Publicidad
EDUCACIÓN

La música como apoyo en la evolución educativa de los niños

La mejora en el sistema auditivo y expresivo o la ayuda al desarrollo de la memoria son algunos de los beneficios que tienen las melodías en el crecimiento de los menores

I. A. /
Un aula de música con menores / Europa Press
icono foto Un aula de música con menores / Europa Press

Que el ser humano es un animal musical no es difícil de demostrar. Todos tenemos ese sonido, grupo de notas, canciones o 'jingle' que nos rememora a algo o nos hace actuar de una manera concreta. En los más pequeños esto no es una diferencia respecto de los adultos. Unicef reconoce que los beneficios del sonido armónico en la primera etapa de la vida, entre el nacimiento y los ocho años, potencian el aprendizaje del menor, entre otros, con mejoras en el sistema auditivo, la ayuda al desarrollo de la memoria y la facilitación en la expresión de sentimientos e ideas.

Este último aspecto es el que más destacan los que trabajan con el binomio niño-música. "A través de la música los más pequeños expresan cosas que no pueden exteriorizar de otra forma", asegura la psicóloga Marta Temprado. Son capaces de, en un momento determinado, "pegar tres bocinazos o bailar rápido sin que sea necesario tener palabras que cuenten como se encuentran", explica. Ella plasma sus conocimientos en Musikare, un lugar en Zaragoza con el que busca crear "un espacio que genere un vínculo seguro entre su persona y el pequeño", de igual a igual. Y a partir de ahí cada niño se deja llevar por la música.

Evolución musical del menor

Conforme el niño avanza en su crecimiento, los estímulos y miedos aumentan. Julia Lorenzo ha comprobado como a partir de los tres años las actividades ya se pueden dirigir a un ámbito más lúdico. En Betovi, la academia que dirige, a esa edad ya los pequeños son "capaces de contrastar varias notas musicales". Y si entran en un rango de cinco y seis años, que ya tienen un vocabulario fluido, se sigue utilizando la melodía y su reproducción como parte del aprendizaje. Una evolución que mejora la gestión de aspectos como la vergüenza y permite reforzar la autoestima.

Lorenzo, que además es graduada en el Conservatorio, usa el violín como herramienta. Aproximarse a este instrumento puede ser clave para un niño. "Es realmente difícil y desagradecido al principio", asegura esta experta. Que no suene o aprender a cogerlo sirven para "gestionar la frustración". También para inculcar una rutina que suele ser más sencilla de adquirir para el que tiene un trabajo previo hecho en torno a la música y para ir viendo que un "esfuerzo tiene recompensa", subraya. Hay padres que se suman a practicar con el violín en paralelo a sus hijos y eso enriquece al entorno familiar.

¿Y a la hora de cantar?

"El último día llegó una de las alumnas, de siete años, expresando la alegría con una canción que utilizamos en clase", recuerda Temprado. Con ella se crea un vínculo y genera un poso en el menor. Era una de las que habitualmente utiliza en el aula. "Tengo repertorio propio salvo algún tema tradicional", destaca la propietaria de Musikare, con el que busca llegar a donde ella quiere en cada momento.

Tampoco el contenido es necesario en Betovi. "Nos centramos en los juegos y buscamos canciones que no tengan mucha letra para que el niño se centre en la música", aclara Lorenzo. Eso no quiere decir que en alguna ocasión no se pueda usar  "algo de actualidad y reguetón", reconoce. Al final, se trata de que la música se convierta en un apoyo más en el proceso de crecimiento de un niño.