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PRELAURENTIS

Huesca vive resignada su primer fin de semana bajo el toque de queda

La tranquilidad y la responsabilidad de los oscenses han protagonizado la noche del viernes

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto La plaza Luis López Allué, en el centro de Huesca, vacía tras el toque de queda.

Huesca vive su primer fin de semana bajo un toque de queda impuesto para intentar frenar los contagios por COVID-19. La primera noche se ha vivido con tranquilidad y ha reinado la responsabilidad de los oscenses, que a las 01:00 horas de la noche debían estar en casa. Un operativo especial de la Policía Local garantiza el cumplimiento de las medidas sanitarias y que no se produzcan aglomeraciones desde esta noche del viernes hasta el próximo 10 de agosto.  

Las localidades oscenses de Monzón, Barbastro y Jaca también quedan bajo el toque de queda, pero para la capital altoaragonesa no es una noche cualquiera. En años anteriores, durante estas mismas fechas, las calles se verían vestidas de verde y blanco en un fin de semana prelaurentis, que da paso al comienzo de las fiestas de San Lorenzo el lunes, 9 de agosto. 

"La cosa está mal y toca irse a casa", dice una vecina oscense. "Es una pena por el toque de queda, pero ya nos toca irnos a casa", se resigna otra. Las terrazas de los bares y restaurantes recogen mesas y sillas a partir de las 00:30 horas, hora del cierre de la hostelería. "Cada vez se nota que la gente tiene más ganas de salir, llega el verano, el buen tiempo y cuesta más decir que es la hora", cuenta una camarera. "Es una pena que haya gente irresponsable y eso nos afecte a los demás", replica otro hostelero de la capital.