Publicidad
MICOLOGÍA

La sequía del verano y el calor se traduce en una presencia desigual de setas en los montes aragoneses

Las últimas lluvias han permitido que el Pirineo mantenga la producción de hongos, pero en Teruel ha disminuido considerablemente

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La sequía reduce la aparición de setas, sobre todo en Teruel.

El inicio atípico del otoño, con temperaturas más elevadas de lo habitual, se ha traducido en una presencia desigual de setas en los montes aragoneses. Mientras en Teruel la sequía ha hecho que la temporada comience de forma poco halagüeña, en el norte de la Comunidad el panorama es más prometedor. Un ejemplo es el Valle de Lizara, en pleno Pirineo, donde las lluvias de agosto han permitido que la producción de setas se mantenga.

La escasez de agua se ha dejado notar en la provincia de Teruel y ha provocado que la producción disminuya considerablemente. Eso se traduce en precios más altos en los mercados debido a la escasez de hongos, que podría mejorar con la previsión de las lluvias de los próximos días.

"Debido a este calor inusual que está haciendo en esta época del año, se ha secado todo bastante y ahora está la cosa muy deteriorada. Están las setas sufriendo mucho", lamenta el micólogo Gerardo Flores. 

Aun así, en las zonas sombrías que guardan todavía la humedad de las lluvias de agosto se pueden encontrar muchos ejemplares. "Hemos podido distinguir diferentes 'boletus'. Ha sido muy interesante", comentaba este sábado un aficionado.

Ahora, es necesario que llueva y que no hiele, algo que beneficiará a todas las variedades más tardías. También a otras zonas de Aragón, que sufren las consecuencias de la sequía.

En el Parque Micológico de la Sierra de Albarracín han vendido la mitad de los permisos de recolección que el año pasado debido a la falta de lluvias y la escasez de ejemplares. "Los 60 litros que cayeron en septiembre sirvieron para activar los micelios, pero no para que haya una buena productividad", indica Gonzalo Castillo, técnico del parque. 

Bares y restaurantes de la zona ya notan esa falta de recolectores, que conlleva una bajada de clientes.