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SEMANA SANTA

El Santo Sepulcro de Calatayud: una basílica única en el mundo que cobra especial significado en Semana Santa

Junto a la de Jerusalén, es la única Casa Madre de la Orden del Santo Sepulcro que hay en todo el planeta, lo que le confiere una singularidad y la convierte en uno de los lugares más venerados por los cristianos

S. C. /
Santo Sepulcro de Calatayud. / Imagen de la Basílica
icono foto Santo Sepulcro de Calatayud. / Imagen de la Basílica

Hay dos templos en el mundo que son Casa Madre de la Orden del Santo Sepulcro: el de Jerusalén y, como primera fundación lejos de Tierra Santa, el de Calatayud. Ambos están dedicados de forma exclusiva a la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo y cobran especial sentido y significado en la celebración de la Semana Santa. El templo de la ciudad bilbilitana, construido en el siglo XII, mantiene la singularidad de respetar fielmente los actos litúrgicos, así como la misión de conservar las siete reliquias de los santos lugares, como dos astillas del lignum crucis, una de las reliquias más veneradas por los cristianos, y ser el lugar donde realizar el denominado "cruzamiento" de los Caballeros y Damas de esta antigua Orden. En su interior representa los siete últimos días en la vida de Jesucristo en los retablos laterales y no alberga imágenes de la Virgen, tan solo algunas de forma testimonial. Estas características convierten a esta basílica en un lugar único en el mundo. 

La basílica de Jerusalén es el lugar más venerado y sagrado para los cristianos en todo el mundo porque se levanta sobre el lugar en el que, según los evangelios, Cristo fue sepultado. 

La historia del Santo Sepulcro de Calatayud comienza en el siglo XII cuando Alfonso el Batallador, que consideraba la Reconquista como una cruzada, deja como herederas a las tres órdenes militares: San Juan del Hospital, los Templarios y el Santo Sepulcro. Ante la alta probabilidad de que esta herencia condujera a un reino ingobernable, ni las propias órdenes ni los nobles la consideraban viable, se acordó ceder en favor de Ramiro el Monje y, a cambio, recibieron encomiendas o territorios. Fue entonces cuando se decidió construir en Calatayud el Santo Sepulcro, junto a la muralla de la ciudad bilbilitana, convirtiéndose en la segunda Casa Madre de esta Orden en el mundo. Comenzó a construirse en 1144, y así se refleja en el documento original que se conserva en la Basílica. 

El Santo Sepulcro de Calatayud tiene varias singularidades que la diferencian. Fue elevada al rango de basílica en 2020 y se concibe como única en el mundo. El paso de los siglos no ha evitado que la celebración litúrgica "se siga haciendo de la manera más fiel posible, por la vinculación con la Santa Sede", como señala el Prior del Cabildo de la Basílica del Santo Sepulcro, Javier Sanz.

Los laterales del templo representan las escenas de la pasión y muerte de Cristo en ocho retablos que se consideran una joya del arte barroco. Cada uno de ellos detalla una escena. Es una de las muestras artísticas más destacadas de la basílica. Todas las capillas laterales se dedican a la pasión y muerte de Jesucristo, lo que constituye una peculiaridad que convierte a esta iglesia en única en el mundo. 

Además de esta fidelidad en los actos litúrgicos, como el lavado de pies cada Jueves Santo o la vigilia, lo que diferencia a la basílica de Calatayud "es la cantidad de reliquias de los santos lugares que custodia", señala el párroco Javier Sanz. Conserva el lignum crucis con dos astillas de la cruz en la que fue crucificado Jesucristo, una piedra sobre la que fue flagelado o un pedazo de la roca del Santo Sepulcro de Jerusalén. Todas se exponen los días de Semana Santa, fechas en las que también puede verse una copia de la Santa Paz del Vaticano del siglo XV.

Entre los actos que más devoción suscita y que también convierte en exclusivo a este templo ha de citarse la procesión claustral con el Cristo yacente. Como explica el prior, cada Viernes Santo "se procesiona dentro de la propia iglesia", entre el silencio absoluto y el respeto de los presentes, que solo se rompe con el sonido de matracas y carracas. El Cristo yacente es una escultura del siglo XVI y tiene la misma medida y posición que el cuerpo de la Sábana Santa y la mano izquierda se apoya sobre la derecha. La celebración más importante es la vigilia de Pascua, que está dedicada a la resurrección de Cristo. 

La Cofradía de la Piedad tiene su sede en la Basílica del Santo Sepulcro. Aunque no se puede precisar con certeza la fecha en la que nació, se cree que sería en torno al siglo XIII. Desde entonces, además de mantener el culto religioso y seguir con la tradición más vinculada a la Semana Santa, también ha servido como soporte de los más vulnerables, primero con los ajusticiados y, después, con las personas que fallecen de manera violenta.

A la larga historia de la Cofradía de la Piedad se une también otra hermandad de reciente creación, la del Cristo de la Paz. Comenzó su andadura en 1992. Su Hermano Mayor, Fernando González, recuerda que comenzó con ocho personas y en este momento cuenta "con más de 600 cofrades". El primer paso que tuvieron que dar, y "el más importante" para González, fue elegir la imagen que iba a representarles. Tras el permiso del prior del Santo Sepulcro, el Cristo que se conservaba en la capilla del Carmen fue restaurado y tomó el nombre del Cristo de la Paz, porque, como asegura Fernando González, "eso es lo que transmite su rostro". Desde entonces es la imagen que representa a esta hermandad. 

Otra de las singularidades que tiene como escenario la Basílica del Santo Sepulcro es que es aquí donde se produce el cruzamiento de Caballeros y Damas de la Orden. Se hace en efemérides señaladas. La última vez fue en 2021 ante la presencia del gran maestre de la Orden, designado por el del papa Francisco para todo el mundo. Es la toma de posesión como canónigos honorarios de personas laicas. La Orden del Santo Sepulcro está constituida por unos 30.000 Caballeros y Damas de más de 40 nacionalidades