Publicidad
FORMACIÓN PROFESIONAL

Menos de un 10% de mujeres cursan en Aragón los ciclos formativos industriales con más salidas laborales

Las falsas creencias sobre este tipo de estudios o la falta de referentes son algunas de las razones que señalan las estudiantes ante la falta de presencia femenina en determinados grados

M. M. /
Casi el 100% de los estudiantes de ciclos formativos tecnológicos son hombres. / Canva
icono foto Casi el 100% de los estudiantes de ciclos formativos tecnológicos son hombres. / Canva

La Formación Profesional tiene un porcentaje de empleabilidad más alto que el de los grados universitarios. De hecho, hay egresados de título superior que optan por seguir estudiando FP para adquirir conocimientos más técnicos. En alguna de sus ramas, como las industriales (electricidad, mantenimiento o instalaciones) los estudiantes que terminan los ciclos formativos tardan menos de seis meses en incorporarse al mercado laboral. En ellos, casi el 100% de los alumnos son hombres y todo apunta a que detrás de eso están las falsas creencias sobre los trabajos manuales y la falta de referentes femeninos en el sector.

En Aragón, un total de 34 Ciclos Formativos tienen menos del 10% de alumnas, según datos facilitados por el departamento de Educación del Gobierno de Aragón. Todos ellos pertenecen a las ramas de Electricidad y Electrónica, Energía y Agua, Fabricación Mecánica e Informática. Algunos, como Moldeo de Metales, Excavaciones y Sondeos, Mantenimiento de Edificios, Electromecánica de Maquinaria, Construcciones Metálicas y Mantenimiento Aeromecánico, no cuentan con ninguna mujer en las aulas.

"Es difícil de entender, pero creo que todavía tenemos la idea de que la Formación Profesional es más manual, de pico y martillo, cosa que ya no es así, porque todo está automatizado. Y a eso se añade que parece que las labores de fuerza no se pueden desempeñar por mujeres", explica la directora del CPIFP Pirámide de Huesca, Sonia Gil. "Además, sigue habiendo una creencia de que la formación profesional es cosa de chicos, por lo que ellas se decantan más por grados universitarios, puede que porque durante el bachillerato también están faltas de referentes", dice.

Además de referentes, Gil considera que falta adaptación por parte de las empresas. "Mujeres y hombres desempeñan el mismo trabajo y las empresas tienen la idea de querer incorporar a las mujeres, pero algunas no están adaptadas para ellas", añade, porque, por ejemplo, carecen de vestuarios femeninos.

"Era la única mujer en una clase de 40 estudiantes"

Maialen Alza cursó el Grado Superior de Automatización y Robótica Industrial hace unos años. Entonces era la única mujer en una clase de 40 personas. A día de hoy, los datos no han mejorado, ya que en el curso 2022-2023, tan solo un 5% de mujeres realizan esos estudios en Aragón. "Me gustaba la programación, las nuevas tecnologías y todo lo que giraba en torno a ello. Así que no me importó que hubiera pocas mujeres", cuenta, y piensa que este bajo porcentaje es debido a la educación que se imparte desde niños: "Nos han inculcado unos intereses". Añade, además, que hay una gran falta de referentes en este campo: "Puedo nombrar muchos hombres, pero ninguna mujer".

Alza salió al mercado laboral poco después de terminar los estudios y no tardó en encontrar trabajo en una gran empresa, en la que de 130 empleados técnicos, solo dos eran mujeres. Piensa que ser mujer en este sector le beneficia si es una gran empresa quien contrata: "Estas tienen planes de igualdad y necesitan mujeres", cuenta. Pero la cosa cambia cuando se trata de una pequeña industria: "Normalmente, en estas empresas quien te contrata es un hombre, en ocasiones mayor, con sus creencias y sus prejuicios. Además, el desconocimiento acerca de cómo trabajamos las mujeres, juega también en nuestra contra", explica.

Esto no solo ocurre en España. De hecho, Alza se atreve a decir que hay pocas mujeres cursando estudios profesionales industriales en Europa e incluso en el mundo. "Estuvieron a punto de contratarme en una empresa alemana con 70 empleados, en la que ningún técnico era mujer", cuenta.

Cree que la solución comienza por dar visibilidad a las mujeres que forman parte del sector y anima a la gente a darse cuenta de que la fuerza no es una competencia indispensable en una industria en la que hombres y mujeres son capaces de desempeñar las mismas funciones. "Que seas hombre o mujer no debe limitarte para hacer lo que te gusta", zanja.