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SECTOR DE LA NIEVE

La falta de alquileres en el Pirineo obliga a los empleados temporales a alejarse hasta 40 km de las pistas

El auge de las viviendas como arrendamientos vacacionales, más rentables para sus propietarios, es la principal causa que está desplazando a los trabajadores estacionales hasta Sabiñánigo o Jaca

LETICIA BUENDÍA /
La localidad de Sabiñánigo cuenta con una mayor oferta inmobiliaria a precios más asequibles.
icono foto La localidad de Sabiñánigo cuenta con una mayor oferta inmobiliaria a precios más asequibles.

La mermada oferta de viviendas para alquiler en el Pirineo aragonés ha provocado que las disponibles disparen su precio hasta convertirse en inalcanzables para quienes se mudan a la zona durante la temporada de invierno para trabajar en las pistas y otros establecimientos turísticos. Como resume Álvaro Salesa, presidente de la Mancomunidad del Alto Valle del Aragón y alcalde de Castiello de Jaca: "El problema no está en que haya escasez de residencias. La cuestión es que quienes quieren alquilar sus segundas viviendas, que tampoco son muchos, prefieren hacerlo por periodos cortos de tiempo para uso vacacional, que ofrece una mayor rentabilidad económica".

Debido a esta realidad, las localidades de Sabiñánigo y Jaca, por disponer de una mayor oferta y de unos precios más asequibles, se han convertido en el parche con el que los trabajadores sortean esta situación, que obliga a quienes trabajan en las pistas a desplazarse diariamente más de 80 kilómetros en algunos casos (40 de ida y otros 40 km de vuelta), además en condiciones ocasionalmente adversas por los problemas derivados de la nieve en las carreteras. "No solo es la distancia que tienen que recorrer, también es el estrés que sufren", explica Carlos Villacampa, secretario provincial del sindicato UGT en Huesca.

“Actualmente no tenemos ninguna vivienda disponible para alquiler y en toda la temporada habrán entrado unas cinco”, cuenta Tania Ricote, comercial en la inmobiliaria Valles del Pirineo, ubicada en la capital jacetana. La escasa oferta provoca que aquellas residencias que se lanzan al mercado duren muy poco en él.

“Por la parte de Sabiñánigo, los pueblos son muy pequeños y los alquileres muy caros, ya que los propietarios prefieren arrendarlos por semanas e, incluso, días”, indica Ricote, quien calcula que, actualmente, las mensualidades en Jaca, otro de los lugares donde más trabajadores temporales se hospedan, oscilan entre los 550 y los 650 euros, mientras que, en Sabiñánigo, los precios rondan los 450 o 500 euros. "La mayoría de ellos comparten", asegura.

En Benasque, por ejemplo, a menos de siete kilómetros de la estación de esquí de Cerler, de las escasas viviendas disponibles para alquiler que muestra el popular portal inmobiliario Idealista, el precio más bajo para un apartamento de 40 metros cuadrados es de 600 euros.

Desde la Asociación de Empresarios Pirineo Alto Gállego (Aepag) también denuncian esta situación: "Algunas empresas ya optan por proporcionar a sus trabajadores alojamientos, aunque esta opción no está al alcance de todas". 

Larga estancia

"Ya no es solo un problema estacional -afirma Lidia Ferrer, gerente de Aepag-. Este verano hicimos un estudio entre las inmobiliarias de la zona que reveló que es muy difícil encontrar vivienda para quienes vienen de fuera y quieren establecerse aquí". "No creemos que no deba haber pisos vacacionales, pero lo que tiene que existir es un equilibrio", subraya Ferrer.

En el municipio de Villanúa, su alcalde, Luis Terrén, apunta a la misma cuestión: "Además de para quienes se mudan para trabajar durante la temporada invernal, tampoco hay residencias disponibles para los que desean hacerlo de forma permanente y establecerse en alguna de las localidades pirenaicas". "Son dos demandas distintas, ya que el tipo de viviendas que buscan son diferentes", indica Terrén, quien asegura que, tras la pandemia, aquellas familias que se interesaron por asentarse en el municipio no pudieron hacerlo por la ausencia de oferta inmobiliaria.

Una solución estructural

El nuevo convenio colectivo del Grupo Aramón, que entró en vigor el pasado 1 de noviembre, contempla la subida del plus de transporte para paliar económicamente el coste de los desplazamientos a los que se ven obligados sus trabajadores, que en el periodo invernal ascienden hasta los 1.200, entre los que se incluyen los de las pistas turolenses de Javalambre y Valdelinares. "El año pasado hubo bastantes empleados que provenían de la Comunidad Valenciana, Madrid, Navarra y País Vasco", apunta Josetxu Uriz, presidente del Comité Intercentros de Aramón.

Todos los representantes políticos, sindicales y empresariales coinciden en que la solución definitiva para este problema pasa, necesariamente, por dos premisas: la construcción de viviendas públicas de alquiler y la aplicación de incentivos fiscales para quienes dispongan su vivienda para el arrendamiento de larga estancia.

"Hay que desarrollar vivienda pública de alquiler, que es lo que nos falta en este denominado estado de bienestar. Nos lo tenemos que plantear muy seriamente. En Europa ya se ha avanzado mucho en este sentido", concluye el secretario provincial de UGT.