Publicidad
MUJER Y CIENCIA

La asignatura pendiente de la ingeniería: despertar la vocación en las más jóvenes

Resolver la brecha de género en las aulas universitarias es uno de los propósitos del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra este domingo

ARAGÓN NOTICIAS /
Solo el 26% de los alumnos de Ingeniería en la Universidad de Zaragoza son mujeres. / Canva
icono foto Solo el 26% de los alumnos de Ingeniería en la Universidad de Zaragoza son mujeres. / Canva

En la Universidad de Zaragoza solo uno de cada cuatro alumnos matriculados en algún grado de la rama de la Ingeniería son mujeres. Una realidad que se nota especialmente en las aulas de Ingeniería Informática y Mecánica, en las que apenas llegan a representar el 15% de los estudiantes. Resolver esta brecha es uno de los propósitos del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra este domingo. 

"En Secundaria, casi el 60% de las alumnas desestiman las carreras de Ingeniería", explica María Villarroya, ingeniera y autora del libro '1.001 amigas ingenieras', y quien, desde 2016, forma parte del proyecto 'Una ingeniera en cada cole' con el que desde la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) buscan acercar casos reales a los alumnos de Primaria. "La gente solo conoce a Marie Curie; es un perfil demasiado alto, un referente utópico como para que las niñas puedan sentirse identificadas. Necesitan ejemplos más próximos", explica Villarroya.

Por eso, desde este mes de febrero y hasta finales de abril, 80 mujeres ingenieras, científicas y tecnólogas visitarán las aulas de los colegios aragoneses para acercar su trabajo a los más pequeños y mostrarles, a través de talleres, a qué dedican su día a día profesional. "El año pasado medimos el impacto de la actividad. Al ver para qué sirve nuestro trabajo su percepción sobre él cambia", indica Villarroya.

Ansiedad hacia las matemáticas

"Los estudios señalan que, en el colegio, las niñas sienten más ansiedad hacia las matemáticas, ya que su percepción es que se les dan peor que a sus compañeros pese a obtener resultados similares y, como las notas no lo reflejan, el profesorado no es consciente de esa realidad. Ese sentimiento les va a condicionar su comportamiento posterior a la hora de elegir estudios", cuenta la ingeniera, que aclara que lo que realmente ocurre es "que las niñas tienen más miedo al fracaso". "Y eso en las matemáticas se refleja al tener que llegar a un resultado exacto", explica. "Es importante que el profesorado sea consciente y ofrezca una formación inclusiva y con perspectiva de género, en la que el proceso sea tan importante como la solución", agrega.

Para alcanzar este objetivo, la ingeniera señala que hace falta visibilizar la diversidad. "Aunque hablamos de ingeniería, también son necesarios muchos otros perfiles técnicos. El objetivo final es alcanzar la igualdad de oportunidades para elegir equipos diversos, que son los que mejor funcionan", subraya Villarroya.

"No somos nada extraordinario"

Aunque, de pequeña, su primer interés fue por el baile, Ana Lázaro descubrió un poco más tarde su vocación por la ingeniería. "Siempre me han llamado las ciencias y las matemáticas, aunque no tenía claro lo que iba a estudiar", cuenta. Actualmente, Lázaro es profesora titular en el departamento de Ingeniería Mecánica y subdirectora de Infraestructuras en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón.

"En los campos Stem -acrónimo en inglés que hace referencia a 'Science, Technology, Engineering and Mathematics' (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)- las mujeres estamos infrarrepresentadas y, en la ingeniería, esa diferencia es todavía más acusada. Por eso es importante fomentar las vocaciones", indica Lázaro.

La docente también anima a las más jóvenes a interesarse por este campo. "No somos nada extraordinario, cualquiera puede dedicarse a esto", asegura, y añade que, en lo académico, no hay ninguna dificultad añadida ni diferencia por el hecho de ser mujer. "Las complicaciones surgen después, cuando hay que compaginar determinadas intensidades de trabajo con los requerimientos de la vida personal, sobre todo en la maternidad", apunta.

Una reflexión en la que también coincide la zaragozana Milagros Medina, quien ha dirigido durante más de 22 años el grupo de investigación de Biología Estructural en la Universidad de Zaragoza. "El problema está en el desarrollo familiar, es el momento en el que se produce una autolimitación por parte de algunas mujeres. La ciencia es muy demandante y acaba siendo una forma de vida, por lo que compaginarlo con el cuidado de hijos o familiares enfermos es complicado, pero debería ser igual de difícil para los hombres", afirma Medina. 

La catedrática recuerda que, durante su etapa universitaria, el equipo docente estaba formado mayoritariamente por hombres, una situación que se ha revertido gracias a la incorporación de las mujeres a las aulas de estas carreras. Los datos muestran que, en el curso actual, las estudiantes representan casi el 50% del total de los alumnos de la facultad de Ciencias

"Afortunadamente, la paridad también ha llegado ya a los docentes y a los investigadores. En concreto, en bioquímica y las áreas 'bio', creo que hay mayoría de profesoras en este momento", apunta.