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PROTECCIÓN INTERNACIONAL

Las solicitudes de asilo se disparan en Aragón y superan las 6.400 en 2023, el doble que el año anterior

Por provincias, el año pasado se presentaron 4.609 peticiones en Zaragoza, 1.622 en Huesca, 207 en Teruel. Los principales países de origen fueron Venezuela, Colombia y Perú. Las oenegés lamentan que solo se reconocieron a 12 de cada 100 personas

A. H. /
En 2023 se presentaron en Aragón 6.438 solictudes de asilo. / Europa Press.
icono foto En 2023 se presentaron en Aragón 6.438 solictudes de asilo. / Europa Press.

Las solicitudes de asilo se dispararon en Aragón el año pasado, alcanzando las 6.438, el doble que en 2022, cuando fueron 3.170, según datos de la Oficina de Asilo y Refugio (OAR), perteneciente al Ministerio del Interior. Por provincias, se presentaron 4.609 peticiones en Zaragoza, 1.622 en Huesca y 207 en Teruel. Y los principales países de origen fueron Venezuela, Colombia y Perú. Las organizaciones no gubernamentales lamentan el escaso número de resoluciones favorables, que alcanzaron el 12%, "rompiendo la tendencia al alza de los dos últimos años y alejándose más de la media europea, que se situó en torno al 40% en 2023", según la ONG Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). 

Varias oenegés, como Cruz Roja o Accem, atienden en la Comunidad a estas personas, que les asigna el Ministerio mientras se resuelven sus expedientes, facilitándoles alojamiento o atendiendo sus necesidades básicas. 

"Todas las entidades que trabajamos con demandantes de asilo funcionamos de la misma manera. Tenemos habilitados centros y pisos, y pueden permanecer con nosotros durante 18 meses mientras se resuelve su situación, y en los casos más vulnerables puede llegar a los 24 meses", explica Ana Vélez, responsable de Migraciones de Cruz Roja en Zaragoza. 

Esta organización no gubernamental cuenta actualmente en la capital aragonesa con 440 plazas para estas personas. "Tenemos 270 plazas en la fase cero y uno, que incluyen la valoración inicial y la acogida, y 170 en la fase de autonomía, cuando salen del lugar de acogida y se les asigna una ayuda económica en función de sus necesidades individuales", cuenta Vélez. 

En el operativo de Cruz Roja trabajan unas 80 personas, "entre trabajadores sociales, educadores, monitores, equipo jurídico, psicológico, de aprendizaje del español, además de voluntarios, que son la alma mater de la organización", cuenta la experta, quien destaca que, habitualmente, las resoluciones, ya sean favorables o desfavorables, suelen resolverse, de media, "en unos seis o siete meses". 

Mientras permanecen en el centro de acogida, "se les ayuda a integrarse, se les forma y se les intenta buscar un empleo". En caso de que la resolución sea desfavorable, Ana Vélez explica: "Saben que tienen que salir en 15 días, pero les ayudamos a buscar una solución".

De Venezuela, Colombia, Siria, Mali o Senegal

Según cuenta Ana Fustero, trabajadora social de Accem, los países de origen de los demandantes de asilo "va a temporadas" . "Hubo un 'boom' de Venezuela, ahora son muchos de Senegal, pero también hubo en su día de Siria, o de Afganistán", comenta.

"Asilos, como tal, hay muy pocos, son muy concretos, y responden a situaciones muy concretas, como persecución por orientación sexual, ideas religiosas, amenazas o ideas políticas de alguna persona que se ha significado mucho", explicaba. "Muchas veces se otorga a una nacionalidad por razones humanitarias, como Venezuela, o por protección subsidiaria, como Siria, mientras que en el caso de Ucrania se trata de una protección temporal", añade Fustero.


Sede de Accem en Zaragoza.

Esta ONG cuenta actualmente en Zaragoza con 123 plazas destinadas a estas personas, distribuidas en 27 pisos. Cuando ya no pueden permanecer más tiempo en el centro de acogida, se les busca una alternativa. "Se les ayuda en el proceso de búsqueda de un piso de alquiler, pero ahora es una tarea muy complicada, por cómo están los alquileres, y nos vemos obligados a recurrir al albergue municipal o al refugio, pero nos resulta muy complicado porque está todo muy saturado", apunta Fustero.

La trabajadora social de Accem admite que no todos a los que se les concede una protección internacional consiguen adaptarse en la sociedad de acogida: "Hay casos de éxito total de integración, pero algunos no lo consiguen, aunque la mayoría sí que lo intenta y tiene muchas ganas".