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DULCES DE SIEMPRE

Sabores con más de cien años de historia: los turrones más deseados

Las pastelerías Ascaso (Huesca), Fantoba (Zaragoza) y Muñoz (Teruel) desvelan sus productos más demandados y los más innovadores para estas fechas

MAR BURGUEÑO /
Guirlache de la pastelería Fantoba de Zaragoza.
icono foto Guirlache de la pastelería Fantoba de Zaragoza.

Con más de cien años de historia, pastelerías como Ascaso, en Huesca; Fantoba, en Zaragoza; o Muñoz, en Teruel confían en sus recetarios de toda la vida para elaborar sus productos estrella de la Navidad: los turrones. 

El paso de los años se puede observar en los cambios de estanterías, mobiliario o la digitalización de sus establecimientos, pero no en sus productos. Año tras año, los guirlaches, los turrones duros y blandos y los mazapanes siguen siendo los más demandados para el público que se acerca hasta estos establecimientos con ganas de endulzarse el día. 

La calidad de la materia prima es "fundamental" para todos ellos, sumada a la forma artesanal de realizar estos productos de primera. "Todo se hace a mano, nuestra forma de trabajar es artesana de verdad. Todos los días elaboramos turrones con la mejor materia prima y con el cariño que les damos", explica Ivana Molina, propietaria de la pastelería zaragozana Fantoba. Este local centenario cuenta con el trabajo de 14 personas para la elaboración de 13 variedades de mazapán diferentes y 12 de chocolate.

Pan de Zaragoza, de la pastelería Fantoba. 

Aquí los más vendidos son los de yema tostada, el pan de Zaragoza, los guirlaches y los clásicos turrones blandos y duros. "Uno de los más clásicos es el de Zaragoza, que contiene todos los mazapanes y la fruta confitada", señala Molina. 

En Ascaso, además de los más tradicionales como el blando, el duro y el de yema tostada, los más solicitados son el turrón tres cremas, el de ponche Ascaso y los trufados -de los que tienen nueve clases-. "El que se lleva la palma es el tres cremas, que es una mezcla de capas de mazapán de distintos sabores y, entre medio, tiene tres capas de chocolate y café", señala Lourdes Ascaso, de la tienda oscense. 

La confitería Muñoz, ubicada en Teruel, vende desde hace más de 130 años sus turrones, entre los que destacan los guirlaches y el turrón blando de almendra. "Nuestra peculiaridad es la forma de trabajar la almendra, que tostamos entre 15 y 20 minutos con un cazo de cobre a fuego vivo", explica Chencho Muñoz, encargado del establecimiento turolense.

Turrón Camellia, de Ascaso.

Pese a que la tradición reina en las fechas navideñas, muchos golosos también buscan sabores diferentes a los clásicos de siempre. En Muñoz han notado que cada vez un público más joven se acerca para llevarse a casa turrones más innovadores, como los de chocolate blanco con cava y frutos rojos, de chocolate, ginebra y limón y de chocolate, avellana caramelizada y cookies.

En Ascaso está cogiendo fuerza el turrón Camellia hecho con mazapán cásico con una gelatina del cítrico japonés yuzu y té verde matcha, que le aporta un color verde muy característico. "No queremos cosas estrambóticas, tenemos una línea innovadora pero siempre con materias primas que combinan muy bien", afirma Lourdes.

Además de este, recomienda el turrón Limón-Menta fresca, trufado con cítricos y la infusión de menta, y el Yann, que es "una gama de chocolate blanco trabajada con aceite de oliva arbequina y envuelto en un crujiente de chocolate y fresa que le da un color rojo totalmente natural".

Anguila de mazapán de Fantoba

Los trufados de chocolate con ingredientes como curry o 'Baileys' son algunos de los más originales que se encuentran en los estantes de Fantoba. "Damos a probar a la gente para que entiendan y eduquen su cabeza. La mayoría nos dicen que están muy ricos", cuenta Ivana.

Sin embargo, el cariño y los recuerdos son dos motivos fundamentales a la hora de comprar dulces navideños. "Aunque a la gente no les guste, compran por momentos, por recuerdos. Un ejemplo son las anguilas de turrón y mazapán que antiguamente se regalaban a los niños. La gente lo sigue comiendo porque le recuerda a su familia", reconoce.