Cerca de 1.000 personas se visten de medieval para el desfile del Primer Viernes de Mayo en Jaca

Cuenta la leyenda que los 90.000 musulmanes invasores de Jaca no pudieron entrar en la ciudad porque confundieron con sangre las rojizas aguas del río Aragón, teñidas por la piedra de Canal Roya. Otra historia popular atribuye la victoria jacetana, que contaba con un improvisado ejército de 1.000 hombres, a que los musulmanes confundieron con ejércitos bárbaros del norte a las mujeres con tocas blancas que bajaron a luchar.

Mito o realidad, lo que sí se sabe es que existió una batalla hacia el año 770. Quizá nunca se sepa cómo se ganó la batalla, pero cada primer viernes de mayo, alrededor de un millar jaqueses y visitantes sacan sus trajes medievales para celebrar esa victoria. "Es la fiesta más importante de Jaca, es la unión de todo un pueblo concentrado en un día, en una mañana, todo un pueblo a la vez", indica Carlos García, el presidente de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo.

Sobre las 9:00 de la mañana comienzan los desfiles. "Se llega hasta la ermita y tras la misa se almuerza en la explanada aledaña, un poco más arriba de donde se cree que tuvo lugar la batalla", explica García. Allí cada grupo de amigos -algunos de ellos vienen de pasar la noche bailando en los bares de la localidad- prepara sus brasas con carne para cargar fuerzas (o reponerlas). 

"Después -continúa García- tiene lugar la entrada triunfal del Conde Aznar, con un gran desfile donde este año participan 40 caballos, cientos de claveles, y decenas de descargas de trabucos". Este es, sin duda, uno de los grandes momentos de esta fiesta. El desfile, explica el presidente, se organiza con cinco escuadras formadas por 850 personas, que junto con autoridades y músicos, se acercan a los 1.000 participantes. 

La primera escuadra es el Cortejo del Conde Aznar, donde se encuentra el protagonista rodeado de decenas de personas vestidas de medieval. Le siguen la escuadra de la Caballería; el cortejo histórico con guerreros provistos de sus espadas y ballestas; la escuadra de labradores, con hombres y mujeres ataviados con el florido traje aragonés; y la de artesanos, vestidos con el sombrero de Sástago.

El final de la fiesta no puede ser más emotivo, con todos los asistentes cantando al unísono el himno. "Podríamos llegar a 8.000 o 9.000 personas cantando a la vez, es una sensación indescriptible. En mi caso, que soy el capitán de artesanos, hay otro momento casi más emocionante del himno si cabe, que son las descargas. Cada capitán cuenta con 25 armas, preparadas para ser disparadas. Cada escuadra dispara algo más de 30, y esa sensación de adrenalina es indescriptible", cuenta García, que añade: "Es una fiesta para todos los sentidos: pólvora, caballos, flores..., si quieres disfrutar de todo hay que estar muy atento"

Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional en 2020, cuenta con mil años de historia. "Hemos encontrado escritos de 1512 que hacen referencia a esta 'fiesta antigua' por lo que estimamos que al menos dos siglos antes ya se celebraba". Este viernes culmina la emotiva celebración tras varios días con actos previos.