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EDUCACIÓN

El número de aulas cerradas en la última semana se ha duplicado, pero están lejos de las cifras de 2020

A finales de noviembre de 2020, ya se habían cerrado 679 clases por coronavirus de centros educativos

S. ROMEO /
Aula de infantil vacía sin niños (Canva).
icono foto Aula de infantil vacía sin niños (Canva).

El incremento de contagios que se está produciendo en la Comunidad también se refleja en los centros educativos. En la última semana, el número de aulas cerradas por la aparición de casos de COVID-19 prácticamente se ha duplicado, aunque las cifras están todavía muy alejadas de las del curso anterior. En concreto, los últimos registros confirman que hay 48 clases clausuradas en Aragón, 22 más que la semana anterior.

Según datos facilitados por el departamento de Educación, Salud Pública ha decretado el cierre de 151 aulas, ubicadas en 101 centros educativos sostenidos con fondos públicos, desde que comenzó el curso, el 8 de septiembre, hasta el pasado jueves, día 26 de noviembre. Supone el 1,8% de todas las clases, cifra que nada tiene que ver con las de hace justo un año. A finales de noviembre de 2020, ya se habían cerrado 679 clases por coronavirus de centros educativos públicos o concertados.

Otro aspecto que contrasta con respecto al curso pasado es el impacto que la COVID-19 está causando en los diferentes niveles educativos. Durante la última semana de octubre de 2020 -en la que más clausuras se decretaron de toda la pandemia-, una decena de las 97 clases confinadas pertenecía a Secundaria y Bachillerato, a pesar de que todavía no se había recuperado la presencialidad total en estos niveles. Ahora, desde Educación afirman que las clases cerradas corresponden principalmente a Infantil -donde no es obligatorio llevar la mascarilla- y solo nueve corresponden a Primaria. 

Estos datos apuntan a que el aumento de casos generalizado en la sociedad tiene su reflejo en los centros educativos, y que la mascarilla y la vacunación sirven como barrera para la protección de la COVID-19. Eva Bajén, presidenta de la Asociación de Directores de Instituto de Aragón, señala que el principal motivo por el que hay tan pocas aulas de Secundaria y Bachillerato cerradas este curso es “porque con la mascarilla, se considera que no hay contacto estrecho".

Así, Bajén explica que en estos niveles, cuando un alumno da positivo, es la dirección general de Salud Pública la que decide si se realiza una prueba diagnóstica al resto de compañeros, bien sea PCR o test de antígenos. En el caso de estar vacunados frente al coronavirus, el estudiante que ha dado negativo vuelve al aula con normalidad, mientras el que no ha recibido la pauta completa debe guardar cuarentena durante, al menos, una semana.

"La prueba tiene que hacerse en un centro de salud, no vale en farmacia", especifica la presidenta, quien asegura que últimamente observa "cierta relajación entre el alumnado". "Tenemos que estar constantemente diciéndoles que se pongan la mascarilla bien colocada, muchas veces llevan la nariz por fuera. Hay cierta relajación, lo cual es lógico porque fuera del centro las medidas de son muy laxas", añade. En estos momentos, el 85% de los aragoneses de entre 12 y 19 años está vacunado frente al coronavirus.

El Gobierno central establece el uso obligatorio de mascarilla para los mayores de seis años en espacios cerrados, al aire libre si no es posible mantener una distancia mínima de 1,5 metros, en medios de transporte y en espacios multitudinarios. Es por esto que, tal y como explica el presidente de la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón, Ricardo Civera, cualquier positivo en un aula de Infantil supone el confinamiento de toda la clase, con la excepción de aquellos centros donde los alumnos, por voluntad de los padres, llevan puesta la mascarilla.

Cuando se notifica un caso entre los más pequeños, se tienen en cuenta "factores de riesgo como las horas del almuerzo, el comedor escolar o el transporte" para seleccionar quiénes son los compañeros que deben guardar cuarentena, señala. Y acto seguido, se comunica a los padres que deben acudir al colegio para recoger al menor y realizarle una prueba diagnóstica. Civera apunta que estas actuaciones "en ningún caso las determina el centro educativo, sino Salud Pública".

"Si ella no puede salir, yo tengo que pedir favores para todo"

El confinamiento de un alumno supone, en muchas ocasiones, un trastorno para las familias, quienes sin esperarlo tienen que cambiar sus planes para atender al menor. Este es el caso de Carmen San Martín, quien, de repente, un viernes por la mañana se topó con una llamada del colegio de su hija de cinco años, ubicado en Zaragoza, en la que se le comunicaba que debía ir a buscarla e, inmediatamente, confinarla una semana en casa. El motivo, ser contacto estrecho de un positivo -una compañera de clase-. Como a la hija de Carmen, confinaron al resto de alumnos del aula.

Fotografía de un adulto teletrabajando con su hijo en casa. / Canva

La primera dificultad con la que encontró esta familia es ir a recoger a la niña, “porque no puedes llamar a los abuelos o a cualquier otra persona porque los pones en un compromiso", cuenta la madre. En su caso, durante el aislamiento se organizaron "más o menos bien" porque ella pudo teletrabajar y su pareja tiene turno de tarde.  Sin embargo, se pregunta cómo podrán hacerlo las familias que no tengan esta situación. "Aun así, no es fácil trabajar con la niña en casa. Es bastante incompatible. Además, al trabajar de mañanas y mi pareja de tardes, si mi hija no podía salir, yo tampoco. Si no estaba mi marido tenía que pedir favores hasta para hacer la compra”, explica.

Tanto la hija de Carmen como sus compañeros y la propia profesora dieron negativo en la prueba PCR. Durante la semana de confinamiento, en el colegio han mantenido el ritmo de las clases "con tareas online y tutorías por videollamada con los padres", ya que contaban con una plataforma, creada tras el confinamiento domiciliario del curso anterior. Este lunes, los alumnos de esta clase retoman la presencialidad en el aula, lo que que Carmen considera "más que seguro".