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DERECHOS HUMANOS

Afganistán, dos años de la desaparición de la mujer de la vida pública

A partir de la llegada al poder de los talibanes el 15 de agosto de 2021, tras la toma de Kabul, el nuevo régimen negó la educación universitaria a las afganas y les prohibió el acceso a parques o salones de belleza

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El gobierno talibán ha dictado un total de 54 edictos desde 2021 que restringen gravemente los derechos de las mujeres.

Con la toma de Kabul el 15 de agosto de 2021, los talibanes se hicieron con el poder y comenzaron a borrar a las mujeres de la esfera pública. Dos años después, a las afganas se les niega la educación universitaria, no pueden salir de casa sin la compañía de un hombre, no pueden trabajar, excepto en Sanidad y algunos negocios privados, y se les prohíbe el acceso a parques, gimnasios y salones de belleza.

La última orden de los talibanes obliga a despedir a todas las mujeres que acudan sin velo a sus puestos de trabajo en la administración pública, así como impedir la entrada de visitantes que no cumplan con esta regla.

De los aproximadamente 80 edictos emitidos desde el regreso de los talibanes al poder, una vez que las tropas estadounidenses abandonaron de manera precipitada el país afgano que habían ocupado durante dos décadas, un total de 54 se dirigen específicamente a las mujeres, y restringen gravemente sus derechos.  Desde las Naciones Unidas consideran que el trato de los talibanes a las mujeres y niñas afganas "podría equivaler a un apartheid de género".  

En la actualidad, Afganistán se enfrenta a una de las peores crisis humanitarias del mundo. Alrededor de 19 millones de personas sufren inseguridad alimentaria,  y los más afectados son los hogares encabezados por mujeres y niños.

La historia de Arezo Rahini y su deseo de entrenar a mujeres

De la noche a la mañana y con miles de sueños frustrados, Arezo Rahini fue una de las muchas mujeres afganas que abandonaron Kabul. Presidenta de la Federación Femenina de Fútbol en Afganistán, Rahini era la diana de todas las miradas por parte de los talibanes.

Arezo Rahini lleva ya dos años en España y su deseo de entrenar a mujeres se ha cumplido, aunque solo a medias. "Trabajo con la fundación del Atlético de Madrid como entrenadora de fútbol en una escuela social pero es muy poco. Solo un día a la semana", comparte. 

Bajo la condición de refugiada tiene permiso laboral, pero las trabas que se encuentra en su día a día son numerosas. A la dificultad de aprender el idioma se suman los tres años de experiencia que le piden para trabajar o una nómina para alquilar piso. Su situación podría ser peor: "Mi marido trabaja y, por eso, no tenemos ninguna ayuda, solo el salario de mi marido. Nosotros podemos vivir, pero a mi hermano, que no tiene trabajo, se le acabará la ayuda [de dos años que concede el Gobierno de España para refugiados]", señala Rahini.  

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