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VERANEO

De junio a septiembre a descansar al pueblo: el plan de numerosos jubilados aragoneses en verano

En torno al 80% de los 731 municipios que hay en la Comunidad tienen menos de 500 habitantes, y muchos multiplican la población en la época estival. Supone un esfuerzo para los ayuntamientos, que deben garantizar los servicios

K. HERRÁIZ /
Vista de Valbona (Teruel). / Turismo de Aragón.
icono foto Vista de Valbona (Teruel). / Turismo de Aragón.

Cuando muchos han previsto sus vacaciones este verano en lugares eminentemente turísticos, una gran parte de la población, en su mayoría jubilados, se trasladan al pueblo de origen, de donde emigraron hace años, para pasar allí la época estival. La Comunidad cuenta con 731 municipios. Cerca del 80% de ellos tienen menos de 500 habitantes y, de junio a septiembre, multiplican su población, lo que supone un esfuerzo importante para los consistorios, que deben garantizar servicios como la recogida de residuos, el agua, la electricidad, o la piscina pública. 

Para la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (Famcp) el aumento de población de muchos municipios de la Comunidad estos meses es algo "positivo", aunque reconocen que puede suponer un "gran esfuerzo" para los ayuntamientos. "Sin duda, se activa la economía, pero se requiere de más recursos para dar todos los servicios que se necesitan: agua, electricidad, piscinas o la parte más lúdica", comentan sus responsables. 

Una presión añadida que notan los municipios, especialmente los que aumentan varias veces su población en la temporada veraniega: "Se nota, sobre todo, en muchos pueblos pequeños del Pirineo o de la zona del Maestrazgo, que pasan de tener 80 o 100 habitantes durante el invierno, a tener en verano cuatro veces más y llegan a los 400", indican las mismas fuentes. 

Esto conlleva que las corporaciones municipales tengan que incrementar "exponencialmente" los recursos. Es algo que, aseguran desde la federación, "suele" pasar y que los consistorios tienen "asumido". Además, a ello se añaden las necesidades propias de las personas mayores. "Es un perfil especial, que requiere de unos servicios concretos, en el aspecto sanitario o de la salud. Eso implica contar con un servicio sanitario", resaltan. 

Finalmente, reconocen que se produce "cierta tensión" en las localidades pequeñas por el aumento de población en verano, pero admite que es algo habitual y puntual.

Un esfuerzo extra para los ayuntamientos

Un ejemplo de municipio que multiplica su población en verano es Angüés. Una localidad oscense, cercana a la sierra de Guara, que cuenta con 386 personas censadas. En los meses estivales la afluencia de vecinos se multiplica, como confirma la alcaldesa, Herminia Ballestín: "Sí se percibe que viene más gente en verano. Vuelven muchas familias y se reabren las casas".

La regidora recalca que no se trata de una zona "especialmente turística", pero eso no impide que atraiga población: "No tenemos las aglomeraciones de otros sitios turísticos, no hay saturación. Lo nuestro es más calmado. Da gusto estar y se nota que hay más ambiente en las piscinas o en el salón", apunta. 

Con todo, este incremento de vecinos en verano suele provocar más trabajo para el Consistorio, que sigue garantizando todos los servicios, al igual que el resto del año, estén los vecinos que estén. "El tema de la recogida de basuras sí que se incrementa. Se recoge más en verano. Donde más notamos el esfuerzo es en la puesta en marcha de las piscinas, que son un  extra que se tiene que dar, igual un pueblo de 10.000 habitantes que uno de 300, y hay que adecuarla, llenarla, limpiarla y atenderla. Es nuestro mayor esfuerzo estos días", asevera Ballestín.

Además de familias, a Angüés llega también gente mayor sola durante los meses de verano y la localidad trata de atenderlos y comprobar cómo se encuentran. "Es lo que tiene el pueblo, que somos una comunidad pequeña, en la que todos estamos al tanto de todo, y si hay una persona mayor nos preocupamos por ella, estamos pendientes y cuidamos unos de otros", destaca la regidora. 

Plan diario en el pueblo: piscina, amigos y tranquilidad

Ángel Bailo y Josefina Pedrazo también van a pasar todo el verano en Angüés, en donde él nació. Ambos están jubilados, y su hija, María Ángeles Bailo, los acaba de acompañar en coche hasta allí desde Huesca, donde residen. "Allí están más frescos y les encanta estar en su casa, además se juntan con mucha gente de su edad, con la que se han criado y han pasado su juventud. Por las tardes quedan y van con amigos a la piscina, al tiempo que cuidan de sus nietas (Carolina, de 13 años, y Marina, que cumple 11 este mes)", explica la hija.


Ángel Bailo y Josefina Pedrazo en un viaje reciente a Cáceres.

"Yo voy y vengo en verano de Angüés a Huesca todos los días a trabajar. Mi hermano y mi cuñada, también, mientras mis padres cuidan a las niñas, que están encantadas en el pueblo porque tienen muchas amigas y salen solas a la calle, algo impensable en la ciudad", comenta la joven, quien también pasa todo el verano en el pueblo.

"Estar allí me supone levantarme una hora antes todos los días y llegar a casa a las 16:00 horas, pero me compensa porque el pueblo es mi sitio. Recargo pilas y soy feliz. Cuando llego de trabajar, me voy a la piscina con las amigas, que también pasan allí el verano, y por la noche salimos a tomar algo", señala.

De hecho, de sus amigas de la infancia del pueblo, ocho se juntan en verano, a pesar de que cada una vive en un sitio distinto: "Nos encontramos todas y eso que vivimos en Barcelona, en Madrid, Alemania, Suiza, Zaragoza y Huesca". 

"En el pueblo me cambia hasta la cara. Estoy muy feliz"

"Nací en la localidad turolense de Valbona, tengo aquí la casa de mis padres todavía. Vengo todos los veranos para pasar aquí tres o cuatro meses", indica Asunción Abad, quien, a punto de cumplir los 81 años, reside el resto del año en Zaragoza.

"Aquí, en el pueblo, no tengo ninguna prisa, estoy mucho mejor que en la ciudad. Tengo a mis primas y estoy a todas horas en la calle. Me voy con una o con otra a pasear", subraya Abad, quien, al mismo tiempo, resalta que la vida en el pueblo es para ella totalmente distinta: "Me cambia hasta la cara, estoy muy feliz". 

Valbona se ubica en la comarca de Gúdar-Javalambre, y las fiestas patronales se celebran en esta localidad a mediados de septiembre, momento en el cual el municipio también recibe mucha población. Aunque Abad nota, igualmente, mucha presencia de visitantes durante todo el verano. "En estas fechas no hay hueco ni para dejar el coche. También vienen, además de aragoneses, gente de la Comunidad Valenciana, que está muy cerquita", añade.