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RELACIONES INTERNACIONALES

El supuesto temor a que obtengan tu ADN y otras rarezas de los líderes mundiales

El espacio que separó a Macron y Putin en su reunión en el Kremlin no fue solo cuestión de distancia, sino de sospecha y desconfianza

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Momento de la reunión entre Putin y Macron, la pasada semana.

La crisis de Ucrania hizo que el presidente francés y el ruso, Emmanuel Macron y Vladimir Putin, respectivamente, se reunieran la pasada semana en torno a una mesa. La distancia que les separó mientras estuvieron sentados dio mucho que hablar, ya que probaba también la desconfianza que se ha instalado en las relaciones internacionales entre los líderes políticos mundiales. Macron se negó a hacerse una prueba PCR y, de ahí la distancia que mantuvieron, porque desconfiaba de que pudieran extraer su ADN y utilizarlo con otros fines. Pero, ¿es posible extraer ADN a través de un test PCR? La respuesta es afirmativa. 

La jefa de sección de Genética del Hospital Miguel Servet, Silvia Izquierdo, ha explicado esta mañana en el programa Buenos Días de Aragón TV que sí es posible extraer el ADN a través de esta prueba, al igual que se puede de cualquier otra muestra, como un pelo, por ejemplo. Izquierda ha añadido que, no obstante, "a día de hoy, en cualquier laboratorio el tratamientos de las muestras es absolutamente confidencial y no se podría extraer para ningún otro fin". La responsable del servicio ha explicado que hacen más de 8.000 estudios genéticos y que este es un trabajo "clave" para decidir el tratamiento de muchos pacientes o saber su predisposición para padecer alguna enfermedad hereditaria. 

Una sospecha kilométrica entre dos mundos

La gran mesa que separaba a Macron y Putin fue una prueba de la desconfianza que se ha instalado en las relaciones entre los líderes políticos mundiales. Dicen que quienes dirigen el mundo confían en muy pocas personas... Putin y Macron no lo hacían... Cuatro metros no eran solo eso, sino la sospecha kilométrica entre dos mundos.

Al otro lado de Occidente, del líder del Kremlin no se conoce casi nada. Ex agente de la KGB, mantiene su mirada impertérrita, heladora. Entrenado está, en la fría Rusia. Deportista de elite, no prueba ni una sola gota de alcohol.
Pero eso precisamente no tiene por qué ser sinónimo de líder político. Su aliado bielorruso, sin embargo, recomendaba vodka contra la COVID. Y algo más cerca, en el 10 de Downing Street, en Londres, cuando llegaba la noche, hubo fiestas cuando en pandemia estaban prohibidas. De su pelo, su aspecto y su nula timidez, el primer ministro inglés, Boris Johnson, ha hecho su propia marca.

La noche está hecha también para negociar. En el Consejo Europeo, los líderes han hecho de las madrugadas y de los tiempos de descuento, el mejor momento para llegar a acuerdos, casi por agotamiento.
Los hay quienes se sienten seguros por televisión y presentan programas. Y otros huyen de ella. De Kim Jong Un, líder supremo de Corea del Norte, apenas se le conoce la voz, pero sí sus obsesiones. El líder norcoreano viaja con su propio retrete. Asegura que sus excreciones contienen información imprescindible para la seguridad de su país.

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