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EN LAS TRES CAPITALES

El precio del vandalismo: pintadas, contenedores quemados y excrementos caninos

El Ayuntamiento de Zaragoza destina cerca de tres millones de euros al año, la misma cantidad de dinero con la que se financia el servicio de teleasistencia, la prevención y extinción de incendios o los programas municipales para mayores

A. MORA /
Operario municipal trabajando para eliminar pintadas.
icono foto Operario municipal trabajando para eliminar pintadas.

El Ayuntamiento de Zaragoza gasta cada año cerca de tres millones de euros en partidas dedicadas a solucionar problemas originados por el vandalismo o la falta de civismo. Pintadas, contenedores quemados, mobiliario urbano roto o excrementos de perros sin recoger son algunas de las acciones que se llevan una cantidad importante de dinero del presupuesto municipal. Los ayuntamientos de Huesca y Teruel también se ven obligados a utilizar fondos municipales para solventar estos problemas. 

No es difícil encontrar los resultados del vandalismo en un paseo por la ciudad de Zaragoza. Para quien lo hace, quizá es solo un chicle en el suelo, un par de colillas que no se han tirado a la papelera o una firma con spray en las paredes de un comercio, pero el conjunto de todas estas faltas de respeto acaba convirtiéndose en un agujero importante en las arcas municipales.

Solo hay que hacer algunas operaciones matemáticas. Por ejemplo, según el Ayuntamiento de Zaragoza reponer un contenedor nuevo cuesta aproximadamente 800 euros y en la capital aragonesa, de media, se destrozan entre 250 y 300 cada año, lo que supone, en el mejor de los casos, un gasto de 200.000 euros, justo el doble de lo que el Consistorio invierte en subvenciones de acogida a refugiados y emergencias humanitarias, según sus presupuestos de 2022. Y eso solo en cuanto a contenedores; podría hacerse la misma operación con las papeleras, que tienen un precio de 500 euros, o con los 400 que paga el Ayuntamiento por cada marquesina de autobús saboteada.


                                                                                                                             Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza

Las paredes, escaparates y monumentos de la ciudad son las víctimas de otra de las grandes muestras de incivismo que sufren Zaragoza y sus barrios rurales: las pintadas y grafitis. Las brigadas municipales borran diariamente casi un centenar de ellas de media, 27.000 al año en total. En horas de trabajo y material, supone más de un millón de euros al año. Una cantidad prácticamente idéntica a la destinada a sufragar los cheques familiares de conciliación, las ayudas al alquiler y bolsa de vivienda para jóvenes o el total de las partidas destinadas a mujer e igualdad. 

Además, hay que tener en cuenta que el coste del vandalismo no es meramente económico, la factura también llega en horas de trabajo de los operarios municipales que, si no hubiera incívicos, podrían emplearse en otras cosas para el beneficio de la ciudad.

En cuanto a los excrementos caninos, si bien es cierto que los zaragozanos están cada vez más concienciados con la importancia de recogerlos, los equipos de 'motocan', el servicio específico municipal para recoger deposiciones animales, retiran al año 13 toneladas de excrementos. Algo similar sucede con los chicles, las brigadas municipales tienen que despegar, anualmente, más de 426.000.

El coste del vandalismo, comparado con otras partidas municipales

Para concienciarse de manera sencilla del coste del vandalismo en Zaragoza se pueden comparar esos cerca de tres millones de euros anuales que gasta el Ayuntamiento con partidas de coste similar en los presupuestos de la ciudad.

Así, se observa que esa cantidad es lo que cuestan, conjuntamente, la lucha contra la pobreza infantil, el plan municipal de adicciones, el mantenimiento, gestión y conservación del cementerio, los gastos de funcionamiento de actividades en museos y salas culturales, la conservación y mantenimiento de las instalaciones deportivas de la ciudad y los comedores de escuelas infantiles. Es decir, el Consistorio zaragozano se ve obligado a gastar el mismo dinero en solucionar los problemas generados por el vandalismo que los que destina a sufragar todos esos servicios.

Casi tres millones de euros cuestan también el servicio de teleasistencia (2.833.000), el proyecto de vivienda pública del Plan Especial Pignatelli (3.550.000), todos los programas y actividades en centros de mayores (2.449.600) o la suma de las partidas de prevención y extinción de incendios y Protección Civil (2.625.432).

En definitiva, Zaragoza no solo pierde esos cerca de tres millones por culpa del vandalismo, a esa cantidad hay que sumarle el coste de oportunidad de todas las actividades que podrían estar sufragándose con ella.

La situación en Huesca y Teruel

El vandalismo no es un problema que se dé únicamente en Zaragoza y su entorno, lo sufren también otras ciudades, como Huesca y Teruel, aunque en menor medida por la diferencia en densidad de población con la capital aragonesa.

Aún así, los Ayuntamientos oscense y turolense también se ven obligados a utilizar fondos municipales para solventar las consecuencias de las acciones de desaprensivos. En Huesca se invierten para este fin alrededor de 110.000 euros al año, y en Teruel 5.000 euros.

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