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SOCIEDAD

Del 'Todo a 100' a Ale-Hop: cómo los bazares han evolucionado, ocupando el centro de las ciudades

Las conocidas tiendas de 'Todo a un euro' han pasado de estar en las periferias a ocupar las principales calles, con un cambio de imagen y una oferta más reducida, como la de Miniso o Ale-Hop en Zaragoza

T. P. A /
Los bazares se reinventan y ya están presentes en el centro de las ciudades. / Canva
icono foto Los bazares se reinventan y ya están presentes en el centro de las ciudades. / Canva

Los bazares y tiendas de "Todo a 100(pesetas)" o "Todo a un euro" fueron una auténtica revolución cuando hace más de 30 años comenzaron a aparecer en las ciudades españolas. Por primera vez había objetos cotidianos de toda índole que podían adquirirse en una misma tienda (sin desplazarse hasta un centro comercial) y a un precio muy reducido. Se implantaron en las zonas comerciales de los barrios de las ciudades, dejando el centro y grandes avenidas sin cubrir, debido en parte a los altos precios de los locales comerciales. Aquella imagen dista mucho de la actual. Solo en Zaragoza, hay tres bazares en plena calle Alfonso I

"Estos establecimientos, por la diversidad de producto que ofrecen en un mismo espacio y su bajo coste, responden a una nueva forma de compra, implantada principalmente en las ciudades y núcleos urbanos. Se busca satisfacer necesidades de una manera rápida, barata y pudiendo optar por diferentes productos alternativos. Y ello es posible en estos establecimientos", explica el profesor en Sociología de la Universidad de Zaragoza Carlos Gómez Bahillo.

La proximidad y la variedad de productos son, por tanto, su seña de identidad y una parte muy importante de su éxito. "Hay de todo. Los bazares ofrecen un servicio y ayudan a solventar unas necesidades de productos en un mismo momento y, además, teniendo una gran diversidad de productos para cubrir la mayor parte de las necesidades cotidianas. Esto ha contribuido, sin duda, a la apertura de este tipo de establecimientos a amplios sectores sociales. De ahí su difusión por el entorno urbano", añade el sociólogo. 

La diferencia entre esos comercios primigenios y los actuales radica, entre otras cosas, en su estética y en quién está al frente de ellos. Estos locales han pasado de estar regentados, en muchas ocasiones por población asiática, a población nacional, en su mayoría.

"Es un negocio rentable. De ahí que su explotación no quede en manos exclusivamente de oriundos de otros países y se esté extendiendo la titularidad de estos negocios a población de otras nacionalidades o incluso entre los españoles", asegura Bahillo. 

Los bazares han ayudado a romper barreras socioculturales

Detrás de ese cambio hay dos escenarios. Por un lado, los establecimientos que han triunfado y han conseguido mantenerse con el paso del tiempo, que han ido contratando trabajadores nacionales, mientras que en otros casos, la idea del bazar se ha modernizado, dotando de luz, color y orden a las tiendas, hasta convertirlas en franquicias internacionales, como ocurre en el centro de Zaragoza con la danesa Flying Tiger Copenhagen, la japonesa Miniso o la española Ale-Hop. 

Esa estética diferenciada es la que separa, en gran medida, a los bazares de barrio de los del centro de la ciudad, además de que estos últimos tienen menos género entre el que elegir, pero, quizá, mejor presentado y atractivo a la vista. 

Todo lo anterior ha calado en la sociedad general y en la aragonesa en particular, haciendo que esta sea más permeable a los cambios sociales y culturales, aceptando de mejor grado y con más rapidez la diversidad. "Ha favorecido la asunción por parte de la ciudadanía de la realidad multicultural de nuestra sociedad y nuestros barrios o zonas. Cómo el nacido en sociedades lejanas está comenzando a formar parte de nuestra vida y, concretamente, las segundas y terceras generaciones nacidas ya en nuestro país. Todo esto ha contribuido a romper las barreras socioculturales que existían al principio", expone el profesor de la Universidad de Zaragoza. 

El cambio social en las últimas dos décadas ha sido enorme, y eso ha dado lugar a que el bazar del barrio sea considerado como un comercio más, que satisface las necesidades, al igual que lo hacen grandes cadenas de supermercados, por ejemplo.