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RELEVO GENERACIONAL

Primer día de clase para los ocho alumnos de la primera Escuela de Pastores de Aragón

El programa cuenta con clases teóricas y prácticas para formar a los futuros pastores y garantizar así la continuidad de este oficio

TERESA P. ALBERO /
Foto de grupo de alumnos y profesorado de la Escuela de Pastores de Aragón. / Foto: Roberto Serrano
icono foto Foto de grupo de alumnos y profesorado de la Escuela de Pastores de Aragón. / Foto: Roberto Serrano

"Afrontar un proyecto de futuro ligado a la producción ganadera sostenible y con una apuesta clara por la formación especializada y práctica en el Pirineo Aragonés". Es la base sobre la que se asienta La Estiva, la primera Escuela de Pastoreo de Aragón. Este lunes ha abierto sus puertas y sus campos por primera vez. Ocho alumnos forman parte de la primera promoción de pastores. Todos ellos buscan aprender, conocer y trabajar desde el primer momento con los rebaños. 

La mitad de los estudiantes de esta primera promoción son aragoneses, entre ellos una mujer, pero los hay que han viajado hasta San Juan de Plan para formarse. Es el caso de cuatro alumnos que provienen de Madrid, Castilla La Mancha, Castilla y León, y Cataluña. Todos ellos tienen en común el deseo de obtener una titulación que acredite su formación, aunque cada uno tiene sus motivaciones.

"Tenemos estudiantes desde los 20 años hasta uno que tiene 50. Para los más jóvenes, este es su primer acercamiento al medio, pero para los mayores es una forma de certificar su oficio de cara a desarrollar, por ejemplo, una labor empresarial en el sector ganadero", comenta Roberto Serrano, director y profesor en la Escuela de Pastores de Aragón. 

En España existen varias escuelas similares a la ubicada en San Juan de Plan, en pleno Pirineo. Todas ellas tienen en común el objetivo de querer garantizar el pastoreo en pleno siglo XXI y evitar que la ganadería extensiva desaparezca de zonas que, por tradición, han tenido, y todavía hoy mantienen, el pastoreo como motor económico. 

No en vano, San Juan de Plan, cabecera del Valle de Gistaín o Valle de Chistau, contaba en el año 2019 -último registro conocido- con unas 13 explotaciones ganaderas de ovino y 11 de vacuno, según los datos facilitados por la Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón.

La formación busca garantizar el futuro de este oficio

"El proyecto de la escuela surge hace cuatro años. Fue cuando nos pusimos a trabajar en la idea de que había que hacer algo que fuera revulsivo para el sector en un momento en el que es tan necesaria la cultura entorno al pastoreo para que no se pierda", explica el director de La Estiva. 

Con esa idea en mente nace la escuela y con esa idea ha abierto este lunes sus puertas a ocho alumnos que desean formarse en el pastoreo y que aspiran a mantener este oficio como modo de sustento

Una formación que prepara profesionales capaces de contribuir, con una mirada ética, al desarrollo sostenible del mundo rural, para que pueda afrontar los retos que se le presentan.

"Es importante que conozcan el trabajo con el ganado extensivo y el conocimiento ancestral de la trashumancia", indica Serrano. Para él, el pastoreo es una forma de vida que va más allá de la economía: "Es una herramienta dinamizadora del medio rural, es una forma de prevención del cambio climático, es una apuesta por mantener la biodiversidad y de cuidar el paisaje de montaña", subraya. 

Un pastor junto a su rebaño.

El diploma está avalado por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y aporta todos los requisitos formativos exigidos por la Administración para el acceso y la incorporación al sector, mediante una formación de 850 horas de aprendizaje, divididas entre teoría y práctica.

A priori, puede parecer que los libros y la teoría no tienen cabida en una actividad eminentemente práctica, pero nada más lejos de la realidad. "Es importantísimo tener nociones del cuidado de los animales, de su salud, de su alimentación y de la cultura que hay alrededor del pastoreo", señala el director de La Estiva.

"Las clases teóricas no son tanto lo que imaginamos en una formación ordinaria, sino más bien mesas redondas, poner en común información, conocer los tipos de pasto, aprender a orientarse en el monte, cosas así", subraya Serrano.

Además, hay un apartado en el currículo reservado a la aplicación de la tecnología al pastoreo. "Les enseñamos a usar los chips y GPS en los collares de las vacas para poder hacer el seguimiento del animal, siempre sin que eso sustituya al pastor, que es fundamental", recalca. 

Toda esa formación se completa con las prácticas, que realizan en las explotaciones ganaderas de los tutores. "Son pastores y ganaderos de la zona de San Juan de Plan y de Chistén - Gistaín-, que quieren contribuir y ponen su ganado y conocimientos a disposición de los alumnos", señala Serrano. 

Los tutores se han formado durante dos años, en los que han aprendido, sobre todo, fórmulas de transferencia de conocimiento, cómo hacer un baremo y cómo evaluar a los alumnos.

 

Pastores en un puerto de montaña junto a su rebaño. / Foto: La Estiva

"No son docentes en el sentido estricto de la palabra, pero están formados y son especialistas en su campo", señala el director de la escuela, quien subraya el hecho de que contar con pastores experimentados supone un extra y una cercanía e implicación de los locales en un proyecto como el de La Estiva.

Por delante, los ocho seleccionados -se recibieron 21 solicitudes- tienen siete meses para empaparse de un oficio que se realiza siguiendo los ciclos del ganado y que no entiende de vacaciones o días festivos. 

"Primero van a aprender la parte teórica. Luego trabajarán en las explotaciones haciendo las prácticas del curso, y en verano subirán a los puertos con los pastores", desgrana Roberto. 

El 1 de septiembre concluirá su formación. Será el momento en el que deban elegir si prefieren postularse como mano de obra especializada y trabajar por cuenta ajena, o si apuestan por sacar adelante un proyecto propio para quedarse en el sector.