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FESTIVALES

Festivales contra la despoblación o cómo pueblos de 15 habitantes pueden atraer a miles de visitantes

Pequeños municipios aragoneses organizan grandes eventos. El Bosque Sonoro en Mozota (Zaragoza), el Brizna Festival en Ayerbe (Huesca), o el Festival contra la Despoblación de Allepuz (Teruel) son algunos ejemplos

ARAGÓN NOTICIAS /
Concierto de La Bien Querida en el Festival BRIZNA./ OCRE - Javier Rosa.
icono foto Concierto de La Bien Querida en el Festival BRIZNA./ OCRE - Javier Rosa.

El medio rural se ha convertido en el mejor escenario para la celebración de pequeños festivales de música que, pese a su formato reducido, congregan a miles de personas. La ampliación de los servicios y accesos a los municipios, esenciales para la organización de los conciertos, redunda en mejoras para los vecinos, que ven como un evento puntual se convierte en sinónimo de economía en la zona

Las Parras de Martín, un municipio de 15 habitantes enclavado en las montañas de las Cuencas Mineras de Teurel, acoge del 18 al 20 de agosto el Festival Folclore Vivo. La Asociación Cultural 'El Chorredero' y el reconocido músico zaragozano Raúl Márquez crearon el certamen en 2018 para luchar contra la despoblación, llenando el pueblo de música, actividades y vida. "En la última edición hemos llegado a 400 personas por concierto y unos 1.200 espectadores entre todas las actividades", apunta.

"Entre las tres ediciones, sumamos unas 3.000 personas", explican desde la organización. Para ello, el Ayuntamiento y la organización transforman tanto el pueblo como los servicios municipales para acoger y atender a todo el público: se refuerza la limpieza, la recogida de basuras, los suministros... "En los grandes festivales, está todo perimetrado, acordonado. Aquí lo hacemos en la calle, la gente abre sus casas, todos colaboran, montan barras improvisadas, se ayuda a organizar cenas y meriendas, tanto de los grupos que van a tocar como quien va a visitarles", indica Joaquín Moreno, alcade de Utrillas, municipio a que pertenece Las Parras de Martín. 

Pero este no es el único ejemplo. Más allá de eventos ampliamente conocidos, como, por ejemplo, Pirineos Sur, el Amante, el Polifonik o el Vive Latino, en Aragón existen festivales en el medio rural donde el impacto social prima sobre el económico. Es el caso de El Bosque Sonoro, que se celebra en Mozota (Zaragoza),  el Brizna Festival, en Ayerbe (Huesca), o el Festival contra la Despoblación de Allepuz (Teruel), que se celebran sin aglomeraciones, ni colas kilométricas, aprovechando la luz del día e impulsados por asociaciones, pequeñas empresas o instituciones.

Si nos vamos hasta el Festival contra la Despoblación, que tiene lugar en octubre, todavía no ha desvelado su cartel para este año. En la pasada edición contó con Tremenda Jauría o los Funkiwis, grupos destacados a nivel nacional y asiduos en macroconciertos. 

"No tenemos un conteo exacto, pero creemos que podrían ser alrededor de un millar de personas", explica Isabel Fernández, alcaldesa de Allepuz, en referencia al público que se acerca hasta el certamen. Valora, además, muy positivamente el impacto que se genera en el municipio. "Los alojamientos del pueblo y de la Comarca se llenan, hay mucha repercusión en el bar y en la venta que hay en las afueras. Cada año hay que habilitar nuevos espacios para seguir acogiendo gente", asegura.

El festival sale adelante gracias a los vecinos y al gran trabajo de la asociación, que tiene gente muy implicada, apunta. "Nos gustaría que este evento no solo fomente la música, sino también que conciencie sobre el problema de la despoblación. Que las charlas y actividades que se organizan hagan calen en la sociedad e, incluso, que sirvieran para llegar a acuerdos", asegura. 

El Bosque Sonoro, modelo de éxito internacional

El Bosque Sonoro es otro ejemplo de éxito. Nació por el empeño de unos vecinos de Mozota, profesionales del sector de los eventos y la música, que apostaron que era posible realizar un festival ajustándose a los protocolos sanitarios. Esos entusiastas son ahora OCRE, una promotora que trabaja para que la música y la cultura sean motor de dinamización en el medio rural. El primer año con el público sentado, el segundo distribuidos en 'nidos' y con un sistema para pedir consumiciones a través del teléfono, les han convertido en referencia a nivel internacional. Tanto que han logrado el Premio al 'Festival más innovador' en los IX Premios Fest. 

"Los pequeños tienen ese carácter social, se tiene muy en cuenta al pueblo, hay mucha comunicación con los vecinos", explica Víctor Domínguez, director de OCRE, que organiza también El Bosque Sonoro, Briza Festival y el Doña (en La Almunia). Lo que durante tres días es un festival para el público, para el pueblo se convierte en una transformación para todo el año. "Las zonas que se arreglan o mejoran se pueden disfrutar todo el año, también el acondicionamiento de accesos, o espacios como los camerinos, que son unos contenedores y que durante el resto del año funcionan como un espacio de coworking", asegura Domínguez. 

"Además de generarse empleos directos para la organización, las empresas locales se benefician tanto por los alojamientos y el cáterin, como por el alquiler o compra de espacios para habilitar un párquin o zona de acampada. Además, es la excusa para mejorar servicios y acondicionar espacios: accesos, instalación eléctrica, la piscina municipal...", explica el director de OCRE. "También creamos marca del pueblo, se favorece que regresen los descendientes de la zona, que tengan más ganas de venir y que hablen orgullosos de lo que se hace allí", comenta. 

Foto: Festival Bosque Sonoro./ Javier Rosa.

"El primer año, en 2020, fuimos a por todas. Hicimos una inversión de 600.000 euros y perdimos 20.000, ahora nos estamos recuperando con ayudas europeas", recuerda.

El Bosque Sonoro, en Mozota (123 habitantes), ha cerrado su edición de 2023 con prácticamente un 'sold out': 3.000 asistentes, que han disfrutado de grandes artistas, como Amaia, La Casa Azul, Iván Ferreiro o León Benavente. Mientras que el Brizna, en Ayerbe, ha congregado en su última edición a más de 8.000 personas. 

Otros festivales

Estos son solo unos ejemplos de los eventos que se celebran en Aragón, pero hay muchos más: Sáhara Colour Rice, en Campo, donde este año actuó Au'Astí y SHO HAI; el Poborina Folk, en El Pobo, o el festival Rondadora, en la Cabezada, son otros casos de éxito en el medio rural.

También existen otros formatos, con actuaciones divididas en diferentes días, como el Festival Veruela Verano o espacios como el Festival de los Castillos. Además, existen otros festivales temáticos como el Orés Mágico, el Manhattan Fest de cine en Murillo de Gállego, el Festifalk de Alcalá de la Selva o el de Música Clásica y Coral de Cabra de Mora. 

Una oferta de cultura y de música que no deja de reinventarse y que encuentra en Aragón un lugar perfecto para explorar y desarrollar nuevos formatos.