¿Quién fue Mefisto?

El escritor aragonés Juan Luis Saldaña dedica su tesis doctoral a Fernando Soteras, uno de los periodistas más influyentes de Aragón, y a los artículos que escribía en el formato de coplas populares. Durante su carrera profesional, firmaba sus artículos bajo el seudónimo  de ‘Mefisto’. “Utilizó un montón de seudónimos, lo cogió de un libro de Pío Baroja. Le gustó porque se identificaba con el personaje, un pintor bohemio que vive al margen y se atrevía a decir las verdades a la gente”, explica Saldaña en el programa ‘Despierta Aragón’ de Aragón Radio.

Su investigación se ve reflejada en una tesis de más de 400 páginas sobre periodismo y Soteras. “Quise aprender más. Desde joven, me tocó opinar. Intenté aprender y formarme. Decidí hacer la tesis doctoral en periodismo. Entre muchos, encontré a ‘Mefisto’. Leí una copla suya en la que utilizaba un botijo y me identifiqué con él por la expresión 'hasta agotar la existencia'”, afirma el autor.

Biografía:

Fernando Soteras Gimeno (Zaragoza, 1886 - San Lorenzo de El Escorial, 18-IX-1934). Periodista, uno de los más populares de su tiempo, a través, sobre todo, de sus ‘Coplas del día’ en las que glosaba la actualidad cotidiana en las páginas de Heraldo de Aragón.

Por consejo paterno, realizó la carrera de Veterinaria, que nunca ejerció, llamado por la pintura, la poesía y el periodismo. Se inició en la prensa como caricaturista y tras su paso por Lealtad (semanario maurista), La Crónica y Diario de Avisos, aparece en 1916 como redactor en Heraldo de Aragón, donde realizaría una labor muy variada: reportajes, crónica de arte, taurina (con el pseudónimo de 'Juan Gallardo', a partir de 1926) y, sobre todo, sus afamadas 'Coplas del día', de gran ingenio y fina ironía, que dieron a su pseudónimo 'Mefisto' (con el que también firmaba la sección 'Altavoz') una enorme popularidad. Mereció el elogio de Mariano de Cavia y el gobierno francés, al término de la gran guerra, le concedió sus 'Palmas académicas'. Falleció en las proximidades de San Lorenzo de El Escorial, al ser arrollado por el tren el coche en el que viajaba.