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Las mujeres se abren hueco en la comedia: humoristas que rompen estereotipos

Encarni Corrales y Marta Bartolomé han logrado ser parte de un sector masculinizado durante muchos años

S. C. /
Encarni Corrales en el programa Comedyantes de Aragón TV.
icono foto Encarni Corrales en el programa Comedyantes de Aragón TV.

"Las cómicas hemos abierto la puerta del humor, pero aún está medio cerrada". Marta Bartolomé tiene 24 años y es cómica. Su compañera, Encarni Corrales, actriz, cómica, directora de teatro y psicopedagoga de 41 años, defiende que "el humor no es femenino ni masculino, es humor", pero para llegar a tener un espacio deben poner más los codos, sobre todo en la escritura, donde todavía son cuestionadas. En este Día Internacional de la Mujer, estas dos humoristas aragonesas narran cómo las mujeres están logrando hacerse hueco en un sector que, como tanto otros, ha estado masculinizado durante muchos años.

Reír ha llegado a estar prohibido para las mujeres y, de hecho, la llegada de mujeres que hacen humor ha supuesto una revolución para dejar atrás el control y la vigilancia a la risa de las mujeres. Marta Bartolomé ratifica esta afirmación y es una de las cómicas que forma parte de esta revolución. Asegura que se animó ser humorista después de que mucha gente a su alrededor le insistiera. La educación que han recibido las mujeres, sobre todo las que pertenecen a generaciones anteriores a la suya, exige contención. "Hemos avanzado mucho, pero cuando se ríe el público masculino se ríe muy fuerte y las mujeres contienen más, como para no molestar", subraya. Sin querer, dice, "nos han enseñado a reír en pequeño". El mejor público que encuentra son las mujeres que ya tienen cierta edad y se dejan llevar.

Encarni Corrales se siente cómica desde siempre, aunque haya sido consciente o inconscientemente. En su manera de entender el humor se mezclan la sorna y la crítica a lo establecido de los carnavales de Cádiz con el humor somarda aragonés. Para llegar a ser cómica, afirma, "ha sido necesario poner los codos", sobre todo para hacerse un hueco en la escritura, donde "aún hay una mirada machista" y es habitual escuchar, después de un monólogo brillante e ingenioso, preguntas como: "¿Quién te ha escrito este monólogo?" Y eso, dice, sigue pasando, aunque los nuevos cómicos ya hablan "de un humor que no distingue de géneros"

Corrales duda de la existencia de un humor universal. Lo que sí afirma es que "no depende si viene de un hombre o una mujer". La apreciación de una improvisación o un monólogo no se limita al género, "se ha pasado del quién lo dice, a valorar el contenido que se expone y cómo se hace", subraya. 

Dedicarse al humor es difícil para todos y todas, incide Marta Bartolomé. Es una cómica emergente y siente que "el humor va acompañado de la sociedad que le toca vivir". Cuando llegó, la puerta ya estaba abierta, antes la habían dejado así otras mujeres, y no duda en reconocer "que ya había un camino hecho". Pero sí considera que lo que queda por luchar es que no se les cuestione, y cuando se refiere a la puerta medio cerrada es porque "por cada diez humoristas varones hay una mujer". 

A las cómicas se les cuestiona partiendo de la duda de si las mujeres pueden o no ser graciosas. Todavía combaten "ese estigma". Durante siglos han tenido que ser calladas y discretas, y si eran "explosivas o decían cosas irreverentes, quedaban fuera de la norma". Al salir al escenario, las humoristas tienen que demostrar el doble "para ganarse el derecho a serlo", remarca Bartolomé.

Marta hace monólogos, un género muy masculino durante décadas. Explica que piensa muy bien lo que va a decir porque todo lo que se diga ahora queda grabado y "pueden recordártelo dentro de diez años". No se centra solo en temas de mujeres y busca textos que hagan reír a la mayoría de la gente, pero espera que en el futuro se empatice más con una mirada feminista como se ha hecho siempre al contrario: "Las mujeres nos reímos cuando los hombres cuentan historias sobre ir al urólogo, debemos conseguir que se rían cuando contamos que vamos al ginecólogo"

Tanto Encarni Corrales como Marta Bartolomé cobran lo mismo que un hombre cuando hacen su trabajo, pero aseguran que a la comedia aún le queda camino para lograr ser un reflejo de la sociedad real.

El humor como tabla de salvación

"El humor nos salva". Es una de las frases que más leemos y escuchamos. El sentido del humor ayuda a vivir a los seres humanos. Es una estrategia de defensa y únicamente se da en los humanos. Es el "pararrayos vital", para el novelista Alfredo Bryce Echenique, y una "cura para la estupidez", para la escritora Rosa Montero. Pero no ha evolucionado igual entre hombres y mujeres. 

Reír ha llegado a estar prohibido para las mujeres. La escritora francesa Sabine Melchior-Bonnet muestra en su ensayo 'La risa de las mujeres' que la mala fama de reír entre las féminas ha perdurado en el tiempo. La historia demuestra que hacerlo de manera abierta y espontánea no estaba bien visto. La risa a carcajadas se asociaba a mujeres locas, groseras o prostitutas. Ha estado escondida históricamente detrás de un abanico, de la mano y siempre contenida. Y, aunque ha costado, son muchas las mujeres en la actualidad que ya han liberado su risa.