La represión continúa en Irán un año después de la muerte de Mahsa Amini

Este sábado se cumple un año de la muerte de Mahsa Amini, la joven iraní de 22 años que murió tras ser detenida por la llamada ‘policía de la moral’ por llevar mal puesto el velo islámico. Amini entró en coma unas horas después de llegar a la comisaría y falleció al cabo de unos días en el hospital.

Las autoridades iraníes achacaron su muerte a un paro cardiaco; su familia, a una brutal paliza. Una familia a la que hoy han impedido que conmemore en público el aniversario. Incluso han detenido a su padre durante unas horas, según ha informado la ONG con sede en Oslo Iran Human Rights. Añaden que las fuerzas de seguridad iraníes han impuesto fuerte restricciones en el cementerio Aichi, donde está enterrada la joven y donde comenzaron las manifestaciones al día siguiente de su muerte contra el régimen teocrático.

Fue una ola de protestas que se extendió por todo el país, y la más larga hasta ahora contra los clérigos, al grito de “mujer, vida, libertad”. La revuelta llegó también a las redes sociales, donde pudo verse a mujeres de todo el mundo quemando hiyabs y cortándose el pelo.

Pero el Gobierno iraní aplastó todo este momvimiento con una represión que causó 500 muertos, miles de detenidos y la ejecución de varios manifestantes, uno de ellos en público.

Parecía que la revolución estaba a la vuelta de la esquina, pero no pudo ser. Tras estos sucesos, las autoridades han intensificado la represión, cerrado medios de comunicación y encerrado a activistas, periodistas y abogados. También han logrado romper su aislamiento internacional e incluso logrado la descongelación de 6.000 millones de dólares bloqueados por Estados Unidos.