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CELEBRACIONES

Cómo no convertirse en la anécdota del año en la cena de empresa

Evitar temas controvertidos y no pasarse con la bebida son algunas de las recomendaciones de los expertos

ALIZIA BEGUÉ /
No pasarse con la bebida es una de las principales recomendaciones para no convertirse en el protagonista indeseado de la cena de empresa.
icono foto No pasarse con la bebida es una de las principales recomendaciones para no convertirse en el protagonista indeseado de la cena de empresa.

"Hemos visto de todo, encontrarlos vomitando, gente que se viene arriba, que se levanta y canta, gente que se ha ido con una excusa y luego se lo han encontrado por ahí con otras personas, etc.". Son palabras de José Manuel Romeo, hostelero especialista de atención en sala, acerca de lo que ha visto en cenas de empresas. "Ahora hay que tener más cuidado porque, cuando sucede algo un poco fuera de tono, enseguida alguien lo graba con el móvil y se puede volver en tu contra", añade.

Para evitar protagonizar escenas como estas y convertirse en el protagonista de la anécdota del año, Rita Monreal, experta en recursos humanos, recuerda que es importante no pasarse con la bebida: "Hay que saber cuándo parar de beber y un buen truco es tomar un vasito de agua entre la cerveza y el vino". En este sentido, Romeo apunta que hay que tener cuidado con "la previa": "Si se queda antes a tomar unas cervezas y tomamos más de la cuenta igual a lo que llegas ya estás pasado. Hay que mantener la compostura en la cena, normalmente después se sale a tomar algo y allí ya te puedes despendolar un poco porque hay más posibilidades de pasar desapercibido" 

Otro consejo es evitar temas de conversación controvertidos que puedan generar debates polarizados. "Es mejor hablar de temas amables. Hablar de política, de fútbol y de toros puede provocar conversaciones desagradables", asegura Romeo desde su experiencia. 

"Dejar el trabajo fuera de las conversaciones es muy difícil, pero hay que buscar la parte que tenga que ver con algo divertido, con anécdotas. Hay que evitar los adoctrinamientos, hablar de resultados, de productividad, etc.", asegura Monreal. En ese sentido, Romeo va más allá: "Recomendaría dejar los teléfonos en una caja para socializar tanto con quien te llevas mejor y como con quien no te llevas". 

Estas comidas y cenas son una oportunidad para conocerse más fuera del ámbito laboral y fortalecer las relaciones personales entre toda la plantilla: "Se crea más cohesión, que las personas se entiendan mejor y se trabaje más en equipo", indica Monreal, gerente de MÁS humanos.  

Son eventos amados por algunos y odiados por otros, pero ya forman parte de la cultura laboral española. "Es algo que se hace incluso cuando la empresa es pequeña. Si son dos personas, se van un día a comer", indica Monreal. Por eso, en su opinión, aunque no apetezca mucho, hay que ir: "Se puede tener un perfil bajo, irse pronto con la excusa de madrugar al día siguiente. A no ser que no soportes a nadie, entonces lo que hay que hacer es buscarse otro trabajo". 

En cuanto a cómo ir vestido, la estilista Alba Lafita indica que "hay que arreglarse pero tampoco pasarse": "Me alejaría de escotes exagerados, prendas muy cortas, vestidos de ceremonia y combinar muchos complementos". Para mujeres, Lafita apuesta por combinar prendas más formales con otras más casuales: "Un pantalón de traje de sastre o una falda lencera combinado con una camisa básica (que puede ser lencera, si no lo es la falda) y una americana, todo en tonos neutros. Se puede combinar con un bolso de otro color y elegir entre pendientes o collar grandes. Otra buena apuesta puede ser un vestido 'midi' sencillo", aconseja.

Para hombre, la firma de ropa Protocolo, sugiere un estilo parecido. "Es importante hacer que sea un momento especial o diferente, que nos veamos de forma distinta al día a día del trabajo", indica Ruth García, directora ejecutiva de la firma. "Apostaría por pantalón, camisa y americana pero que sea algo especial, con una americana de fantasía o en colores y salirse de lo que es un traje normal". En ese sentido, existen colecciones de americanas "con dibujos, colores crudos o con brillo".

Camareros y trabajadores de la hostelería son testigo de lo que se sucede en las mesas compartidas por compañeros de trabajo y jefes. "Suele haber al menos un tímido y callado, está el que nunca bebe y ese día se toma un vino y está graciosillo, o uno que no suele hablar y ese día habla demasiado, el gracioso de turno, el que le tira pullas al jefe aprovechando que es un día especial, etc.", indica Romeo, que también es el coordinador de la Escuela de Hostelería TOPI.  "Hay quien quiere evitar ponerse al lado de los jefes, pero muchas veces no son tan malos e igual son los más animados y conviene estar junto a ellos. También están los que se sientan allí por pelotear", asegura.