Publicidad
CONSUMO

Las marcas blancas suponen ya el 44% de la cesta de la compra y permiten ahorrar unos 1.800 euros al año

La inflación ha incrementado la compra de estos productos y los supermercados cada vez incorporan más marcas blancas en sus estanterías

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Las marcas blancas suponen ya el 44% de la cesta de la compra y permiten ahorrar unos 1.800 euros al año.

Las marcas blancas están desplazando de la cesta de la compra a los productos de primeras marcas. La inflación ha incrementado la compra de este tipo de productos elaborados para las grandes cadenas, que ya suponen el 44% de las ventas del conjunto del gran consumo. Ante esta demanda, los supermercados cada vez incorporan más productos sin logotipo, cuya compra, según los últimos estudios, permite ahorrar unos 1.800 euros al año. De hecho, España es uno de los paraísos de la marca blanca, solo superada por Países Bajos. 

La principal razón de los consumidores al decantarse por las marcas blancas es el precio. Un consumidor explica en un supermercado que de la quincena de productos que ha metido en su carro, tan solo cinco son de primeras marcas. "Al final miramos intentar que la cesta de la compra no suba mucho de precio y más ahora que suben tanto los precios, aún lo miramos un poco más", explica. 

Su respuesta no es aislada, sino la habitual en momentos de crisis. Desde que la inflación no deja de aumentar, ocho de cada 10 consumidores han cambiado sus hábitos. “El ahorro de un hogar que solo compre marca blanca, si antes compraba primeras marcas, es de unos 1.800 euros al año”.de compra y el 42% busca promociones. Y las marcas del distribuidor permiten ahorrar. 

“El ahorro de un hogar que solo compre marca blanca, si antes compraba primeras marcas, es de unos 1.800 euros al año”, concreta Alejandro Marín, delegado de OCU Aragón. 

En productos como papel higiénico o del hogar, conservas vegetales y de pescado, zumos, postres lácteos, frutos secos o lejía, el cliente se decanta por los envases sin logotipo. Y esos productos representan entre el 60% y el 70% de las ventas totales en las grandes superficies. "De los botes de legumbres que vienen ya cocidos, suelo coger marca blanca porque he visto que no hay mucha diferencia con las marcas marcas”, cuenta un cliente mientras hace su compra. 

Sobre el precio y la calidad

Muchos productos de marca blanca compiten, desde hace tiempo, en precio y en calidad. "La percepción del consumidor de las marcas blancas es que la relación calidad precio es similar a las grandes marcas", explica la economista Elena Fraj. De hecho, en el ranking de los 10 primeros mejores productos, seis son de primeras marcas y cuatro de marcas blancas.

"Nosotros tenemos una categoría que es la compra maestra, ese producto que es de muy buena calidad y  tiene muy buen precio. Hay incluso en determinadas categorías de productos que la marca blanca se sitúa por encima del fabricante”, detalla desde OCU Alejandro Marín. 

Las marcas blancas llegaron a España en 1977

La marca blanca llegó a las estanterías nacionales en 1977. En sus orígenes, eran productos de bajo precio con envases blancos que incluso daba cierto reparo meter en la cesta. "Inicialmente los envases eran muy sencillos que reducían costes de presentación de producto”, explica Marín. Pero el mercado cambió, desaparecieron las tiendas de barrio y se multiplicaron las grandes superficies. Los artículos, que ofrecían margen y volumen de ventas, fueron evolucionando y empujaron al distribuidor a darles nombre, más calidad y también diseño. Hoy podemos encontrar marcas del distribuidor en todas las cestas de la compra independientemente del estatus social.  

Pero, ¿qué proveedores se esconden detrás de las marcas blancas? Las grandes marcas. "Las galletas Siro, snacks Grefusa, los chocolates Antiu Xixona, son fabricantes de primer nivel”, confirma Marín. 

En Aragón, muchas empresas producen para los supermercados. Pastas Romero fabrica para la marca Auchan; la embotelladora de Agua de Lunares Cobecsa, que depende del grupo Ambar, hace en Jaraba las latas de refresco de cola para Lild; y en Fraga, Brioixpan prepara la bollería sin gluten para Mercadona y Lidl.

Desde la Asociación de industrias de Alimentación de Aragón apuntan que la marca blanca es una opción, pero la rentabilidad es muy escasa y no asegura la supervivencia del sector. Por eso, muchas empresas prefieren no revelarlo. Aunque algunos distribuidores ya exigen poner en la etiqueta el nombre o el logo del fabricante.

Seis de cada 10 productos son de marca blanca

En la cadena de supermercados BonÀrea, el 67% de los productos que venden son de marca blanca. A diferencia de otros grandes distribuidores, son ellos quienes fabrican muchos de esos productos. Lo hacen desde Guisona, pero pronto, cuando se termine de construir la plataforma de Épila, harán parte en Aragón.

"BonÀrea trabaja mucho con el producto de proximidad y la plataforma producirá para Zaragoza, Madrid y las plataformas  del Norte”, explica Víctor Conesa, responsable de tienda. Y son precisamente estos productos de marca blanca con acento local los que suponen un atractivo para muchos clientes. 

Productos de marca blanca con cierto acento local, un atractivo para muchos de sus clientes. "Tenemos una primera marca que nos fabrica a nosotros la cerveza. Esta primera marca tiene su cerveza a unos 70 céntimos y la que nos fabrica a nosotros está en torno a 49 céntimos una clase y 56 céntimos la otra”, detalla Conesa. 

Pero si en esto de las marcas blancas hay un líder, eses es Mercadona. El supermercado de Juan Roig acapara el 49% de la tarta. Le sigue Lidl, a una considerable distancia, con el 13,5%; después Carrefour, con el 9,2%, y Dia, con el 6,3%.

Su estrategia es clara: ofrecer precio al consumidor a través de su propia marca, promociones y ofertas. Una receta que han copiado todos los competidores del mercado porque ha sido la cadena que más ha crecido apoyándose en ella. El 70% del producto de sus lineales es marca de distribuidor, igual que sucede en Lidl y Aldi.

"Recientenente se han publicado algunos estudios posicionan este tipo de productos como una buena calidad", concluye la economista Elena Fraj. Los distribuidores hace tiempo que pasaron de copiar a los fabricantes a también innovar. Desde la Asociación de Fabricantes y Distribuidores explican que estos ya no son un producto básico 'low cost', sino que hay diferentes niveles de calidad dentro de la misma enseña.