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PEDIATRÍA

El tipo de leche de fórmula podría tener incidencia en la piel atópica de los bebés

Un estudio, en el que participa IIS Aragón y 200 aragoneses, explora la relación de esta enfermedad con el consumo de la proteína de la vaca y la cabra en lactantes. Los pediatras observan un aumento "considerable" de determatitis en los últimos años

ARAGÓN NOTICIAS /
Imagen de archivo de una consulta pediátrica.
icono foto Imagen de archivo de una consulta pediátrica.

La incidencia de piel atópica en lactantes y población infantil está creciendo de forma considerable en la última década. 20 millones de niños sufren esta enfermedad que se vincula estrechamente con otras alergias y asma. Diferentes estudios reflejan una menor incidencia en los bebés alimentados con leche de fórmula procedente de la lecha de cabra, en lugar de la de vaca. Una conclusión que pretende refrendar un estudio multicéntrico en el que participa el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS), junto a otras universidades de España, Polonia y Alemania.

La piel atópica se debe a un defecto en la estructura de las capas superficiales de la piel. En muchos de los casos porque "se carece de una proteína llamada filagrina", explica Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría (AEP). En sus más de 30 años de experiencia está observando un aumento "considerable" de esta enfermedad. "En los últimos años, se ha duplicado la incidencia de piel atópica y alergias en la población lactante e infantil. En este rango de edad los síntomas comienzan antes, cuando solían aparecer en torno a los ocho años", explica.

Entre un 15% y 20% de los niños y un 10% de la población adulta padece dermatitis atópica. La causa se debe a múltiples factores, desde causas ambientales o genéticas, pasando por estados emocionales o de alimentación. "Es una enfermedad que aparece en brotes, de manera improvisada, y el control de los mismos es fundamental para intentar evitar lo que se denomina marcha atópica, por la cual pueden ir apareciendo diferentes enfermedades como rinitis alérgicas o intolerancias alimentarias", apunta Cenarro.

En los bebés se manifiesta en primer lugar en las zonas externas del cuerpo, como los mofletes, tórax y espalda. En una segunda fase puede localizarse en el dorso de las manos y zonas de flexión. Tal y como afirma la pediatra: "Estos síntomas suelen desaparecer. Para ello, es muy importante la consulta con los profesionales, quienes recomendaremos el tratamiento más eficaz incluidos los corticoides o los inhibidores de calcineurina", señala.

Investigaciones científicas han demostrado que mantener la barrera cutánea sana, sobre todo en el primer año de vida, "puede frenar la marcha atópica, por eso es muy importante la utilización de cremas hidratantes en los bebés", aconseja.

Los pacientes con este tipo de dermatitis no sólo sufren las consecuencias físicas de la enfermedad, también las psicológicas, ya que "el picor puede llevar a empeorar su calidad de vida debido al insomnio".

Estudio ciego: leche de vaca o leche de cabra

Los efectos de la alimentación infantil con leche de fórmula de cabra o de vaca sobre la dermatitis están siendo examinados por el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS). El estudio se realiza a nivel internacional, está dirigido por Gerardo Rodríguez, y en él participan 2.300 lactantes, 200 de ellos procedentes de Aragón.

A los padres, una vez han rechazado unilateralmente la leche materna como forma de alimentación, se les invita a formar parte del proyecto. "Es la manera de que los estándares de ética del estudio sean escrupulosos", asevera Rodríguez, catedrático de Pediatría en la Universidad de Zaragoza y especialista en el Hospital Clínico. Si aceptan, recibirán durante 365 días, de forma aleatoria y secreta, un tipo de leche, de vaca o cabra, con idéntica composición nutricional. Se garantiza así el correcto crecimiento y desarrollo del bebé. Las fórmulas son fabricadas en Nueva Zelanda y cumplen con las actuales directivas europeas. Ni las familias, ni los investigadores conocen qué leche reciben.

Los participantes sólo podrán ser alimentados con la leche asignada durante su primer año de vida. Carla Glaría, de Zaragoza y madre de un bebé de cinco meses, no se lo pensó dos veces. "Creo que colaborar en este tipo de estudios es muy importante para avanzar en el conocimiento de una enfermedad que afecta muchos niños. A nuestra familia no nos supone un gran esfuerzo en comparación con los beneficios que puede generar", indica.

Por delante todavía quedan, al menos, cinco años de investigación. De momento, unos 200 bebés han completado el año que dura para ellos el proyecto. Gerardo Rodríguez recuerda que estas primeras fases de la alimentación de un neonato son cruciales en el comportamiento que tendrá a lo largo de su vida. Marcará su crecimiento, su predisposición a la obesidad, etc. Por eso es muy importante, recalca este investigador, que las conclusiones sean satisfactorias. "Es sembrar salud para el futuro", zanja.