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ATENCIÓN PRIMARIA

La medicina familiar tiene 22 vacantes en Aragón y sigue siendo la menos demandada por los mir

Este viernes termina el plazo para elegir destino por parte de los médicos residentes. En Aragón no se ha cubierto ninguna plaza en Calatayud y Barbastro

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Consulta médica.

Este viernes termina el plazo para elegir las plazas de médico interno residente (mir). Los médicos graduados que se han examinado este año tienen que seleccionar la especialidad y el centro para formarse los próximos años. La de Medicina Familiar y Comunitaria parece la especialidad menos atractiva. En Aragón se ofertan 82 plazas, 55 en Zaragoza, 14 en Huesca y 13 en Teruel. Del total de las plazas ofertadas, se han seleccionado 60 con un reparto desigual. En Zaragoza capital se han elegido 43 de las 49, mientras que en Calatayud siguen vacantes las seis disponibles. En Huesca se han elegido cinco de las ocho, pero ninguna en Barbastro. Tres residentes ha elegido la provincia de Teruel, dos de ellos en la capital turolense y uno en Alcañiz. 

El plazo para elegir termina hoy, pero el 30% de las plazas se consideran de difícil cobertura. El vicepresidente de la Sociedad Aragonesa de Médicos de Familia, Luis Miguel García, ha incidido en 'Buenos Días' de Aragón TV en que ocupar estas plazas ha costado siempre, pero, a su juicio, las soluciones que se están planteando desde las administraciones "son más de portada que soluciones reales". Señala que se puede entender con un paralelismo comercial: "Si no vendes un producto y te sobran 100 unidades y añades 100 más, te sobrarán 200"

Además, ha asegurado Luis Miguel García: "Si se aumentan de manera significativa las plazas urbanas, las zonas rurales son las que salen perjudicadas". La medicina rural es la gran desconocida, añade García, y eso, unido a que la medicina familiar ni siquiera es una asignatura en la universidad, hace que sea difícil y casi imposible que los residentes se decanten por elegir algo que "ni siquiera conocen". En esta misma línea se ha pronunciado también el responsable de docencia de Atención Especializada del Hospital Clínico, Jorge Albareda, que es quien se ocupa de la evolución de los mir en este centro. También ha subrayado que si la especialidad de medicina familiar se estudiara en las facultades serviría para despertar vocaciones entre los mir. 

En lo que también han coincidido es en que la mayor parte de las informaciones que se conocen sobre medicina familiar hablan de factores negativos, sobre todo porque "se suele hablar de ella como una especialidad a la que se menoscaba", pero no se recuerda que "es la asistencia base de la atención sanitaria". Y, más allá de incentivos económicos, Luis Miguel García cree que debe atraerse a los mir con la posibilidad de mejorar su currículum, su formación, sus competencias y sus habilidades más allá de la propia especialidad, como un extra a su periodo como residentes que podría servirles en el futuro. 

Jorge Albareda ha señalado que siguen de cerca la asignación de los mir y esperan su incorporación entre el 6 y el 7 de mayo. En el Hospital Clínico, las plazas se suelen cubrir siempre. De asistencia especializada, la mayoría de las vacantes están en este hospital, 70, y en el Servet, con más de 80. 

También ha apuntado Albareda a un cambio generacional como uno de los motivos para no elegir medicina familiar, porque "han cambiado los gustos y las preferencias de los jóvenes". Se habla desde hace años de los problemas que arrastra esta especialidad y los propios residentes saben que existen, lo que hace que se retraigan. Pese a esta dificultad para ocupar las plazas, Albareda confía en que "se cubrirán", para lo que esperan que el Ministerio de Sanidad ponga en marcha un periodo de "repesca". 

Las mir Isabel Asensio y María Elisa Becana sí han elegido medicina familiar. Ambas han explicado en Aragón Radio que su elección responde a que es "una especialidad cercana al paciente" y en la que se puede seguir su evolución como "una unidad de estudio y de cuidado que puede ser enriquecedora".

Han incidido en que se arrastran problemas estructurales como el tiempo establecido de ocho minutos por paciente, que genera estrés en el médico y una situación frustrante. Ahí radica, dicen, parte de "la mala fama" que tiene esta especialidad. Pese a todo, aseguran, sigue siendo "la más cercana a las personas".