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SANIDAD

Las donaciones y trasplantes en Aragón aumentan casi un 10% más que la media nacional

El programa 'Objetivo' de Aragón TV explica cómo funciona el sistema y cómo un trasplante puede cambiar la vida de las personas

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El hospital Miguel Servet realiza la mayoría de los trasplantes en Aragón.

Los trasplantes en España vuelven a recuperar el pulso perdido con la pandemia, cuando dejó de estar en primera posición en materia de donación de órganos. Según datos del Gobierno de Aragón, en 2022 se practicaron 113 trasplantes en la Comunidad, lo que supone un aumento del 20,2% con respecto a 2021. En toda España se realizaron un total de 5.385, lo que supone un aumento del 12,6%. Además, en 2022 hubo 49 donantes de órganos en Aragón, un 25,6% más que el año anterior. En todo el país se contabilizaron 2.196, lo que supone un aumento del 15,3%. El programa 'Objetivo', de Aragón TV, ahondaba este sábado sobre esta cuestión y cómo ha cambiado la vida de los trasplantados.

El hospital Miguel Servet realiza la mayoría de los trasplantes de riñón y de corazón, mientras que el clínico Lozano Blesa se encarga de los de hígado. Un tipo de trasplante que se comenzó a hacer aquí hace 25 años. Luis Marco, fue el primero. Su hígado no funcionaba bien y debía ser trasplantado. Hasta entonces, esa operación se hacía en Madrid o Barcelona y había una lista de espera de dos años. Luis fue el primer paciente de la unidad de trasplante hepático y con él comenzó un nuevo capítulo de la medicina en Aragón. En 1986 habían empezado los trasplantes renales y en 2000, se iniciaron los de corazón, ambos en el Servet. Y todos forman parte de una de las mejores maquinarias del mundo para salvar vidas: el sistema de trasplantes español. 

El doctor Ignacio Sánchez Miret asistió a los primeros trasplantes de hígado hace ahora 25 años. Fue el primer coordinador de trasplantes en Aragón. Lo que no esperaba es que años después su propia familia pasaría por el proceso. Su hijo Ignacio, a los 30 años, tuvo que ser trasplantado en 2014 después de que sus riñones dejaron de funcionar. " Lo máximo que podía hacer era ir del sofá a la cama y de la cama al sofá. Había perdido muchísimos kilos, fuerza. El cuerpo ya no daba más de sí", explica. 

Ignacio Sánchez junto a su padre, que le donó un riñon.

Decidieron que en su caso lo mejor era donación de un familiar vivo. El padre se convirtió en donante cuando su hijo no pudo más. Unas horas después, padre e hijo pudieron verse en la UCI. Los resultados fueron inmediatos. "Ese mismo día ya me pude poner de pie. Y dije esto es un milagro. No pensaba que iba a ser de la operación al día siguiente encontrarme ya bien. Y de hecho, pasé de encontrarme ya bien allí a estar bien siempre", asegura Ignacio hijo.

Otro ejemplo es el de Laura Rodellar, quese debatía entre la vida y la muerte hace 13 años. Un fallo hepático inexplicable, días después de dar a luz a su segundo hijo, le había llevado a emergencia cero. Necesitaba un trasplante en 48 horas y entró en coma, pero el nuevo hígado llegó a tiempo. Una vez superada la experiencia recuerda la dureza de la situación. 

Laura Rodellar necesitó un trasplante de hígado tras dar a luz a su segundo hijo.

"Mi marido, mis padres, mis hermanas lo pasaron muy mal porque vieron el declive, que me iba. Es una barbaridad. Muchas veces nos quejamos de los retrasos en la Seguridad Social y en este caso hay que dar las gracias. Yo le debo la vida. Enfermeras, médicos, el transporte para traerte ese órgano, el quirófano... Es un despliegue impresionante", relata.

