Los embalses aragoneses se encuentran al 38% de su capacidad, un 6% menos que hace un año

La reserva de agua embalsada en Aragón sigue bajando. Las altas temperaturas y la falta de lluvias se notan en los hectómetros cúbicos almacenados en la cuenca del Ebro. Este viernes, los embalses están al 38% de su capacidad, un 6% menos que hace un año y casi un 20% menos también que el promedio de los últimos cinco ejercicios. 

El 60% de la cuenca del Ebro continúa en sequía y un 20% en emergencia por escasez. En estos momentos, los embalses se encuentran en una situación complicada. Aunque ha mejorado respecto al inicio de la campaña. Las lluvias de junio aliviaron un poco.

"La evolución de los embalses a partir de ahora será de descenso, pero más moderado", explica Alfonso Pérez, jefe de coordinación de los servicios de explotación de la CHE. "El abastecimiento está garantizado a la población", ha matizado.

En los grandes sistemas de regadío de la margen izquierda las restricciones han alcanzado el 50%. Los regantes aseguran que llegarán al final de la campaña, pero con restricciones. La sequía y la falta de agua han obligado a reducir la superficie sembrada y cambiar a cultivos con menor necesidad hídrica y menos rentabilidad. Además, la lluvia llegó tarde, en junio, por lo que han autolimitado las segundas cosechas.

"Si quitásemos los cupos no llegaríamos al final. Con lo cual, hay que mantenerlos, y hemos gestionado el agua lo mejor que hemos podido. A lo mejor tenemos un 30% o 40% menos de cultivos de verano. Es decir, la situación no es buena", cuenta Francisco Orús, vicepresidente de Riegos del Alto Aragón.

La otra cara de la moneda está en la margen derecha. Los embalses se encuentran en una situación de normalidad, excepto en el Huerva.