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SOCIEDAD

La odisea de alquilar un piso cuando se tienen animales: solo el 4% admiten mascotas expresamente

La ley otorga a los arrendadores la potestad de aceptarlos o no en su propiedad. Los expertos señalan que suponen una limitación a la hora de encontrar vivienda

L. B. /
En casi la mitad de los hogares españoles vive un perro o un gato. / Canva
icono foto En casi la mitad de los hogares españoles vive un perro o un gato. / Canva

Basta un buceo superficial por las principales plataformas inmobiliarias en internet para darse cuenta. 'No se admiten mascotas' es la barrera más común con la que se topan quienes están inmersos en la odisea de encontrar un piso de alquiler en el que convivir con sus animales de compañía. De hecho, un estudio conjunto entre la Fundación Affinity y el portal Fotocasa muestra que solamente el 4% de las viviendas en alquiler permiten expresamente el acceso a familias con mascotas, porcentaje que ha bajado respecto al 2021, cuando la cifra alcanzaba el 5%.

El dato, además de llamativo, se contrapone a la realidad: en casi la mitad de los hogares españoles -en concreto, en un 44%- vive un perro o un gato, según la Fundación Affinity. “Convivir con un animal de compañía no es sinónimo de problemas, simplemente hay que cumplir unas normas básicas y creemos que hoy en día tenemos suficiente información y responsabilidad como para asegurar una buena convivencia”, indica Isabel Buil, directora de la organización. Para Buil es importante "desterrar" la idea compartida de que los animales son sinónimo de ruidos y suciedad, porque, dice, "eso no tiene ninguna base y es una creencia que merma la igualdad de oportunidades de muchas familias a la hora de acceder a una vivienda”.

En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), reguladora del mercado del alquiler, otorga a los arrendadores la potestad de aceptar o no animales en su propiedad. "El 90% de nuestros clientes no lo permiten", cuenta Noemí Aured, de la agencia inmobiliaria aragonesa Paravivir. Sobre los motivos, Aured explica que alegan, sobre todo, miedo a los destrozos que los animales pudieran ocasionar en el suelo, las puertas u otros elementos de la vivienda. "Normalmente, los inquilinos con mascotas lo tienen muy difícil para alquilar", afirma. 

Por su parte, Fernando Baena, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Aragón, se muestra más moderado: "Hay arrendadores a los que no les gusta que haya una mascota y a otros que sí. En Aragón hay muchos que sí las admiten". Aun así, Baena reconoce que, "obviamente", se trata de una limitación. 

El tamaño también es importante

Entre los propietarios que no lo descartan, Aured cuenta que, generalmente, quieren saber de qué animal se trata: "En algún caso nos dicen que están abiertos, pero que prefieren conocer a la mascota que va a vivir en su casa". "Un perro grande, evidentemente, gusta menos -apunta Baena-. Lo normal es que se trate de animales más bien pequeños, sobre todo cuando se trata de viviendas de tamaño reducido. En cualquier caso, tanto los daños como las molestias correrán a cargo del arrendatario". 

La zaragozana Ana Moreno conoce bien las dificultades de una encontrar una vivienda en la que tanto ella como su mascota sean bienvenidas. "He vivido muchos años de alquiler y he pasado por varios pisos distintos. En algunas ocasiones he ocultado que tenía perro para poder acceder a la vivienda que más me encajaba", cuenta Moreno.

Para ella, el tamaño de sus animales de compañía también supone un hándicap. "Antes, con Laika, que apenas pesaba cuatro kilos, era más fácil que los propietarios acabaran cediendo. Con Rocco, un can de 40 kilos, cuando tenga que mudarme no sé cómo lo voy a hacer", asegura.