A la cabeza en generosidad de los donantes en un sistema público

Las vidas de Ignacio o Laura son el éxito de un dispositivo que durante varias décadas ha sido líder mundial: el sistema de trasplantes español. El éxito radica en que se hace dentro de un sistema sanitario público y universal, y con una organización nacional, autonómica y hospitalaria que funciona con precisión. Pero nada seria posible sin lo principal: la generosidad de los españoles para donar órganos. 

Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) explica que "es muy difícil fallecer en circunstancias compatibles con la donación de órganos. Son muy pocas las personas que fallecen en estas circunstancias". Para encontrarlas, hay que "identificar sistemáticamente estas situaciones excepcionales y hacer una aproximación muy profesionalizada a una familia en duelo", explica. El siguiente paso es "desarrollar de forma impecable el resto de fases de este proceso", que se ha convertido en un modelo de gestión que ya imitan con éxito muchos países, afirma. 

Los accidentes de circulación eran la principal fuente de los primeros trasplantes. Ahora muere mucha menos gente en la carretera. Y en eso trabaja la investigación. Se ha pasado de cuerpos jóvenes fallecidos por muerte cerebral a saber aprovechar los órganos de personas mayores que mueren al pararse su corazón, o muerte en asistolia. España lidera este campo, y es el único país hasta el momento que ha conseguido trasplantes multiorgánicos procedente de asistolia. Beatriz Domínguez-Gil destaca que ya se han realizado tres procedimientos de estas características en España. "Estamos ilusionados con que esta vía de trabajo, que va marcando hitos y seguirá haciéndolo en los próximos años", asegura.

El otro gran objetivo es que existan órganos disponibles. De ello se encargan los coordinadores de trasplantes hospitalarios. Estos médicos son quienes entran en contacto con las familias. El coordinador de trasplantes del Hospital Miguel Servet, Agustín Nebra, explica que su misión es intentar ser "unos catalizadores de voluntades. Convertir una desgracia que vive una familia en un momento determinado en una esperanza, o en una continuidad de vida en otras familias y otros enfermos que están también desesperados pero por la enfermedad". 

Aragón es la segunda comunidad que menos se niega a la donación. Sólo un 6 % de las familias se opone frente al 16% de media nacional. Y eso a pesar de que los años de la pandemia han incrementado las negativas. La coordinadora autonómica de trasplantes, Raquel Montoiro, cree que "en Aragón está muy interiorizado que hay que donar, que un pequeño acto de generosidad salva la vida". "Por ley está el consentimiento presunto. Todos somos donantes salvo que en vida hayamos expresado lo contrario", aclara.

Una de las normas básicas del sistema es el anonimato. Respetándolo siempre, los hospitales llaman después a las familias de los donantes que lo solicitan. Agustín Nebra explica que siempre dejan pasar unos tres o seis meses para, desde el anonimato, decirles: "Tu familiar, tu padre, tu madre, tu hermano ha podido salvar a dos, tres, cuatro, seis personas. Lo que te transmiten es que han encontrado un sentido a la desgracia que han vivido". 

Vidas recuperadas y sueños cumplidos

Para los trasplantados, volver a disponer de un órgano plenamente operativo les ha permitido recuperar su vida y cumplir sus sueños. El de Laura Rodellar era construirse una casa en Sena, donde ha visto crecer a sus hijos y disfrutar de sus padres de su familia. "Mis padres me dicen: 'Estás loca, no sabes lo que tienes con ese hígado', pero hay que prepararse y hacer las cosas que a uno le gustan", apunta.

Para Ignacio, el trasplante de riñón ha supuesto pasar de no tener vida a poder llevar una vida totalmente normal, casarse y, "lo más importante", ser padre. "Poder disfrutar de mi hijo, cuidarlo. Cuidar a mi familia. ¿Qué más quiero?", explica.

Son incuantificables los beneficios del trasplante de órganos. Un servicio gratuito disponible desde hace apenas unas décadas, y que ahora avanza por los campos de la biotecnología y la genética. Mientras llegan los órganos de encargo, la enorme generosidad de quien decide donar sigue siendo el primer eslabón de una increíble cadena de vida.