congreso antes de finales de 2022. La nueva normativa plantea prohibir el consumo de esta sustancia en las terrazas de bares y restaurantes, en los estadios deportivos, en espacios públicos como los parques y playas e, incluso, dentro del vehículo particular, cuando en este se encuentren menores o embarazadas.

A pesar de que el tabaco sigue siendo la segunda sustancia psicoactiva más consumida en España entre la población de 15 a 64 años, solo por detrás del alcohol, los datos muestran una tendencia a la baja. También, incluso, entre quienes se inician en el consumo de cigarrillos. El informe sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias en España de 2021 indicaba que el número de jóvenes que han fumado tabaco alguna vez en su vida (38,2%), el de los que reconocen dicho consumo en el último año (30,7%) y el de los que afirman haberlo hecho en los últimos 30 días (23,9%) presentaban un descenso respecto al ejercicio anterior, registrando así las menores prevalencias desde que se monitoriza el consumo de esta sustancia.

"Durante la pandemia, se incrementó el número de personas que se animaron a dejar de fumar y, además, estas se han mantenido en ese proceso de deshabituación tabáquica. Algunos lo hicieron por sí solos y otros fueron ayudados telefónicamente a través del sistema sanitario", explica la doctora Lourdes Clemente, miembro de la Asociación para la Prevención del Tabaquismo en Aragón (APTA-Aragón). En cuanto a cómo la COVID ha afectado al consumo de los más jóvenes, Clemente apunta: "Creemos que la pandemia ha influido, pero no tenemos muy claro en qué sentido". 

Además de aumentar el número de espacios en los que está restringido el consumo de tabaco, las medidas que promueve la nueva regulación, que pretende reducir al 30% el número de fumadores en España para el año 2025, también incluye la prohibición de realizar publicidad encubierta de este producto y la obligación establecida por la Unión Europea de utilizar el empaquetado neutro. Para la doctora, estas nuevas normas van ser positivas tanto para la prevención como para animar a los fumadores a abandonar el hábito, y pone el acento en los efectos perjudiciales de la publicidad indirecta: "Desde el Comité Nacional por la Prevención del Tabaquismo y la Asociación por la Prevención del Tabaquismo de Aragón consideramos que es imprescindible que se prohíba".

"Dejar de fumar es una de las cosas más difíciles"

En su consulta de Zaragoza, la psicóloga y experta en deshabituación tabáquica Adriana Marqueta ha notado, en los últimos meses, un pequeño repunte en el número de personas que están interesadas en dejarlo. "La cifra será mayor cuando se establezcan las restricciones", augura. En cuanto al perfil de aquellos a quienes atiende, señala que se trata, en su mayoría, de fumadores con alta dependencia física y que, previamente, lo han intentado varias veces por su cuenta sin lograrlo. De ellos, el 65% consigue desprenderse de este hábito. Aun así, matiza: "No hay relación y no podemos concluir que una persona tenga que intentarlo varias veces hasta conseguirlo".

El proceso, que dura unas ocho sesiones a lo largo de tres meses y que puede llevarse a cabo con o sin apoyo farmacológico, se inicia con la elaboración de una historia clínica para valorar el nivel de dependencia. "Después, en las sesiones, abordamos diferentes temas como la prevención de recaídas, las ventajas de dejarlo y las preocupaciones que puede generar el incremento de peso asociado", apunta Marqueta. "En la adolescencia, los jóvenes empiezan a consumir para asemejarse a sus iguales, probar algo nuevo, sentir que forman parte de un grupo o por equipararse a la gente adulta. Después, una vez enganchados a la sustancia, el tabaco se convierte en un recurso. Al dejarlo, hay personas que se sienten vacías. Por eso, hay que trabajar a nivel psicológico para que vean que su vida es igual o mejor a la que tenían". 

Sobre qué debe motivar a los fumadores a deshacerse de este hábito, Marqueta apunta: "En cuanto a la salud, a las 24 horas ya existen ventajas físicas y, a nivel psicológico, el mayor beneficio es la libertad". Por eso, "dejar de fumar es una de las cosas más difíciles que se pueden hacer, pero hay que perder el miedo y tomar la decisión de hacerlo", anima.