Publicidad
SOCIEDAD

Sologamia o cuando el que se casa es solo uno (y lo hace consigo mismo)

La aragonesa May Serrano es una de las mujeres pioneras en este tipo de ceremonias de matrimonios unipersonales

TERESA P. ALBERO /
May Serrano (segunda por la izquierda) el día de su boda 'sológama'.
icono foto May Serrano (segunda por la izquierda) el día de su boda 'sológama'.

Buscar a alguien con quien compartir la vida es lo habitual, pero también lo es encontrar primero la paz y la felicidad en uno mismo. Es lo que pensó May Serrano, una zaragozana afincada en Teruel que en 2011 decidió casarse con ella misma, lo que se conoce popularmente como 'sologamia'. "Antes de casarte con alguien deberías casarte contigo", afirma Serrano. 

La idea, a priori, puede sonar rocambolesca, pero, lejos de un hecho narcisista, la base de un matrimonio unipersonal es el compromiso de priorizarse a uno mismo. "Decir en voz alta que vas a ser tu prioridad tiene consecuencias para ti y para los de tu entorno. Es tomar consciencia de que existes, de que vas a escucharte, a pasar tiempo contigo misma y a tomar acciones diarias para quererte", explica esta turolense de corazón.

Serrano se casó de blanco, en una iglesia -reconvertida en teatro-, junto a más mujeres y con su pareja como invitado. "En el momento en que pones tu felicidad en manos de otra persona, le das una responsabilidad muy grande. Es mejor liberar a los demás de esa carga y encargarse cada uno de su felicidad, de saber qué y cómo hacerse feliz. Así se consigue una relación de igualdad", indica. "Mis relaciones han cambiado a muchísimo mejor. Es saber establecer límites de igual a igual", añade Serrano.

El trasfondo de todo esto es algo que los psicólogos y sociólogos llevan transmitiendo un tiempo. Se trata del cuidado personal, saber decir que no o tener claro lo que uno quiere. "Hay que tener un punto de individualismo, de saber tomar decisiones, saber lo que quiero, dedicarse tiempo a uno mismo y no ejercer un rol de sumisión", aclara la psicóloga María González. 

Estado civil: casado con uno mismo

Tal es su compromiso con la 'sologamia' que May Serrano ha creado su propio negocio en torno al autocuidado y autoconocimiento. "Propongo un entrenamiento que rescata las cosas que a mí me han funcionado. Son 30 herramientas para poner en práctica", añade. Esa es precisamente la clave de casarse con uno mismo, el llevar a la práctica la teoría que todos conocemos de sobra: "Sabemos que hay que quererse, que hay que cuidarse, pero no lo hacemos o no tanto como deberíamos", cuenta. 

Los cambios no son drásticos per se. Este tipo de unión no implica dar un giro de 180 grados. "Hay cambios fuertes en tu día a día porque cambia el enfoque de cómo quieres vivir, estás más tranquila, buscas disfrutar, decir no cuando quieres decir que no", explica Serrano. 

El entrenamiento que recomienda en simequiero.com tiene como destinatarias a las mujeres de más de 40 años. "Es cuando haces un balance de tu vida y miras qué has hecho y qué quieres hacer", señala, aunque el curso está abierto a cualquiera que esté dispuesto a tomar las riendas de su vida. 

La 'sologamia' genera un efecto mariposa

La sociedad y las costumbres arraigadas están detrás de esta corriente, a la que cada vez más mujeres se suman. En países como Japón hay más de una veintena de mujeres que han contraído nupcias con ellas mismas, aunque, como sucede en España, estos enlaces no tienen validez legal

"Socialmente, estamos educadas para cuidar de los demás, no de nosotras. Es la base del sistema en el que vivimos", denuncia Serrano. La familia, el hogar, el trabajo o la logística diaria son tareas, históricamente, relegadas para la mujer, por eso todas las celebraciones de este tipo se han dado solo en mujeres. "Los hombres tienen permiso social para ponerse los primeros en su lista de prioridades. A nosotras se nos señala de egoístas, se nos pide pensar en los demás, se cuestiona la organización familiar...", justifica Serrano. 

Un juego, en el que ella asegura que no todos juegan con las mismas normas y eso, precisamente, es lo que se quiere modificar con la 'sologamia'. "Podemos cambiar las cosas poco a poco. Si haces un cambio en tu casa, toda la familia tiene que adaptarse, tu entorno laboral también. Eso genera un efecto mariposa. Son cambios pequeños que conllevan tiempo, logística y tener las cosas claras", mantiene. 

La psicóloga María González confirma la presión que socialmente se ejerce sobre determinados roles y procesos. "Hay unos pasos muy protocolizados como estudiar, tener pareja, casarse, formar una familia, comprar una casa... parece que si no los cumples estás rompiendo con todo", añade. 

La vida en pareja es uno de los mejores ejemplos de lo anterior. "Se nos enseña que estás 'forzado' a convivir con alguien, aunque esa vivencia no te aporte nada o incluso sea negativa a nivel psicológico, pero es lo que se espera como sociedad", detalla la profesional. 

Romper con los estereotipos de género, con la idea romantizada del príncipe azul y dejar a un lado la presión social no es sencillo: "Hay que elegirse a uno por encima de lo que crees que debes hacer. Tenemos la suerte de que ahora estamos más abiertos a distintas formas de amor y a la independencia individual a todos los niveles". 

Lograr que elecciones como la de casarse con uno mismo y anteponerse como individuo sean bien recibidas requiere de un trabajo de fondo que en las nuevas generaciones ya se está desarrollando. "Las nuevas generaciones de jóvenes tienen mucha fuerza y están decididas. Hacen las cosas sin platearse si pueden o no. Ese es el cambio", aplaude Serrano.