Los vecinos de Candasnos y Osera de Ebro urgen nuevos accesos a la AP-2 casi tres años después de su liberalización

La liberalización del tramo de la AP-2 que conecta Zaragoza con Tarragona y Barcelona cumple dos años y ocho meses. En 2023 aumentó más de un 60% el tráfico por esa vía, sobre todo de camiones. Pese a que hay tramos en los que la autopista y la N-2 discurren en paralelo y a poca distancia, desde algunos municipios deben recorrer unos cuantos kilómetros por la vía nacional para acceder a la AP-2.

Los vecinos de Candasnos, por ejemplo, tienen que desplazarse entre 20 y 30 kilómetros hasta Bujaraloz o hasta Fraga. También los vecinos de Osera de Ebro, cuyos accesos más cercanos están en Alfajarín y Pina de Ebro. En este caso, con un recorrido de más de 60 kilómetros. Por eso, piden que se construya un enlace a la autopista más próximo a esas localidades y critican que en más de 90 kilómetros solo haya tres conexiones.

"Llevan un retraso de casi tres años. Contábamos con tener una salida directa y seguimos como antes", recuerda Enrique Gómez, alcalde de Osera de Ebro. Unas palabras que suscribe su homólogo en Candasnos, José Santiago Guallarte: "Todos tenemos que ir o a Fraga o a Bujaraloz que está a 18, una en el medio nos iría muy bien a toda esta zona".

Esos accesos favorecerán la revitalización de la zona, sobre todo de los establecimientos que se vieron abocados al cierre o que han notado el descenso de viajeros por la carretera nacional, que se estima en un 73%. 

Aun así, la posibilidad de construir nuevos enlaces está en el aire, al igual que el futuro de negocios, como los restaurantes: "Antes pasaba el transporte pesado, ahora ni eso. Estamos quebrados. Estamos sobreviviendo porque es negocio familiar, casi en banca rota y sin muchas posibilidades de sobrevivir".