De Zaragoza a los Países Bajos en furgoneta para representar a España en una competición internacional de 'agility'

En una furgoneta de alquiler y cargados con muchas ganas partieron desde Zaragoza ocho personas y siete perros para representar a España en el World Agility Open. Se trata de una competición canina internacional que se celebró del 19 al 22 de mayo en la ciudad neerlandesa de Ermelo, y en la que obtuvieron muy buenos resultados. En la categoría Junior, Óscar García se alzó con el segundo puesto con su perro Luckie, un 'schnauzer' miniatura, y Sara Aldaz, junto a su 'border collie' Molly, acabó octava. En cuanto a los adultos, Pilar Collado, de la 'pata' de Poopy, se coronó como la tercera del mundo en las prueba de Pentathlon clase 500.

A lo largo de casi diez días de aventura, la expedición aragonesa que formaba parte del equipo español y sus acompañantes recorrieron más de 5.000 kilómetros, con paradas turísticas en Paris, Brujas, Gante y Amberes. "Bajo la torre Eiffel, con los siete perros, generamos mucha expectación, nos hacían hasta fotos", explica Elena Muñoz, madre de la joven Sara Aldaz, de tan solo 13 años. 

En total, a lo largo de cuatro largas jornadas, representantes de 32 países participaron en la prueba internacional, que este año cumplía su décimo aniversario. Para García, de 15 años, esta experiencia ha sido "inolvidable, divertida y, a la vez, con los sentimientos a flor de piel". "Competimos en tres modos: Pentathlon, Biathlon y Juegos. Se trataba de superar diferentes pistas e ir pasando cortes clasificatorios. Por el pequeño tamaño de Luckie concursamos en la categoría 300".

Esta era la primera vez que tanto él como su compañera Aldaz se enfrentaban a un reto internacional, un desafío del que ambos han salido fortalecidos. Para Collado, la representante adulta aragonesa, este triunfo es, en parte, gracias a todos los que "desde España y el cielo" corrieron junto a ella y a su perra Poopy.

Collado, García y Aldaz, todos ellos del club Agility Indog, fueron elegidos el pasado enero durante las pruebas de selección de los representantes nacionales, que tuvieron lugar en Madrid.

De mascota a compañero de equipo

"De pequeño no me gustaban los perros. Después, mis padres decidieron que tendríamos uno como animal de compañía y, tras llevarlo a un curso de iniciación de obediencia, me fui metiendo en este mundo y, sin quererlo, me fui enganchando", explica García sobre su introducción, hace tan solo un par de años, en este deporte. "Empecé desde cero y lo que he conseguido ha sido gracias a los grandes profesores que he tenido", indica.

A pesar de que Luckie, de tres años, pertenece a una raza poco habitual en estas competiciones, y que sus particularidades, a veces, provocan que le cueste un poco más asimilar ciertas órdenes, García asegura que cumplió sus expectativas durante la prueba. "La verdad es que se portó", asegura el joven, a quien en el futuro le gustaría poder compaginar una profesión con practicar 'agility' a alto nivel. Para conseguirlo, entrena junto a su compañero casi todos los días de la semana. 

Sara Aldaz, con su perra Molly, durante el último campeonato. 

Con tan solo diez años, Sara Aldaz inició su camino en este deporte después de que sus padres lo descubrieran por casualidad -y curiosidad, ya que solían ver las pistas destinadas a esta práctica ubicadas en La Almozara- y decidieran apuntarla junto a Molly, que en aquel momento todavía era una cachorra de seis meses (hasta los 18 meses no tienen permitido participar en competiciones). Desde entonces, Aldaz y Molly han formado un gran equipo, una unión que se ha visto recompensada con un octavo puesto en la clasificación Junior mundial y que promete seguir persiguiendo nuevos éxitos.